—¿Realmente esto es necesario? —preguntó Mateo una vez más
—Fué una decisión de la familia hijo, no podemos intervenir. —respondió Peligro
El muchacho bufó, y siguió bajando las escaleras con una caja repleta de cosas en sus manos. No le gustaba mucho estar sacando las cosas de su Ari, pero entendia también que era una decisión que su familia llegó a tomar, y no le quedaba otra que respetarla.
Los papás de Ariadna tomaron la decisión de mudarse, y claramente con ello, las cosas de la chica también.
Mateo y su padre los ayudaban con el tema de vaciar la enorme casa, no pensaban que esto pasaría pero el morocho suponía que era lo mejor. La sala y la cocina ya estaban totalmente vacias, sin muebles y sólo se podian observar las cuatro paredes.
Sólo quedaban algunas habitaciones
El rapero dejó en el suelo la caja con mucho cuidado, ya que contenia algunos objetos de valor. La apoyó y volvió a subir las escaleras, mientras los demás también ayudaban
Ahora venia la peor parte para él.
Suspiró tratando de calmarse y así evitar las lagrimas, porque no encontraba otra manera de descargarse ante todo esto. Llegó hasta la puerta rosa pastel y ahí... miles de recuerdos lo invadieron una vez más.
Mordió sus labios, aguantando el llanto. Como la puerta estaba abierta, podia ver perfectamente el interior y claramente, no le estaba generando nada bueno estar viendo todas las cosas de su chica luego de tanto tiempo.
Decidió entrar, pero no se apuró en hacerlo. Queria analizar y grabar cada pequeño rincón de esta habitación, en la que tenia incontables recuerdos con el amor de su vida.
Los peluches fueron los primeros en llamarle la atención al morocho. Muchos de ellos, eran regalos de él hacia ella. Ariadna amaba los peluches, de todo tipo. Era como un niña de cinco años, la felicidad que le generaban era increíble, y Mateo amaba presenciar eso.
Le gustaba verla sonreir
Con miedo, comenzó a tocar la pequeña mesita de luz que se encontraba al lado de la cama con colchas rosas pasteles, recordando todos y cada momento que vivió allí.
Los sábados siempre los pasaba con ella. Nunca se aburría. Ambos eran muy divertidos y eso los llevaba a armar planes tremendos para pasar el rato, realmente era el uno para el otro.
Los siguiente que lastimó su pecho con sólo observar, fué la cama de su chica. Ordenada a la perfección como siempre le gustaba a ella. Miró, más no podia hacer. A Mateo le estaba costando mucho recorrer ese lugar tan significativo para él, pero sabía que le iba a servir despedirse de ella en este sentido también.
Siguió recorriendo, las paredes aún tenian los diplomas que Ariadna habia ganado con mucho esfuerzo. A su nena le encantaba el Derecho y su sueño era ser abogada. Algo que claramente, no se iba a poder cumplir.
Y a Mateo le hizo mierda darse cuenta de eso
Ella tenia muchos planes, y en varios de ellos estaba incluido él. Por vueltas y cosas de la vida, nada de eso se iba a concretar.
Se paró en frente del espejo, mirando las pequeñas fotos que estaban pegadas en la madera. Recordaba las veces en que pudo verla maquillarse justo en donde se encontraba ahora, e incluso todo el maquillaje seguía ahí, intacto.
Eso lo tranquilizó
Saber que nadie se habia atrevido a tomar o mover las cosas de su princesa, realmente le daba una tranquilidad buena. No seria justo que se aprovecharan de todo eso cuando ella ya no está, para nada.
Matu sonrió y las primeras lágrimas salieron cuando vió su primera foto con ella, también en la madera del espejo, ambos con una sonrisa y disfrutándose.
Lindos tiempos, pensaba él
Pasó su dedo índice por todo el mueble. De alguna manera sentía que ella seguía ahí, en sus cosas. Miró por última vez y siguió caminando, hasta toparse con el ropa color blanco de Ari.
Abrió las puertas, sin problema. Estaba como en su casa y lo sabía. Ariadna se habia encargado de hacerle sentir eso mientras vivía, y él hizo exactamente lo mismo. Ambos pertenecían a la familia del otro. Y como se lo esperaba, el delicio aroma salía de ese bendito ropero.
Él amaba el perfume que ella solía usar. Siempre se lo repetía.
Lo primero que divisó fué muchos de sus buzos, esos que ella le pedía con la excusa de que le hacia frio, y jamás se los devolvía. Pero a Matu le daba lo mismo. Su ropa le quedaba mejor a ella que a él, es por eso que no se hacía problema.
—También la extraño —apenas escuchó una voz, giró inmediatamente para ver de quien se trataba, aunque claramente ya suponia quien podía ser.
Su suegra lo miraba con una mueca triste, pero de todas maneras le intentaba sonreir.
Mateo sólo le asintió, para luego seguir viendo la ropa de su chica. La mamá de Ari se encontraba con una caja vacía en sus manos, pero el morocho supo que comenzó a juntar todos los objetos cuando escuchaba el sonido de cosas caer en la caja. No dijo nada al respecto, siguiendo con lo suyo.
Encontró algo muy especial, y hasta sonrió cuando lo vió
—¿Puedo quedarme con esto? —se animó a preguntar, sonando tímido
Volteó hacia la señora mayor, con el pijama de su novia en las manos. Lo quería por el simple motivo de que ambos tenian el mismo; un pijama de stitch, sólo que el de Ari era en color rosa, y el de Matu en celeste. Era algo especial ya que fué su primer regalo como novios, ambos ahorraron y pudieron comprarlo por su propia cuenta.
Tenerlo en sus manos sólo hacia que la extrañe más
La señora mayor le dió una sonrisa, mientras le asintía con la cabeza sin problema.
—Claro que sí —confirmó, aún sonriendo
Matu le sonrió también. O bueno... eso intentó. Si fuera por él, se llevaría todas las cosas de su novia, pero entendía que no era lo correcto. Por más que le gustara tener cosas de ella, se conformaba más que nada con las cosas vividas.
Sabía que los momentos y recuerdos valían más que lo material.
trueno
trueno Sos el lugar al que siempre quiero volver.
comentarios desactivados
•••
Quedan tres capítulos❤
Gracias por tanto amor. Las amo :)
ESTÁS LEYENDO
Ariadna | Trueno ✓
FanfictionTERMINADA ✓ Historia Corta "Si me ves por alguno de tus pensamientos, abrazame que te extraño" No acepto copias ni adaptaciones