DIECISIETE

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Despues de unos días mi vida comenzaba a cobrar un ritmo que me agradaba.

Iba a trabajar, almorzaba con Sango la cual comenzaba una especialización en niños y adolescentes, volvia al trabajo y luego, tras ello, pasaba el resto del dia junto con Inuyasha, el cual estaba adaptandoce al trabajo de gerente que, gracias a mi padre, había logrado conseguir.

Cabe recalcar que, en todos sus años de vida, Inuyasha había estudiado varias cosas para pasar su aburrimiento, entre ellas administración de empresas y liderazgo. Si, sonaba como un maldito cliché, pero asi era.

Al salir de mi trabajo, luego de charlar con Amanda, la psicóloga que estaba ayudándome, me encontré con un sonriente Inuyasha en la calle, que me esperaba con un ramo de hermosas rosas rojas. Me acerque a él, sonriendo y nos fundimos en un abrazo que me lleno de dicha.

-Hola, pequeña – Me aleje de él y bese sus labios, mientras me abrazaba con fuerzas – Estas son para ti.

- Muchas gracias, cariño – Tome su brazo y comenzamos a caminar hacia nuestro hogar - ¿Cómo te fue hoy en el trabajo?

- Muy bien. Nunca pensé que firmar papeles fuera tan agotador. Solo quiero llegar y ver una película mientras comemos palomitas de maíz – Bromeo, logrando hacerme reir - ¿Y a ti?

- Amanda me dijo que hoy la llamaron de una clínica muy prestigiosa para pedir recomendaciones sobre mi. Quizas me llamen para que comience mi propia carrera – Murmure con alegría, sintiendo como él me abrazaba sobre los hombros.

- Seguro que te van a llamar, pequeña. Eres la mejor. De eso estoy seguro – Beso mi cabeza y yo solo sonreí. No podía creer lo perfecta que se tornaba mi vida – Esto hay que celebrarlo...

- ¡Kaghome! – Al escuchar ese grito, mi sangre se helo por completo. No podía ser. Tenia que ser un maldito chiste. Esa voz...

- Kouga – Jadee con temor, logrando que mi cuerpo se tense, girándome para mirarlo a la cara. Estaba totalmente demacrado, muy flaco, con barba larga y su ropa sucia. ¿Por qué estaba allí? Habia pasado todo un año sin saber de él. Todo un maldito año. ¿Por qué ahora? ¿Por qué cuando todo me estaba saliendo bien? – Claro. Naraku había logrado mantenerlo alejado de mi, al no estar Inuyasha a mi lado – Pense, mientras apretaba con fuerza el brazo de Inuyasha.

- No puedes estar con ese maldito infeliz otra vez, Kaghome – Gruño, acercándose a nosotros. Inuyasha se tenso y se coloco delante mio.

- ¿Qué demonios quieres, maldito lobo? Alejate de Kaghome – Kouga lo miro con su mirada colérica y fuera de si y mi miedo aumento. Inuyasha ya no era un demonio y ese desquiciado podría dañarlo. Tenia que detener esto como sea.

- ¡Deja a Kaghome de una maldita vez! – Grito colérico y dio un paso hacia nosotros – Ella es mia – Gruño como un perro rabioso.

- Es lo que tu piensas, Kouga. ¿Por qué no admites que su relación termino? La lastimaste mucho, y ella merece ser feliz. Dejala ser feliz.

- ¡No! ¡Ella es feliz conmigo! – Comenzo a acercarse lentamente y yo, creyendo que se lanzaría sobre Inuyasha, me puse entre medio de ellos. No tocaria a mi demonio.

- Basta, Kouga. Dejame en paz – Gruñi, juntando coraje del fondo de mi alma. Estaba totalmente cansada de toda esta situación y no dejaría que lastime a Inuyasha – Te ame y no lo supiste valorar. Me lastimaste mucho. Jugaste conmigo como quisiste, y no te arrepentiste en ningún momento, Kouga. Quiero ser feliz y eso no sucederá al lado tuyo. Y tampoco al lado de Inuyasha, porque busque mi felicidad yo sola, pero la quiero compartir con él – Al escucharme, sus ojos se abrieron y su semblante se volvió confuso. Estoy segura que no esperaba que yo, la mujer que siempre había sido sumisa, le contestara de esa manera – Vamonos, Inuyasha – Al ver que no decía nada, tome la mano de mi demonio y comenzamos a caminar nuevamente. Deseaba con todas mis fuerzas alejarme de ese maniaco.

KAME NO AKUMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora