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Aquel chico solitario caminaba por los pasillos de la universidad, escuchando música con los audífonos puestos, y el volumen completamente alto para no escuchar a los demás, ni siquiera quería escucharlos respirar.

Abriendo la puerta y entrando al salón de clases que le correspondía, dejando su mochila en su asiento hasta al frente de la fila, y sentándose en este mismo, retirándose los audífonos y guardando su celular, ambos en alguno de los bolsillos que tuviese en aquel suéter completamente negro.

Escuchando el sonido de la campana y viendo como cada compañero entraba, simples ratas de alcantarillas, eso eran todos para el.
Todos unos buenos para nada, imbéciles que siguen vivos porque lo único que saben hacer en el mundo es respirar, desperdicio de oxígeno, en su opinión.

Todos yendo a sus lugares cuando la profesora entro al salón de clases,una mujer mayor, cabello castaño canoso, un rostro serio, una personalidad sería y una mujer directa.
Al punto de vista de aquel chico, era una mujer que si valía la pena que respiré, y que el respetaba mucho, pues siempre se negaba a quedar en vergüenza ante los estúpidos que tiene como alumnos.

—¡Buenos días jóvenes!.—dijo la mujer, dejando su bolso en el escritorio, recibiendo un "Buenos días, maestra" por parte de la clase—Muy bien, saquen sus libros de historia y abran en la página 57, porfavor.

Todos obedecieron, sacando sus libros y abriéndolos en la página indicada por la mujer.

Mientras la maestra explicaba y apuntaba datos relevantes en el pizarrón, tres de los populares empezaban a arrancar hojas de sus libretas, para lanzarlas a aquel chico solitario de nombre JiMin, en forma de bola.

JiMin, más que molestarse, estaba acostumbrado, simplemente los ignoraba y seguía prestando atención a lo que decía la maestra, anotando las cosas que para el son interesantes, siempre terminaba escribiendo cosas que los otros par de idiotas que tiene por compañeros no ven.

JiMin era inteligente, sabía muchas cosas más, incluso cosas que ni siquiera venían en el libro, pero eran verdad, a veces ganaba reportes por discutir con la maestra sobre la historia inventada y la historia real de las cosas, pero no le importaba en lo más mínimo.

—¡Shh, shh!, Hey, rarito, anormal, inadaptado.—le hablaba uno de tantas ratas de aquel salón—Te estoy hablando, carajo.

—Me estás hablando, y yo te estoy ignorando, y así será hasta que me de la gana de escuchar los chillidos de una rata como tú o como los demás...—contestó.

—Oye, oye, tranquilo, ahora no quiero golpear a nadie, ¿Entiendes?, Solo te quería decir que más te vale, haber hecho mi trabajo, porque si no, te va a ir mal.—sonrío, acomodándose en su lugar.

—Tú tienes manos, y muchas opciones para hacer un trabajo, puedes hacerlo tú, aparte, no eres nadie para decirme que hacer y que no hacer.—siguió escuchando la clase, ignorando a los de su alrededor.

A decir verdad, JiMin podía aguantar sí aquellos chicos lo golpeaban o algo por el estilo, estaba más que acostumbrado.

Aparte, todos los demás profesores eran unos idiotas, por más que iban a decirle que a JiMin le habían golpeado otra vez, siempre le creían a los imbéciles populares, los cuales decían que se había caído de las escaleras, o se había tropezado con alguna cosa X y había caído, lastimandose.

Al menos la maestra anterior mencionada era la única que no aceptaba eso, y procuraba ver bien que no le fuesen a hacer nada al único estudiante que parece sí presta atención y le interesa saber algo.
Mientras la directora de aquel lugar había puesto advertencia, seguían molestandolo.

Pero que más da, a JiMin ya no le importaba, mientras más rápido acaben con su vida si sigue así, iba a dejar que le sigan golpeando y maltratando.

...

—Vaya, vaya, vaya, miren a quien tenemos aquí.—el y su grupo de "amigos" rieron.

—El chico suicida, genial.—dijo otro

—Sí, que emocionante...—dijo JiMin con tal sarcasmo—Pueden hacer cosas más productivas, ¿Saben?, Para que venir conmigo, ustedes saben que ya no me importa sí me golpean o algo, así que, sería como... Desperdiciar su tiempo, ya no me afecta, y según yo, ustedes buscan que lo que ustedes hagan, afecte a la persona que le pase, ¿No?.

—Pues... Si, estás en lo correcto, pero aunque no te afecte, nos encanta molestarte, y aparte, ni siquiera buscas hacer algo para evitarlo, por igual, quieres que tu vida se acabé y nosotros podríamos ayudarte, pero no tan pronto.

—Prefiero acabar yo mismo con mi propia vida, y no a que lo hagan unas ratas de alcantarillas como ustedes, ahora, sí me disculpan, tengo cosas más importantes que hacer a seguir perdiendo tiempo con ustedes.

Iba a retomar su caminó hacía dónde se le dé la gana ir, de no ser por ciertos chicos que le empujaron, haciéndolo caer al suelo y empezando con los golpes, divirtiéndose de hacerle la vida imposible.

A lo lejos pudo ver a aquel otro chico que, a pesar de ser "amigo" de ellos, gran mayoría se alejaba y siempre se quedaba mirando como lo golpeaban.

Min YoonGi, o para el, rata de alcantarilla número 22, porqué sí, JiMin no sería capaz de decirle a la gente "El es tal chico o chica", no, JiMin decía "El es la rata de alcantarilla número quién sabe cuál".
No importaba quién sea.

Nadie se salvaba de ser llamado rata por el.

Nadie.

Volvió a escuchar las risas de aquellos chicos y sentir como lo sujetaban de sus brazos, mientras otro tenía su teléfono en manos.

—Oh vaya, ¿Qué dirán los profesores al ver que uno de los alumnos más inteligentes y el favorito de la maestra tiene un vídeo pornográfico en su teléfono?.—dijo mostrándole al dueño del teléfono como estaba descargando uno de tantos vídeos de alguna página de pornografía—Seguro estarán decepcionados.

El chico comenzó a reír junto a sus amigos, notando como el vídeo terminaba de descargarse, apareciendo así en la galería de aquel teléfono, la cual, sí la revisaban, llevarían la sorpresa de que no había nada, ninguna foto, video, no había nada.

Solo cuándo aquellos chicos llegaban y lo molestaban, había de dos, o le destrozaban el teléfono o descargaban algo para hacerlo quedar más mal de lo que ya habían logrado durante todo el tiempo.

Siempre era la misma, que ya estaba acostumbrado a todo eso.

°≈{<El suicida y el homicida†∅ ‡YM‡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora