Prólogo.

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En el Reino de los dioses se encontraban cinco de los mandatarios aturdidos y un poco desconcertados, eran incapaces de creer que el hermano oscuridad estuviera causando todo esto.

Abajo, en el mundo de las razas se estaba desarrollando una masacre, donde las razas de fuego, agua, tierra, aire y luz iban perdiendo contra la feroz oscuridad de todos los Oirisis, hijos del hermano oscuridad.

—No podemos dejarlos morir ¡Esto tiene que parar!—Agua se preocupaba por sus hijos, al fin y al cabo ellos eran su creación más pura y perfecta.

—No podemos intervenir, sería crear una guerra entre nosotros mismos, ellos deben defender su territorio por sí mismos.—Tierra habla haciendo que las paredes tiemblen por la fuerza de su voz, la enorme figura de tierra pura denotaba preocupación.

—Van a morir nuestras creaciones y todo por culpa de ese malnacido.

Un frío aterrador se expandió por aquel lugar indicándole a aquellos dioses que el hermano oscuridad hacía acto de presencia.

—Gracias por el cumplido, Aire. Siempre tan cordial y respetuoso.—La voz profunda y fría de aquella masa oscura hizo a Aire temblar.

—¡Tus creaciones están destruyendo a las nuestras, oscuridad!—Fuego salpicaba pequeñas bolas de magma por la furia que habitaba en su interior.

—Yo no tengo la culpa, sólo se están divirtiendo.—La sonrisa de malicia que Oscuridad les dio hizo que la diosa Luz quisiera leer sus pensamientos, pero estos estaban bloqueados.

Eso la hizo sospechar de lo que éste se traía entre manos.

Una discusión sobre la vida de sus creaciones se desarrolló en aquel palacio, pero antes de lo esperado un estruendo les advirtió que algún tipo de peligro se acercaba.

Todos atentos a aquella intromisión que se encontraba en ese lugar tan lejano y secreto, cuando de un momento a otro el grito desgarrador de Luz hizo a todos mirar en su dirección.

Un Oirisis se encontraba allí, su mirada vacía y sonrisa maquiavélica hizo a los dioses empezar a entender lo que estaba sucediendo.

Oscuridad quería comenzar la guerra.

No se dio paso al habla cuando el sello del poder de Luz flotó en el aire dando un claro entendimiento de que el alma y la vida de aquella diosa se desprendió de su cuerpo y todo era culpa de aquel Oirisis.

Los dioses buscaban a oscuridad en los alrededores, aún quedaba la intensa frialdad que siempre se encontraba junto a su presencia, pero su forma física no era visible.

—¡Da la cara, Oscuridad! ¡Ya deja esta locura y rindete! Somos cinco contra uno, y no queremos hacerte daño.—El pacifismo de Agua hacía a Oscuridad carcajearse.

—Podrán ser cinco, pero yo soy cien.

Seguido a ese susurro diversos Oirisis se hicieron aparecer en aquel lugar prohibido para las creaciones.

Uno a uno iban muriendo, entre dioses y Oiriris, lo que más les dolió a los dioses caídos fue que ellos se estaban yendo sin luchar, que no pudieron hacer nada ni por su pueblo ni por ellos mismos. Sólo quedaba fuego y Tierra en pie, los cuales estaban precavidos de todo, ya todos los Oirisis habían sido derrotados. Pero la amenaza aún estaba allí, escondido entre las sombras.

Fuego absorbió las almas de los dioses, mientras los dos estaban atentos al ataque escurridizo de su hermano. Tierra levanto murallas en el mundo de las creaciones, separando en seis secciones en las cuales irían cada una de las razas sobrevivientes.

Luego de eso Oscuridad salió al frente del dios Tierra y lo atacó incrustandole la gema de absorción, la cual era la única pieza con el poder de eliminar las formas físicas de los dioses.

Sólo quedaba Fuego, el cual también tomó posesión del alma de su hermano recién muerto, y mirando directo a la presencia de la figura que acababa de ganar la guerra hizo un conjuro.

No, más bien una profecía que quedaría grabada en cada una de las memorias de los sellos elementales y también las voces de los sobreviviente serían los encargados de dar un mensaje de esperanza a su pueblo encarcelado.

Cien años de encierro vendrán a la tierra y luego de ese tiempo aparecerán las cinco almas que liberarán a la oscuridad.

Luego de eso Fuego hizo una muralla con su poder, la cual solo era una distracción, para luego desprender su alma y mandar a los sellos a un lugar donde oscuridad no los encontrará.

Y así comienza todo. Las seis razas han sido separadas.

Para que luego de cien años de gobierno oscuro, la profecía se haga realidad.

***

Esto es sumamente emocionante. Estoy explorando un género nuevo para mí y espero que en esta aventura me acompañen.

Somos ahora los hijos de los dioses.

¡Una nueva aventura comienza!

Ya saben que está prohibida la copia, plagio o adaptación de esta o algunas de mis obras. Sean originales.

Portada hecha por mí y la historia está siendo escrita por mi mejor amiga y por mí.

Estaré leyendo lo que opinan de este comienzo.

Los amo.

Adara H.

Buscando a los cinco.© (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora