Capítulo V: Bajo el hechizo del canto.

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Capítulo V: Bajo el hechizo del canto.

Fénix y Wayne entraron al próximo pueblo, al pasar la brecha que había abierto el licantropo en la barrera, ésta se volvió a cerrar dejándolos dentro del mundo de las sirenas. Ellos no le tomarom demasiada importancia, su meta ahora era encontrar a alguien que no conocían en lo absoluto.

Caminaron unos minutos para que delante de ellos se mostrara un nuevo mundo, el pueblo de Oguihko era absolutamente rodeado de aguas hermosas y cristalinas, había poco espacio de suelo y éste sólo era cubierto por arena blanca, algunas rocas se encontraban dentro del agua y fuera de ella. El cielo del pueblo era azul y hermoso, todo era tan perfecto que a los dos chicos les encantó instantáneamente.

Dieron unos pasos cuando Fénix quedó petrificada en su lugar, de nuevo una voz en su cabeza se estaban pronunciando. Pero ésta era muy distinta a las demás.

Dentro del océano estoy, nadando contra la corriente y viviendo con lo que represento.

La voz transmitía calma, serenidad y paz. Fénix inmediatamente entendió que le estaban dando la ubicación del siguiente sello.

—¿Tenemos que entrar al agua?—Preguntó a la nada, Wayne la observaba un poco confuso. Secretamente se preguntaba si la vampira estaba loca.

Para llegar a mí entren en mi elemento. Me encontrarán si logran pasar a mis hijos.

La voz poco a poco fue disminuyendo su tono hasta desparecer. Fénix estaba confusa, ya que todo parecía una incógnita, pero aún así entendió que todo daba una misma respuesta.

El siguiente sello está dentro del agua. Concluyó Fénix mirando el líquido que abarcaba cientos de kilómetros.

—Tenemos que entrar si queremos conseguir lo que venimos a buscar.

—¿Y qué se supone que buscamos de todas maneras?—Preguntó el licantropo aún maravillado por su entorno.

—¿No es obvio?—Wayne negó haciendo que Fénix pusiera los ojos en blanco.—Buscamos al tercer elemento, a la persona encargada de portar el sello de agua.

—¿Cómo sabes que tiene el sello del agua?

—Bueno... alguien normal, con más de tres dedos de frente puede analizar y llegar a la conclusión de que en un ambiente rodeado de agua hay alguien que vive allí. Y no vinimos a buscar a cualquiera, estamos buscando al siguiente elemento. ¿Y cuál crees que es, Wayne?

—¿Agua?—Dedujo dudoso de su respuesta.

—¡Felicidades! Te ganaste que te rasque la panza, perro pulgoso.—Habló Fénix con las palabras bañadas en sarcasmo.

Wayne frunció el ceño dispuesto a discutir por aquel insulto a su raza pero se calló al oír una voz a la lejanía.

—¿Escuchaste eso, Fénix?

La chica nombrada enarcó una ceja en dirección al chico que oía a su alrededor totalmente concentrado. Se extrañó ya que ella no podía oír nada.

—¿Qué se supone que tendría que escuchar, lobo?—Preguntó la vampira exasperada del silencio del licantropo.

—Es... es como un canto.

Eso hizo a Fénix ponerse alterada, corrió hacia la orilla del agua y agudizó los sentidos consiguiendo escuchar aquel canto melodioso.

Era leve y lejano, pero atraía de sobremanera. Sus notas eran suaves y perfectas, capaces de ordenar con una simple tonada.

Buscando a los cinco.© (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora