Jamás me dijiste. La dolencia permanece amarrada a mi alma, tanto veneno y aún así, no te odio.
Debería.
Arrancaste cada fibra de amor, golpe tras aliento sofocado y miembros morados, sin vida.
Osadía, compararme con diosas olímpicas; asesinato, estrellas salpicando el suelo, sin esperanza.
Jamás me dijiste. Juegos, petricores en vano, dudas de mi sangre. Por ti, demonio de tres cabezas rojas; suena patético y perverso. Parece que no es suficiente, para nadie.
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« Mundos distintos y amarillos » POEMARIO
PoesíaNo es como cualquier historia, esta es especial. Sin pensarlo, me abrí al mundo lleno de posibilidades infinitas y tés de color naranja. Una filtración de cada susurro hecho por mi cabeza. Consciencias distintas, más que mi yo altruista y pesimista...