Capitulo 09

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—Hola mi amor... —susurró Mateo, mientras sonreía y a la vez se sentía morir por dentro

Despacio, fué sentándose en frente a la placa que contenía el nombre y fecha de fallecimiento de su novia. Si, se encontraba en el cementario. No tenia pensado venir, ya que la idea le aterraba por completo, pero un dia tan importante no podía dejarse pasar sin felicitarla, por más de que ella ya no lo acompañara fisicamente.

Ariadna cumplía sus diecinueve años

En estos momentos debería estar festejando con sus seres queridos, tal como le gustaba a ella, pero por cosas y vueltas de la vida, la situación era otra completamente distinta.

Mateo estaba sentado en el pasto, con sus piernas cruzadas y sus manos arrancando un poco de pasto cada cuanto. Miraba detenidamente la placa de metal que se encontraba en frente suyo

Ariadna Martinelli
Q.E.P.D

Aún no lo creía.

Se negaba rotundamente a la idea de que su bonita estuviera allí, enterrada a quien sabe cuantos metros bajo tierra, sin haber podido disfrutar la vida que le quedaba. Le parecía totalmente injusto. ¿Porque existen personas que arrebatan la vida así como así? Posta que no lo entendía.

Habia prometido no llorar pero... ¿como no hacerlo? Era el amor de su vida del que estábamos hablando, no era para menos y tenia todo el derecho del mundo al sentirse así. Él la amaba y la sigue amando, eso nunca va a cambiar.

Queria hablar e iba a hacerlo, sólo que el nudo en su garganta no ayudaba mucho que digamos.

—Primero que nada, feliz cumpleaños bonita mía —comenzó, formando una hermosa sonrisa en su cara

Hace días que no sonreia de esta manera, pero al estar en compañía de ella, sabia que podia lograr muchas cosas e incluso sacar los sentimientos más guardados que Mateo conservaba. Ari era su mundo y lo dominaba en el buen sentido.

Sintió que las lágrimas ya caían lentamente por su mejilla, pero no le dió importancia.

—Ayer te soñé —siguió, aún con su voz cortada —Desde que no estás lo hago, apareces en mis sueños siempre. Sonreías y parecia que estabas aquí, conmigo. Eso hizo que te extrañara más...

Hasta ahora no se habia dado cuenta de lo mucho que necesitaba "conversar" de alguna manera con ella. Mateo buscaba apoyo en su alrededor, en personas que sí estaban fisicamente con él para que de alguna manera lo escucharan, pero se equivocó por completo.

Hablarle a su Ariadna era el mejor apoyo que tenía.

—¿Sabes? Me está costando una banda soltarte. Es que...

Quedó en silencio unos segundos, cuando sintió que las palabras ya no podían salirle más. Y así fue como bajó su cabeza, para comenzar a llorar en silencio y sintiendose cada vez menos vivo.

El pecho le dolía de una manera horrible. Sentia que ya no le quedaba nada...

Volvió a alzar su vista, con sus ojos ya completamente rojos debido al llanto. Su puño estaba completamente mojado a causa de las miles de lágrimas, pero eso tampoco le importaba o le llamaba la atención.

Tomó aire, cerrando los ojos y tratando de alejar esos miles de recuerdos bonitos que le aparecian en su cabeza. Respiró, tranquilizandose de a poco.

No se arrepentía de haber venido, pero la estaba pasando bastante mal...

—En medio de todo esto, algunas veces pienso que aún estás aquí conmigo, que regresas, me abrazas y me dices que no esté triste, pero todo desaparece cuando me doy cuenta de que nada de eso es verdad. —secó un poco sus lágrimas —Y es que te extraño, bebé. Te extraño de mil modos y siempre lo haré, nunca dudes de eso.

De alguna manera, Mateo sentía y presentía que Ariadna lo escuchaba, sin dudarlo. Y por otro lado, una opción más segura es que ya estuviera volviendose loco, pero no lo confirmaba del todo e insistía en que ella si podia escucharlo.

El morocho podia escuchar los autos cruzar por la carretera, pero muy lejos. El cementerio estaba en completa paz y solía podia escucharse el sonido de los árboles moviendose debido al viento, pajaritos que pasaban y otras cosas que sólo generaban paz.

De a ratos quedaba callado, contemplando la placa de su novia, en silencio y sin ningún gesto.

Aunque estuviera llorando, por dentro tenia una felicidad inmensa al saber que su pequeña ya cumplía diecinueve años. Los logros de ella eran también los de él, es por eso que ambos compartían diferentes cosas pero entre esas, la felicidad y el amor por el otro. No eran la pareja perfecta pero sí una felíz

Y con eso les bastaba...

—Yo sé que vos estás bien, incluso mejor que aquí —asintió con su cabeza —Muchos te extrañamos, hasta mi hermano Emi —dijo y sonrió, recordando —Hace unos días hablé con él y debo decir que me ayudó mucho. Pudo escucharme ya que yo no estaba bien, siempre le voy a agradecer eso.

Se calló un ratito para acomodarse mejor ya que sus piernas comenzaban a doler. Se sentó mejor, suspirando y volviendo a hablar.

—Todo se me está complicando, Ariadna. No pensé que llegaría a depender tanto de vos. —y una vez más, miraba el nombre escrito en el metal —Más que esto no puedo hacer. Sólo quiero que sepas algo...

Tomó aire, mientras sentia como sus ojos volvían a picar indicándole que las lágrimas se asomaban una vez más.

—Te amo amor —dijo, con su voz rota —Algún dia volveremos a estar juntos, eso lo sé. Mientras me conformo con verte en mis sueños. Jamás voy a olvidarme de vos...

Por mi primera vez, luego de tanto tiempo, sentía como ese dolor en el pecho comenzaba a alivianarse de a poco. Supo que esto era lo que necesitó por mucho tiempo; hablar con ella.

La tenía aferrada en lo más profundo de su alma y su corazón, es por eso que nunca la dejaría de querer. Su Ariadna iba a permanecer siempre en su vida. Era conciente de que ninguna otra podia llegar a ocupar el lugar de su bonita, y no tenia ningun problema en eso.

No queria relaciones amorosas por un largo tiempo...

Y a pesar del dolor que todo esto le causaba, sabía que algún dia se pondría bien y seguirá su vida, pero nunca haciendo como que nada pasó. Ariadna era inolvidable para él, y eso lo sabia a la perfección.

El amor que le tenía era más grande que todo, y se lo iba a demotrar por más de que ella, ya no estuviera con nosotros.















trueno

trueno Siempre terminas siendo mi último pensamiento

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trueno Siempre terminas siendo mi último pensamiento.

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•••

Me encanta demasiado escribir el dolor. ¿Que piensan amores? 😪❤

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