Cap. 24: Torneo de pelota

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Sin editar.


-'𝑯𝒊𝒌𝒂𝒓𝒊'-

—¡Ah~! ¡Jodido uniforme de mierda!

El calor había llegado y con él la obligación de usar el uniforme de verano.

Y lo odiaba.

Lo odiaba por una simple y para algunos-por no decir todos-una estúpida razón; tenía mangas cortas.

¿Quién odia una prenda sólo por el largo de sus mangas?

Yo lo hacía.

Y ahí estaba yo, frente a un espejo de cuerpo completo maldiciendo un objeto sin vida en vez de ir a desayunar.

—Tsukino Hikari, eres patética.

—Señorita—escuché tras la puerta de mi habitación—, ¿otra vez insultándose frente al espejo?

—Este... ¿no?

La mayor suspiró antes de retomar la palabra—La espero en el comedor para el desayuno, su padre se ha ido ya. —escuché sus pasos alejarse.

¿Enserio se fue al trabajo antes de las 6 de la mañana, quedándole a menos de 2 cuadras?

Bah, como si me importara.

Terminé de acomodar el moño rojizo que rodeaba el cuello de mi camisa y salí de mi habitación para ir a desayunar. Debía apurarme pues tenía que entregarle unos papeles a Gakushuu antes de subir la montaña, y si no aceleraba el paso llegaría tarde.

Y no tenía ganas de volver a ser sigilosa y entrar por la ventana como la última vez, además de que sería difícil por la presencia de Ritsu, que me obstruía el paso.

Maldita asma que me hace aun más estúpida a momentos.

~~

You and I, we don't wanna be like them, we can make it 'til the end, nothing can come between~

Ya había entregado los papeles a Gakushuu, por lo que me dirigía a la montaña antes de que las clases comenzaran.

Y si, iba cantando en voz baja.

—¿Mmh?

Detuve mis pasos tras divisar tres figuras familiares cerca de la reja del campo de béisbol. Me encaminé hacia ellos.

—¡Chicos, ¿qué hacen aquí?!

—¡Hikari-san! Sólo pasábamos, ¿qué haces tú aquí? La clase está por empezar.

Reí—Primero quita el san de mi nombre, Sugino—el chico asintió—. Vine a darle unos papeles a Gakushuu, nada importante.

—¡Oigan ustedes dos, no nos ignoren!

Volteé mi cabeza hacia la derecha, encontrándome con el equipo de la escuela, y haciendo que mi mirada se topara con la del capitán, quien no me quitaba el ojo de encima.

Esto es incómodo...

—Hikari-san.

—Shindō-san.

¿Dios? Soy yo de nuevo.

—¿He? ¿Se conocen?

—Hikari, ¿conoces al capitán?

—Creo que el termino más adecuado no es "conocer".

—Por favor no digas cosas que se puedan malinterpretar, Shindō-san.

𝐎𝐭𝐫𝐚 𝐯𝐞𝐳 | Akabane KarmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora