Rivales?

Epílogo

Otra ordinaria y fastidiosa mañana más. Sinceramente podría decir que odio levantarme en las mañanas, pero no me queda de otra que hacerlo.

Como siempre darme una ducha para disipar el sueño, bajar y realizar el desayuno para mi madre y para esta servidora.

Mi madre es una excelente gerente general de una empresa reconocida aquí en Toronto. Después de la muerte de papá ella se ha esforzado mucho por salir adelante y siempre darme lo necesario con sudor y lágrimas. Se ha ganado ese puesto en el trabajo y me siento muy orgullosa de ella, por eso tengo que ser la mejor en mis estudios aunque eso no es difícil, con el montón de neandertales y  víboras ponzoñosas es pan comido superarlos intelectualmente; tampoco es que me la quiero dar de popular ni nada por el estilo, sinceramente esas cosas no me interesan, eso se los dejo a los idiotas, sobre todo a los que les encanta llamar la atención con un -´yo soy el más genial y todos me quieren´- mentira señores, eso es una alerta crónica de que es utilizado y utiliza a los demás por puro interés, pero forma parte de sus vidas.

En mi caso, me conformo con que no me molesten y me dejen en paz, por lo menos no estoy sola en esa jungla prehistórica, esta mi queridísima amiga Evanghelin. Es la única normal a parte de mi y otra cierta personita que no mencionare aun, las cuales si me agradan y pueden ser que algunos, solo unos cuantos se salven de la jungla.

—Adara voy tarde al trabajo ¿Cómo me veo?

Mi madre entro toda apurada a la cocina mostrándome con sus manos su traje. Siempre se despierta un poco tarde, le gusta dormir de más igual que a mí, por eso muchas veces sale corriendo al trabajo.

—Te vez radiante y hermosa como siempre mamá.

Es la pura verdad mi madre a pesar de estar en sus 48 años de edad está muy bien conservada, no tiene ni una cana, su cara aun no está muy arrugada gracias a tantas cremas que se hecha para su cuidado y sin mencionar su cabellera castaña brillante y sedosa. Ella es una cabeza más alta que yo y en comparación a mis ojos los de ella son azules igual a los de la abuela. Varias veces a cruzado por mi mente llevarla a una audición para que trabaje en la portada de un cosmético del cabello y así tener un dinerillo extra.

—Siempre diciendo eso, no me he retocado casi el maquillaje —decía tomando asiento en la isla de la cocina para beber su taza de café y comenzar a desayunar.

—Cuantas veces tengo que repetírtelo para que entiendas, hagas lo que te hagas siempre te vez bien, eres mi mama ¿qué esperas? tienes que ser bella como tu hija

Tome asiento con ella para acompañarla, corte un buen pedazo de mis waffles con miel y lo saboree.

—Que modestia la tuya, come más despacio te atragantaras, por cierto… tengo que decirte algo muy importante antes de que te vayas –– se coloco erguida y muy seria, cuando hace eso o está muy nerviosa, molesta o simplemente dirá algo súper importante.

Deteniendo el deslave de miel sobre mi plato, la mire fijamente tratando de deducir o encontrar alguna pista del tan importante asunto.

— (Suspiro) Se que la muerte de tu padre nos afecto mucho a ambas. Él siempre estará en mi corazón, fue el mejor hombre que he conocido en mi vida pero creo que ya es tiempo de dar un cambio. Hace unos 7 meses llego un nuevo gerente del exterior a la empresa y nos caímos muy bien; con tantos proyectos en marcha congeniábamos en muchos aspectos y fuimos profundizando inconscientemente nuestro trato hasta que…

Ella comenzó a juguetear con la mesa acomodándose nerviosamente en su asiento

— ¿Hasta qué…?

Aquello la tomo por sorpresa. Recogiendo uno de sus mechones carraspeo y diría que tomo coraje.

—El asunto en conciso es que empezamos a salir…

Deje caer mi tenedor en el plato haciendo un sonoro eco en la cocina del tintineo de la cerámica y el metal. Pestañe como idiota sin absorber por completo la información, tome un sorbo de mi zumo de naranja para procesarlo o mejor dicho para tragarlo.

Mi madre se acerco a mí y junto su mano con la mía buscando mi mirada que ahora se encontraba en la nebulosa.

—Disculpa que no te lo haya dicho antes… pero ya es hora de que lo supieras.

Dándome una bofetada mental, reaccione a medias para sonreírle ligeramente.

—Mamá… yo entiendo que aun eres joven y tienes todo el derecho del universo en rehacer tu vida… solo… me tomo por sorpresa, pero me alegro mucho que lo contaras.

Ella sonrió sospechosamente mientras desviaba ligeramente la mirada haciendo que automáticamente mi sexto sentido se disparara, no será como el del niñito este que ve fantasmas, ustedes saben el que hizo la película con Bruce Willis, pero no nos desviemos del tema.

— ¿Hay algo más?

—Nosotros hemos acordado que…nos casaremos dentro de un mes y en cuatro días vendrán a hacer la mudanza para adaptarse al lugar y finiquitar los preparativos —dijo como si fuera soltado un elefante de sus hombros.

—Ah vale era eso.

Voltee de nuevo a mi desayuno cuando el efecto retrasado golpeo mi cerebro igual que el choque de un auto ¿se recuerdan del zumo? pues ya no estaba en mis manos, ahora se encontraba esparcido por toda la mesa.

— ¡¿QUÉ?!  

No podía creer lo que estaba escuchando ¿mamá se casara?

— ¡Adara! Mira nada más el desastre que haces.

Se levanto de golpe para que su traje no se ensuciara. Limpiándose las pocas gotas que pudo haberle caído soltó la guinda del pastel que le faltaba a mí aproximado apocalipsis.

—Si te pones así por saber lo del matrimonio menos mal que no te dije lo de tu hermanastro.

Esta se detuvo en seco cerrando los ojos con un “diablos” modulado por sus labios.

— ¡¿QUÉ?!

Y aquí señoras y señores comienza el rompimiento de mi tranquila, feliz y armoniosa vida.