CINCO

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Al terminar nuestro almuerzo, lave los trastes y me propuse a vestirme. La nieve aun seguía cayendo y, aunque deseaba con toda mi alma quedarme a ver una película al lado de la chimenea, tome mis libros, mi bolso y comencé a abrigarme.

Al girar hacia la salida vi como Inuyasha se colocaba un saco negro, con guantes, bufanda y gorro de un tono azul Francia que resaltaba sus ojos dorados como el sol. ¿Por qué tenia que ser tan guapo? Era increíble que tanta belleza pudiera entrar en un solo hombre.

-Deja de pensar cosas indebidas de mi, Kaghome – Me miro fijamente y escalofrio recorrio mi espina dorsal. ¿Cómo no hacerlo? Si ese hombre era la pura tentación en persona.

- No lo hago – Menti – ¿Qué haces?

- Te acompañare.

- No es necesario.

- Si lo es – Se acerco a mi, me entrego mi bolso y con su mano en mi espalda comenzó a guiarme hacia la salida. La verdad era que no me molestaba para nada que lo hiciera, pero no podía tirarme a sus pies como lo hacían todas. Aun tenia algo de orgullo en mi - ¿Sucede algo? – Me pregunto, rompiendo mi burbuja de ensueño.

- No, nada. Solo que intento recordar la lección que tengo que dar en las primeras horas – Lo mire sonriendo, sintiendo como ese momento era lo mas normal que me ocurria en mucho tiempo... Sin contar que era un demonio, claro – Filosofia me tiene mal. No alcanzo a comprenderla como me gustaría y temo no pasar el semestre culpa de esa materia.

- Si necesitas ayuda, yo puedo explicarte – Nuevamente mi vista se fijo en él – Si, comprende bastante sobre la filosofía. Demonio, ¿Recuerdas?

- Si, tienes razón. No se porque aun me sigo sorprendiendo con lo que me dices – Bromee y, por primera vez, lo vi sonreir genuinamente.

- ¡Kaghome! – Al oir el grito de mis amigas nuevamente volvi a la realidad. En la entrada logre vislumbrar a esas dos jovencitas que me saludaban con animos.

- Yuka. Ayumi. Buen dia – Ambas me saludaron con una sonrisa, pero su vista automáticamente se fijo en el joven que venia a mi lado. Ninguna de las dos pudo disimular su admiración hacia ese hombre. Mis ojos sin quererlo se pusieron en blanco. Si, si, es un bombon, lo se – Les presento a Inuyasha.

- Un gusto, Inuyasha – Yuka lo miro fijamente, sonriendo con esa sonrisita de maldad - ¿Eres el novio de mi amiga?

- No...

- Si. Somos novios – Me interrumpio, con una sonrisa compradora y totalmente falsa -

- ¿Y como nosotras no sabíamos de esto, Kaghome? Pense que eramos amigas – Se burlo Ayumi, logrando que mis mejillas se sonrojasen.

- Es que... Hace poco que salimos – Menti, pellizcando la mano de ese maldito que solo me ponía en aprietos.

- No me duele, cariño – Susurro en mi oído, causando que un escalofrio recorrar mi espalda - ¿A que hora sales hoy, bella?

- A las 6 de la tarde, cariño – Sisee entre dientes, haciéndolo reir. Se acerco mas a mi, tomando mi cintura entre sus brazos, logrando que mi corazón comenzara a latir con rapidez y mis mejillas se sonrojaran. Sentia como en cualquier momento me explotarían.

- Entonces te esperare aquí – Y, para bien o para mal, beso mi mejilla con cariño para luego alejarse caminando como si fuera el amo y señor del mundo. Pude ver como todas las féminas se giraban solo para verlo, mientras mi corazón seguía latiendo desbocado.

- Asi que... Inuyasha, ¿Eh? – Mis mejillas volvierona sonrojarse, mientras mis amigas me tapaban en preguntas. Nuevamente maldije a ese demonio ya que tenia que inventar una super historia de amor que no era real.


***

-Asi que esa humana ha comenzado a sentir cosas por Inuyasha, ¿Eh?. Muy interesante – Tomo la copa que esa mujer le daba y luego de tomar un largo trago, tomo sus cabellos y guio su boca hacia su miembro erecto, logrando que lo coloque en esa jugosa y carnosa boca – Mas fuerte, perra – Gruño, sintiendo los primeros estragos de placer que entraban en su cuerpo - ¡Onigumo! – Entre un manto de humo gris apareció un hombre de cabellos negros.

- Mi señor – Se arrodillo a los pies de su amo, sin prestarle atención a la mujer que le prestaba sus servicio.

- Necesito que vayas a hablar con Inuyasha...

***

Al terminar las agotables horas de clases, por fin la campana de termino sono. Recogi mis cosas y comencé a caminar hacia la salida sintiendo como mi estomago se estrugia de solo recordar que ese hermoso demonio pasaria por mi.

Al salir lo pude ver, recostado contra la columna con su saco negro y su bufanda azul. Las féminas que caminaban por allí no dejaban de mirarlo y, aunque era tentador, él solo miraba fijamente hacia mi lado, ¿Acaso no seria el novio perfecto? Sin quererlo una sonrisa se esbozo en mi rostro mientras mas me acercaba a él.

Al llegar a su lado logre vislumbrar una minima sonrisa que se pintaba en su rostro. Sin preveerlo me tomo de la cintura, atrayéndome hacia su enorme pecho. Podia sentir como su calor inundaba mi cuerpo y ni la nieve que caia sobre nosotros lograba enfriarme. ¿Por qué me sentía asi con él? ¿Acaso todo era por causa de ser un sirviente de Satanas?

Bajo su rostro hacia mi cuello, acariciando mi piel con su nariz y me estremeci por completo. Sentia como volaba entre las nubes y por nada en el mundo deseaba bajar de allí.

-Hola, cariño – Murmuro con suavidad y juro que crei que en ese momento podría llegar a acabar en mis bragas - ¿Estas lista para irnos? – Mi corazón volvió a acelerarse como lo hizo temprano en la tarde. No comprendia si era a causa de voz sensual o de su calido aliento chocando contra mi, pero mis piernas comenzaron a temblar levemente. Solo pude asentir con mi cabeza ante su interrogante – Por fin pude dejarte sin palabras – Se burlo y la burbuja que cree se rompió. La vergüenza comenzó a inundarme y sentí mi rostro arder.

- ¿Qué dices? – Me aleje de él, notando esa maldita sonrisa burlona – Suelta, suelta, suelta – Me separe y al instante el frio me inundo. Maldita sea. Todo culpa de ese demonio.

- Ahorrate el papel de enojada – Volvio a burlarse y coloco su mano en mi baja espalda – Vamos a tomar algo, yo invito – Era un maldito. Sabia como comprarme.

- ¿Con pastel? – Pregunte con suavidad.

- Claro. Con pastel – Tomo mi mano y, a pesar de tener guantes, pude sentir como el calor traspasaba la tela. Aun con nuestras manos juntas, las metio dentro del bolsillo de su saco y esa intimidad que sentí, jamas la había logrado con nadie. ¿Acaso seria asi de caliente en la cama? No pude evitar sonrojarme ante esa idea y sacudir mi cabeza para olvidarme de eso – Deja de pensar cosas indebidas conmigo, pequeña – Tiro de mi mano logrando que golpee levemente contra su pecho. Lo mire como pude, sorprendiéndome al ver una sonrisa en su rostro. Una sonrisa muy sensual – No pienses en esas cosas, pequeña, solo tienes que pedírmelo y te lo demostrare – Tomo mi mentón con suavidad y movio mi cabeza a un lado, dejando mi cuello al descubierto. Bajo su rostro y paso su lengua con mucha lentitud sobre mi piel, causando estragos en mi cuerpo. Me dio leves besos y mi mente se desconecto por completo, solo podía concentrarme en esa sensación que llenaba cada una de mis celular de lujuria. Sus labios eran como brasas que me quemaban pero me gustaba. Queria sentir mas, mucho mas. Inconscientemente me acerque mas a él y su brazo se prendio de mi cintura. Escuche su jadeo y mis labios se abrieron en un gemido mudo que escapaba de lo mas profundo de mi ser. ¿Cómo era posible que se sintiera asi con tan solo unos besos? Maldicion. Queria que la llevara a la cama en ese momento. Mi propio cuerpo me traicionaba, al igual que mi mente.

Me repetia que era un demonio, que me podría llevar al mismo infierno y, aun asi, no me importaba. Necesitaba que me tomase en ese momento. Pero cuando crei desfallecer por el placer, sentí como Inuyasha me tomaba con mas fuerza y saltaba hacia atrás, conmigo incluida. 

KAME NO AKUMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora