Capítulo 1

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Caminando por la calle con la mente en blanco como un condenado zombie sin vida, tropecé con varios transeúntes, era obvio que no estaba prestando atención al camino, a las personas o incluso si pasaba un auto y me atropellaba ni cuenta me daría. En mi mente lo único que rondaba eran las palabras “matrimonio”, “mudanza” y “hermanastro”. No es que me molesta que mi madre tenga novio, en absoluto, tampoco es para que se quede soltera el resto de su vida y quiero que sea feliz, su felicidad es la mía ¿pero 7 meses y no había dicho nada y de repente sale con que se va a casar y se mudaran en cuatro días?  Esto no es fácil de digerir, realmente estoy muy sorprendida.

Doble la esquina de la segunda cuadra y ya había llegado al instituto, el camino nunca se me había hecho tan corto, bueno, con la mente en blanco ¿Qué podía esperar?, más bien me sorprende que llegara ilesa. Hoy comenzaría mi último año de preparatoria y no voy a dejar que esto me desenfoque de mis estudios y metas, quiero ir a la mejor universidad de Toronto por eso debo trabajar duro.

Muchos se reúnen con sus viejas amistades en el patio del lugar, éste instituto es uno de los más grandes que hay y cualquiera, lo digo en serio, cualquiera que entra sin nadie que lo guíe se pierde en un abrir y cerrar de ojos, a puesto que no me creen… pero yo ya me he perdido.

Llegando a mi casillero no saben lo feliz que me hace que sigue siendo el mismo de todos los años. La única manera de cambiarlos es pedir otro a la oficina de profesores, pero eso sería nunca tener otro casillero o simplemente pagarle a otra persona proporcionando un intercambio y pueden darse por enterados que la segunda opción tampoco es muy buena en tomar en consideración, he sido testigo de cuan horrible puede ser y si no están seguros, pueden preguntar a Bradley, el pobre comparte su casillero con uno de los del equipo de Rugby y siempre, siempre consigue un montón de basura en su lugar. En fin, ya con todas mis cosas dentro del casillero y mi mochila, lo cerré dando un gran suspiro deseando que mi día fuera a dar un giro para mejor.

— ¿Estás bien? —esa voz es inconfundible.

Voltee a ver y era él, Damián Brant, y hablando de mejorar el día…

Quede estupefacta y tartamudeando las palabras como siempre me sucede cuando lo saludo.

— ¡Hey! S-si claro ¿Por qué no estarlo?

Se me salió con demasiado entusiasmo ya que él arqueo un poco su perfecta ceja mientras lo seguía viendo.

—Me alegra, te vi un poco cabizbaja.

Su sonrisa me va a matar un día de estos.

—Es… el sueño nada más —terminé diciendo mientras admiraba sus perfectos dientes blancos.

—Ah… está bien todos pasamos por eso —dijo haciendo una mueca como si de verdad fuera tan normal para él desvelarse y aun así seguía viéndose encantador,  ahora que lo veo, su cabello luce mejor corto que largo.

Por un segundo creo que lo vi un poco… ¿nervioso?, ¿Qué pensaría de que solo estoy balbuceando en mi cabeza pensando lo lindo que se ve hoy en la mañana, mientras dice cosas que después me arrepentiré de no prestar atención?

—Me están llamando los chicos, nos vemos en clases, adiós dormilona.

Mientras se alejaba yo me limite a sonreír como tonta y despedirme con la mano.

—Tierra llamando Adara… ¿hola?... ¡ADARA!

Salí de mi hermoso transe de forma brusca gracias a mi querida amiga, la cual estaba haciéndome señas en la cara para que reaccionara.

—Si quieres te busco un balde y recoges tu baba.

Pase mi mano por mi boca y no tenía nada, le di una mirada larga y plana.

Rivales?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora