Este sera un recopilatorio de one-shots sobre los dioses de tierra uno, historias que me interesan contar pero que no son lo suficientemente largas como para hacer una nueva historia por cada una. Espero disfruten.
Hércules ya había probado su poder, asesinando a dos de las criaturas más temidas y peligrosas de Grecia, demostrando incluso más poder que algunos dioses. Pero Hera tenía constancia de la increíble fuerza de la que Hércules era poseedor, por lo que le dijo a su esposo que el poder no lo es todo, recomendando que le impusiera pruebas de habilidad, y este lo hizo, dándole a su hijo las misiones de atrapar a dos increíbles animales: La Cierva de Cerinea y el Jabalí de Erimanto.
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La cierva de Cerinea era una de las cuatro creadas por la diosa Artemisa, más solo esta poseía la cualidad de vivir en la naturaleza. El animal era sumamente bello, teniendo unos hermosos cuernos dorados y pesuñas de hierro, razón por la cual era muy codiciada por los cazadores, quienes la querían al pensar que sus cuernos eran de oro. Pero aunque amaba a su animal, Artemisa no se molesto en resguardarlo, pues tenía plena confianza de que ningún mortal sería capaz de darle muerte gracias a su asombrosa velocidad.
Por otro lado, el jabalí de Erimanto era un animal monstruoso, más alto que un oso y también más feroz, siendo carnívoro con un extraño gusto por la carne humana. Este monstruo no se trataba de una creación divina, sino que era un animal que resulto expuesto a las energías demoníacas del Netherrealm durante su invasión a la tierra, adquiriendo un tamaño desproporcionado para su especie, fuerza y resistencia aumentadas y gran ferocidad.
Heracles decidió ir primero a por la cierva, pensando en que sería lo más fácil, pensamiento erróneo, pues más de un año estuvo buscando al animal sin verlo una sola vez, encontrando a lo mucho huellas o un poco de pelaje. Pero no se rindió, buscando sin descanso hasta lograr su cometido, siguiendo sus huellas hasta encontrarla bebiendo de un lago. El héroe se posiciono a contra viento para que el animal no lo olfateara, guardando el máximo silencio posible para tomar su arco y una flecha. El semi-dios apunto al animal y tenso la cuerda, lo cual hizo un leve sonido que la cierva escucho, tratando de correr pero cayendo cuando la flecha se clavo en su pata trasera izquierda. Hércules se acerco al animal, que pateaba y lloraba de dolor, sacando la flecha e inmovilisandolo con cuidado para no lastimarlo, pues su misión era llevarlo con vida ante el rey para después liberarlo. No es que a Zeus le interesara la vida de la cierva, pera sabia que la muerte de esta haría enfurecer a su hija Artemisa, y prefería evitarlo.
