Capítulo VI: La sirena especial.
—Vengan con nosotros.—Dijeron los dos rubios al mismo tiempo, entraron al agua sin mirar atrás pensando que los dos chicos lo seguirían pero al no sentir sus presencias giraron sus cabezas observando que las dos personas intrusas en su pueblo seguían en el mismo lugar.
—¿Qué sucede?—Dijo la rubia con aquella voz angelical y melodiosa.
—¿Ustedes nos vieron caras de seres acuáticos? El perro le tiene miedo al agua ya que le quita las pulgas,—Dice Fénix señalando al chico a su lado que se queja ante sus palabras ofensivas.—y los vampiros repelen el agua, además de que no me apatece mojar mi ropa, pescados andantes.
El rubio pensó en dejar a la pelinegra allí a la orilla de su mundo, pero la mirada de la rubia le dio a entender que no lo podría hacer por lo cual sólo la ignoró acercándose a ellos y tomando sus manos, para después hacerlos entrar al agua a la fuerza.
—Manipuladora del agua, princesa de nuestro mundo, escucha nuestras palabras y abre nuestro camino ante tus ojos.—Habló el chico al gran mar de color azul cristalino.
Fénix pensó en hacer otro comentario sarcástico, además de que no estaba nada feliz de que sus zapatos se estuvieran mojando en la orilla de aquel lugar, cuando estuvo apunto de abrir la boca el agua comenzó a vibrar asustandola. Enseguida pensó que era una trampa de aquellos seres marinos que era más que obvio que no le tenían el mayor agrado a su persona, y por eso intentó ponerse a la defensiva mostrando sus colmillos afilados, pero antes de hacer algún movimiento, Wayne le tocó el hombro a la pelinegra haciendo que ésta le diera su completa atención notando que el chico observaba con asombro algo en el agua así que instantáneamente ella dirigió su mirada al mismo lugar que él. Del agua una gran burbuja salió, enorme y brillante, ésta se acercaba cada vez más a ellos lo que causó que los chicos tratarán de huir.
—No se muevan.—Dijo la chica.—No les hará daño.
Decidieron obedecerla quedándose inmóviles en el lugar donde estaban, la burbuja se acercó tanto que solo pocos centímetros la separaban de sus cuerpo y poco a poco los terminó por consumir, dejándolos adentro de ella para que así pudiesen entrar al pueblo de las sirenas sin necesitar de mojarse y sin el peligro de morir ahogados.
Cuando los chicos estuvieron seguros, los dos rubios convirtieron sus piernas en exóticas colas las cuales le permitían estar en el agua con gran facilidad. La burbuja volvió a entrar en el mar, pero ahora con los dos chicos de distintas razas dentro de ella, pocos segundos después el mundo de Oguihko se mostró delante de sus ojos dejándolos perplejos por la belleza y colores que el pueblo marino escondía, todo era tan hermoso y vivaz que los individuos del mundo terrestre quedaron completamente embobados por cada rincón que sus ojos veían.
—Sean bienvenidos al pueblo de las sirenas.—Dijo la rubia soltando una pequeña risa, ya que estaba divertida de la expresión que los dos chicos poseían.—La burbuja nos llevará directamente con la persona que están buscando.
—¿Esa persona sabe que estamos aquí?—Preguntó Wayne curioso por aquel lugar y por los seres que veía.
Había una gran cantidad de peces y crustáceos que jamás en su vida pensó ver, los cientos de seres marinos que logró observar en los pocos minutos que tenía allí lo habían dejado tan extasiado que quería saber más y más sobre todo lo que lo rodeaba. Para él era una lástima que las murallas separaran a todos los pueblos, ya que eso le impedía poder conocer los mundos que lo rodeaban, pero también los mantenía seguros de todas las amenazas que el hermano oscuridad lanzaba sobre la tierra.
—Ella sabe todo lo que pasa en nuestro pueblo.
—¿Ella? ¿Es una mujer?—Preguntó el licántropo obteniendo una afirmación como respuesta.—¿Y cómo están tan seguros de que es ella la que porta el sello del agua?
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Buscando a los cinco.© (Pausada)
FantasiLos dioses elementales murieron, el hermano oscuridad ganó. Las esperanzas de todas las razas están en la leyenda de los descendientes de los dioses. Dice la leyenda que luego de cien años de ruina el sol brillará para todos y que las cinco reencarn...