Ch4: Un mundo oscuro...

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Se sentó en una de las cajas del almacén, estaba agotada por todo el trabajo que hacía para el viejo.

Lincoln estaba en una bicicleta repartiendo periódicos en los vecindarios de ese pueblo. Ese trabajo era mejor que el de Flips, sin embargo, el del viejo daba más dinero para que sobrevivan.

Sam de día limpiaba, ordenaba y acomodaba los productos de la tienda, de vez en cuando atendía la caja registradora. En la noche... todo era muy distinto.

Algunas horas de la tarde junto a todo el domingo era el tiempo libre del que disponían desde hace ya cuatro meses.

Lo curioso de ese tiempo es que se acomodaron en tiempo récord al estilo de vida y a los oficios en que los colocó el viejo Flips.

—Niño, vamos a almorzar, el viejo nos ha dejado el almuerzo para recalentar —le dijo eso al verlo llegar en su bicicleta a lo lejos.

Aparcó y aseguró la bici al lado de la entrada, siguió a Sam para poder almorzar la comida que debían recalentar. En el momento de esperar la comida, lo seguía notando pensativo.

—¿Sigues pensando en esa dirección? —en verdad no quería preguntarle, pero en ese tiempo era la única persona cercana y con la que solía conversar.

—No puedo dejar de pensar en... Franklin avenue 1216... lo que me enoja es que la siguiente palabra comienza con R y no, no recuerdo más —se sentía con impotencia.

—Blanco, concentrate en otra cosa, ni siquiera puedes estar seguro que eso te llevará a algún "familiar" —sacó su almuerzo del horno microondas, se lo entregó y lo miró con seriedad—. Si apareciste en el orfanato fue porque tu familia quiso que estés allí —sacó su almuerzo y empezó a comer también.

El chico la miró con pena, ella ignoraba eso, ya no quería lidiar con las quejas de un niñito.

—Ya tienes una nueva vida que estás formando, no necesitas saber sobre esas personas —lo dijo con una sonrisa despreocupada.

—Eso quisiera, pero no puedo, Sam —continuó devorando su almuerzo.

—Estamos en algo que poco a poco nos facilitará tener una vida con algunas comodidades, pero nos lo facilitará después de todo —no dijo más.

Al estar al lado de Sam, sus inseguridades eran tan observables como aquella niña que conoció en menos de un mes de estar allí y que se disponía a entrar a la tienda.

—H-Hola Lincoln, h-hola Sam —era tímida la mayoría del tiempo.

—Hola Meli —respondió sonriente.

Sam solo movió la mano y siguió comiendo sin darle mayor importancia, no soportaba que esa niña se comportara como Lincoln cuando hablaba de las cosas malas que hacen.

Meli Ramos era una niña abandonada que también fue a deparar en un orfanato. Salió con un grupo de chicos que, una parte de ellos, viven junto con ella. Son sus amigos.

—¿S-Se encuentra el señor Flips? —miraba fijamente a su amigo.

—No, pero puedes esperarlo, no tarda en regresar —le respondió con amabilidad.

Sin pensarlo tanto, se sentó a su lado. Lincoln quería compartir su almuerzo con ella, pero ella le dijo que ya había comido.

Flips llegó a la tienda, Meli le dio una carta detallada del lugar en donde sería la entrega de ese cargamento de licor y la droga.

Sam escuchaba y observaba las cosas con mucho desinterés, lo único que le interesaba era su paga cada quince días. Amenazar al viejo fue lo mejor que hizo hasta ahora, se sentía encaminada a tener algo que le dé para vivir, pero solo era una mera sensación.

Blanco y Turquesa (Reboot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora