Capitulo 08

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La tarde pasaba completamente normal, tal como los otros días sin nada nuevo para contar. La casa del morocho se sentia vacía, pero eso no era una noticia para él.

Y no sólo la casa, Mateo también estaba vacío en muchos sentidos.

El nudo horrible en su garganta no lo dejaba en paz. Queria liberarse, llorar y expresar todo de una buena vez, pero el temor a que nadie lo escuchara, lo terminaba por torturar.

Se sentía solo

No lo estaba, pero él en cambio así lo sentía. Odiaba y ya no soportaba que las personas a su alrededor le dijeran "dejá de estar así, basta". ¿Que pretendían? ¿Que el dolor se le fuera en poco tiempo? Claramente eso no iba a pasar nunca, al menos no con Mateo.

La única compañía en este ultimo tiempo era su cama, ahí... en donde liberaba el dolor que tenia guardado en su pecho desde que sucedió lo de su chica. Tenia todo pero a la vez no tenia nada.

Necesitaba hablar con alguien, porque sentia como de a poco esas punzadas y el dolor lo consumían.

La primera opción fué su padre, Pedro. No estaba muy seguro pero de todas maneras, el morocho iba a intentarlo. Realmente necesitaba una charla en la que pudiera explicar la mierda que estaba viviendo desde hace ya, tres meses. Meses de puro dolor, angustia, llanto y como esos, miles de sentimientos más.

Salió de la habitación, cerrando la puerta cuando estuvo fuera. Peligro estaba en la sala asi que el rapero debia caminar hasta ahí.

La única intensión que tenía era poder hablar y contarle a su papá lo mal que la estaba pasando, lo mucho que le estaba costando superar esto, decirle que ya no se sentía con fuerzas para poder seguir y si era posible, encontrar ayuda juntos.

Matu no era de abrirse cuando se trataba de sus sentimientos, pero esta vez, la presión en el pecho era tanta que ya no podía aguantarla y seguir guardándola.

Sin apuro, con las manos en el bolsillo de su buzo, llegó a la sala en donde inmeditamente divisó a su papá.

Pedro estaba pegado al celular, indicandole al morocho que estaba trabajando o arreglando asuntos. Pensó que habia sido mala idea venir ya que Pedro ni siquiera miraba al morocho, pero todo ese pensamiento se fué cuando Peligro soltó el celular al fin, sonriendole a su hijo.

—Campeón —habló el mayor, mirando sólo por unos segundos a Mateo

El menor se acercó sin decir nada, pero con un intento de sonrisa en su cara. Llegó hasta donde se encontraba sentado su papá, sólo que Matu, quedó parado y aún con sus manos escondidas en el buzo.

—¿Podemos hablar?

Se animó a preguntar con su voz rota, ya sintiendo esas inmensas ganas de llorar.

Le costaba una banda estar haciendo esto, y sólo pedia que su padre no lo rechazara, aunque creía muy imposible eso... de todos modos lo pensaba.

—¿Tiene que ser ahora? —respondió Peligro, sin mirarlo

—Si vine ahora es por algo, ¿no? —el morocho me dedicó una mirada no tan buena

Le estaba jodiendo y lastimando mucho que Peligro le prestara más atención a ese aparato.

—No puedo, hijo

¿Y se lo decía así? ¿Sin importancia? A Matu le hizo mierda escuchar y ver eso.

—¿Tu celular es más importante? —preguntó, ya sonando su voz rota

Pedro bufó, mientras cerraba los ojos por unos segundos. Dejó a un lado lo que estaba haciendo, para por fin decidirse a mirar a su hijo.

Ariadna | Trueno ✓ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora