Ariadna | Trueno ✓

Epílogo

Dos años después...

Era el mes de septiembre, la primavera ya se hacía presente en el gran Buenos Aires y junto con ella, muchas cosas nuevas.

Si debemos centrar nuestra atención en una persona luego de estos dos años, sin dudas esa persona sería aquel chico de tan solo veintiun años; Mateo Palacios. Un exitoso rapero a decir verdad. Su carrera crecía a pasos agigantados, eso lo tenía más que felíz y satisfecho.

Muchas cosas cambiaron.

Estos dos años trajeron consigo demasiados cambios, todos afectando al morocho. Lo cual era lógico. En algún momento todo debia tomar otro camino, comenzar de nuevo y dejar atrás muchas cosas, y sorpresa... justamente eso pasó.

Si hablamos exteriormente sobre él; me toca decir que no cambió mucho que digamos. Un corte nuevo de pelo, tatuajes... digamos que comenzó a preocuparse mucho por como se veía fisicamente. Tenia una pequeña cicatríz en su mejilla izquierda, recuerdo patente de aquel accidente que tuvo ese día en que todo cambió.

Sin ir más lejos; Mateo era una persona completamente nueva y distinta.

Aunque esa pequeña cicatríz no fué el único recuerdo que le quedó de aquel accidente automovilístico. Debido a esto; Mateo sufrió una pérdida de memoria bastante grande de la cual aún no terminaba por recuperarse. El impacto de ese día fué tan fuerte, que sus recuerdos más recientes de ese año, se esfumaron en segundos.

No tenia idea de quién era Ariadna.

Se la llegabas a nombrar, y posiblemente él te mire con una cara de "¿De que me hablas?" Porque literal; no sabía ni recordaba a esa chica, por la que tanto lloró.

Ella ya no estaba en su mente, es por eso que logró salir adelante y hoy en día era un exitoso rapero y cantante.

Todo muy loco, ¿no?

Lo que sí conservaba de ella era el dije en forma de "A". No se lo sacaba por ningún motivo, y mucho menos permitía que alguien lo hiciera. Sentia de alguna manera que esa simple cadenita lo protegía, y tampoco le molestaba, así que sí, ese dije estuvo con él todo este tiempo.

No entendía porque justamente la letra "A", pero tampoco se animaba a preguntar entonces se lo guardaba.

—Dejá ahí turro —indicó Pedro a su hijo

Mateo lo miró confuso. ¿Queria ver noticiero? Algo raro y nuevo para él, aunque de todos modos dejó en ese canal.

La familia Palacios se encontraba merendando en la sala como todos los días. Seguían viviendo en aquella casa, la misma de siempre aunque también, con algunos cambios. El que tomó la decisión de no decirle nada a Mateo sobre Ari, fué justamente Pedro Peligro.

Si bien en ese entonces el morocho no estaba para nada debido al accidente, el mayor decidió ocultarle todo lo que había vivido para evitarle más dolor.

¿Algo injusto? Totalmente

Las personas cercanas al turro tenian prohibido hablar sobre la rubia en frente de él, o al menos eso dió a entender Peligro. Pero... ¿y si se enteraba de todos modos? ¿Que iba a pasar?

—Hoy trabajo hasta tarde —dijo el padre de ambos chicos

Ellos dos le asintieron, y volvieron a prestarle atención a las noticas.

Esto último era muy raro en ellos. Jamás miraban las noticias, o según lo que Matu se acordaba, nunca lo hacían.

Mateo bufó molesto, cuando esos pequeños dolores izquierdos en sus sienes comenzaban a aparecer. Desde que tuvo el accidente los sufría, y algunas veces, con suerte, hasta recordaba cosas. Según él, esos dolores eran bastantes molestos y los calmaba con suaves masajes en la zona.