Demonio

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Jamás me dijiste. La dolencia permanece amarrada a mi alma, tanto veneno y aún así, no te odio.

Debería.

Arrancaste cada fibra de amor, golpe tras aliento sofocado y miembros morados, sin vida.

Osadía, compararme con diosas olímpicas; asesinato, estrellas salpicando el suelo, sin esperanza.

Jamás me dijiste. Juegos, petricores en vano, dudas de mi sangre. Por ti, demonio de tres cabezas rojas; suena patético y perverso. Parece que no es suficiente, para nadie. 

« Mundos distintos y amarillos » POEMARIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora