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La canción «fly» de «bloodwitch» resonaba delicadamente desde el teléfono de Jimin, envolviendo la habitación con su melancólico y evocador sonido. Ambos jóvenes se encontraban tumbados en el suelo, compartiendo un espacio íntimo y lleno de complicidad en la morada de Yoongi. Su piel adornada con tatuajes se fundía con la contemplación del techo, mientras los recuerdos de su primer encuentro con su amable vecino afloraban en su mente. El paso de los días parecía haberse acelerado, como una vertiginosa danza que les había conducido hasta este instante en el que se sentía reconfortado, saliendo de la tormenta emocional que supuso la pérdida de su amado hermano. No le agradaba rememorar aquellos momentos dolorosos, pero resultaba inevitable hacerlo. Sin embargo, algo había cambiado dentro de él; las heridas no dolían de la misma forma implacable como antaño. Ahora estaba Jimin, acompañándolo con su cálida presencia y su oído atento, disipando las sombras que antes amenazaban con encerrarlo en un eterno abismo.

Tres meses habían transcurrido desde aquel primer intercambio de palabras. Su relación había trascendido la mera condición de vecinos para convertirse en amigos que compartían innumerables diálogos a diario. Juntos, caminaban hacia la universidad, afianzando esa costumbre de comprar chocolates que se había instaurado en la rutina de Yoongi. Además, tuvo el placer de conocer a Lenteja, y en ese sencillo gesto pudo apreciar la generosidad que emanaba de su amigo, así como su capacidad para ayudar desinteresadamente incluso a desconocidos con tan pocas palabras.

También pudo adentrarse un poco más en el núcleo familiar de Jimin, experimentando la calidez y la acogida que caracterizaban a la casa vecina. En contraposición, su propio hogar solía sentirse frío y vacío en la mayoría de las ocasiones, pero Jimin llenaba aquel vacío y lograba que cada día fuera un poco mejor. Durante una de sus conversaciones, Jimin compartió con Yoongi detalles sobre su padre, un sabio profesor de filosofía, y cuando finalmente tuvo la oportunidad de conocer al señor, estuvo completamente de acuerdo con su amigo en que poseía una sabiduría excepcional. Jimin se asemejaba a su padre, más que padre e hijo, eran amigos cercanos, confidentes y cómplices en el arte de vivir.

—Escucha esto —habló sentándose con el libro entre sus manos—. Trato de escribir en la oscuridad tu nombre. Trato de escribir que te amo. Trato de decir a oscuras todo esto. No quiero que nadie se entere, que nadie me mire a las tres de la mañana paseando de un lado a otro de la estancia, loco, lleno de ti, enamorado. Iluminado, ciego, lleno de ti, derramándote. Digo tu nombre con todo el silencio de la noche, lo grita mi corazón amordazado. Repito tu nombre, vuelvo a decirlo, lo digo incansablemente, y estoy seguro que habrá de amanecer.

Yoongi permanecía tendido en el suelo, y al escuchar las palabras, una expresión llena de comprensión se dibujó en su rostro. Sabía exactamente lo que debía hacer en ese momento; desvelar el significado oculto que se escondía tras aquel poema. Al principio, le resultó difícil articular palabras, llevaba varios días deleitándose con la belleza de los poemas que surgían de la boca de su amigo y vecino, y aunque había avanzado en su comprensión, aún enfrentaba algunos obstáculos.

—Creo que el protagonista está enamorado y... —titubeó— no sabe cómo expresarlo.

Un atisbo de picardía apareció en la sonrisa de Jimin, mientras apartaba la mirada del libro por un segundo.

—Sí, eso es cierto. Pero sigue adelante.

—Él no quiere que nadie sepa que está enamorado. Suspira, repetitivo y emocionado, pronuncia su nombre una y otra vez en la oscuridad de la noche. Su mente se llena de ella, olvidando el sueño y entregándose por completo a este sentimiento arrebatador. Es un secreto difícil de guardar, como un tesoro oculto en las noches de insomnio. Su amor suena casi obsesivo, idealizando cada rasgo, cada gesto, dejando de lado la tranquilidad para amarla sin descanso. Pero a la vez, él no quiere que ella sepa, es como si el protagonista temiera revelar su vulnerabilidad, su entrega total, guardando su amor en lo más profundo de su ser. —Yoongi pausa unos segundos para asimilar la intensidad del poema y continúa con admiración en su voz—. Su amor trasciende lo convencional, es una pasión que quema en sus entrañas sin poder ser expresada abiertamente. Es como si el protagonista hubiera dejado atrás su tranquilidad emocional para ser consumido por ese amor puro —concluyó dejando caer sus manos al suelo.

FALLING DOWN 跌倒 YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora