Capítulo I: Comenzando la búsqueda.

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Capítulo I: Comenzando la búsqueda.

El Reino de los vampiros es un lugar oscuro, lleno de seres despreciables que utilizan cualquier animal, o hasta a veces roban a algún humano, para satisfacer aquel deseo insaciable de sangre.

Todos vivían en una excéntrica casa con sus respectivas familias, todos excepto Fénix.

La chica de cabellos tan negros como la propia oscuridad y los ojos tan rojos como el mismísimo infierno, estaba sola en el mundo. No tenía a nadie a pesar de la mujer que la alimentaba desde que era apenas un bebé.

Fénix se paseaba por las calles y lo más incómodo para ella era ver como cualquier mujer u hombre de su especie la veía despectivamente cada vez que se acercaba.

Después de todo era la única vampira sin familia y nacida desde un extraño suceso que ningún vampiro le encontró lógica.

Ya que, si algo caracterizaba a esta raza era el ser incrédulos.

Ninguno de ellos se creían el cuento de que Fénix era la descendiente de la diosa de fuego, ni su marca en la espalda ni su extraño encuentro les bastaron a los vampiros para creer en la profecía antigua relatada desde hace años por los viejos de todas las razas.

Fénix se encontraba sentada en la casa de Verónica, la mujer que la acogió en los momentos en los que su esposo no se encontraba en casa.

-Fénix, ya deja de meterte en problemas. Sí descubren que eres tú la que rapta a los humanos te meterán a la prisión y sabes que ese no es un lugar bonito para ti.

Claro que lo sabía, porque injustamente miles de veces desde que tiene conciencia ha pisado aquel lugar.

-Soy el terror de toda nuestra raza, Vero. No tienes por qué preocuparte.

Verónica no sabía que hacer para que esta chica, que en un abrir y cerrar de ojos ya se había convertido en mujer, dejará sus andanzas y constantes problemas con los demás vampiros.

-Tienes que entender que...-Verónica no pudo terminar de hablar porque la puerta de su hogar fue abierta de manera estrepitosa, haciendo sobresaltar a las dos mujeres que allí se encontraban.

La figura de Rick, el marido de Verónica, se hizo presente haciendo temblar a la mujer por la mirada de furia que el hombre le dedicó.

-¿Qué hace éste engrendo en mi casa?-El tono despectivo de Rick hizo a Fénix ponerse a la defensiva.

Ella sabía que no era bienvenida por los de su raza, pero no era su culpa ser diferente a ellos.

-Rick mi amor, tranquilizate ¿Sí? Fénix sólo está aquí de paso.

-¡Largate ahora mismo!-El hombre grito haciendo que su voz tronara en toda la casa. Fénix no se opuso, sólo se levantó con toda aquella gracia y elegancia que la caracterizaba y pasó aquella puerta bajo la mirada amenazante del hombre.

El oscuro y frío ambiente recibió a Fénix, que bajo la mirada de aquellos chismosos que estaban allí, caminó a paso relajado a su lugar de descanso.

El bosque.

Toda la sección del pueblo vampiro estaba rodeada de maleza seca, pero ésta no era más que una fachada para tapar la parte cercana al muro que separa las seis secciones.

Fénix se subió a un árbol donde se sentó en una rama, está vez había subido demasiado alto y de allí podía ver todo el panorama del pueblo Pershma, también conocido como pueblo vampiro.

Buscando a los cinco.© (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora