Ch7: La sensación de que todo anda bien...

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1977

—¡No me toque! —se expresó con mucha molestia y quitando la mano del tipo.

—¿Qué te pasa? —eso lo sacó de su serenidad— Solo quería decirte que es necesario llevar otras cajas al almacén.

Aquel tipo solo le había tocado el hombro para darle aviso de otra cosa, pero el chico lo tomó de muy mala gana. Ya le habían dicho que el muchachito era algo tímido y temeroso, pero no tanto.

El dueño de la tienda salió asombrado porque el chico reaccionó de una manera agresiva. Se le olvidó aquel suceso al notar que había clientes que querían comprar.

Lincoln se había quedado quieto tocando su hombro, suspirando con sus ojos cerrados pensando en algo agradable. En verdad no había superado todo aquello, no era como Sam... la persona que más quería en estos momentos.

En una lavandería de un pueblo de Kentucky, se encontraba Sam colocando la ropa que dejaban algunas personas y al mismo tiempo ponía atención a la radio porque sintonizaba una canción de Mick Swagger que le encantaba.

—... Y recuerden radioescuchas, en menos de dos meses habrá un pequeño concurso para ganar boletos para conocer a Mick Swagger, aquí en Kentucky previo a su concierto en Michigan —decía la voz del locutor de la radio sintonizada—. Solo deben presentarse en la estación el día indicado para responder algunas preguntas en vivo sobre Mick y su banda... —dijo algunas cosas más y se despidió.

—¡Sé que ganaré ese concurso! —decía Sam embobada y no se daba cuenta que comenzó a lavar la ropa sin desinfectante.

Luego de darse cuenta, arreglar eso, más deberes y terminar su turno, fue al lugar donde era su hogar por esos momentos, la cochera del tipo llamado Tucker, jefe de Lincoln.

Aquel lugar les servía de lugar para vivir desde hace seis meses, años atrás después de dejar Arkansas tuvieron que vivir con personas ilegales, sin techo o alguno que otro vagabundo o viajero, algo parecido a lo de ellos. Pero se presentaron diversas oportunidades para trabajar y tener un lugar donde pasar la noche.

Fueron unos años de buena racha donde ambos se dieron cuenta que quizás una buena vida les estaba esperando. Fueron años de nuevas perspectivas, pero sin dejar de tenerle un rencor al mundo en el que vivían. Lo único que aplacaba ese rencor era el tenerse, el uno al otro, conocerse un poco más. Para eso están los amigos, ese era como un lema que a veces se decían.

Ellos con ayuda de Tucker dividieron la cochera en varios ambientes utilizando cortinas. Cada uno tenía algo parecido a habitaciones, una pequeña cocina, y una estancia parecida a una sala donde tenían una radio que el viejo Tucker les prestó.

Sam entró por la puerta pequeña y vio a su amigo sentado en el suelo, se notaba que estaba escuchando la radio, pero se notaba triste. Últimamente a Sam le fastidiaba nuevamente esa actitud melancólica de su amigo, lo entendía y todo, pero sentía que ya lo peor había pasado como para sentirse así.

—¿Te sucede algo? —preguntó con serenidad.

—No... solo estaba escuchando la radio y... hay un concurso para ganar boletos para ver a Mick Swagg... —no dijo nada más por la interrupción de su amiga.

—Justo eso te iba a contar, ¡es fenomenal! ¡Al fin tengo una chance de conocer a Mick! —se notaba muy entusiasmada.

Lincoln se daba cuenta que a Sam no le gustaba esa actitud triste que solía expresar, pero a veces le era difícil ignorar el hecho del abuso recibido y el ser un huérfano... al menos su mente le decía otra cosa sobre eso último.

Blanco y Turquesa (Reboot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora