-9.

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Después de esos días que no asistió, volvió.

No tenía pensado hacerlo pero es igual que su vida, no tenía pensada tenerla, así que, a la mierda.

En definitiva, JiMin todo lo mandaba a la mierda, incluso a sí mismo.

Claro, era de esperarse, solo camino hasta el salón correspondiente escuchando su música, como de costumbre.

Ignorando a todos los que lo miren, susurren cosas de el, o pasarán cerca de su lado.

JiMin acostumbraba llegar al salón, dejar su mochila y sentarse en su lugar, justo lo que hizo.

No había nada especial, así que, solo fue a sentarse en paz.

En verdad, con cualquier canción que el ponga en su teléfono, subía todo el volumen, no importaba si la canción ya se escuchaba fuerte con poco, lo subía todo, no le importaba tampoco si se quedaba sordo por eso.

Recargaba su brazo derecho sobre el izquierdo, haciendo algo de presión, si, antes de venir a la universidad, para evitar hacerlo ahí, se cortó en su hogar, y ahora hacía eso para que salga más sangre y pueda estar cerca de la muerte por la falta de esta.

Si, sus ganas de morir eran muy altas, bastante a la vista de todos los demás compañeros.

Cuando entró la maestra al salón, JiMin dejó su música de lado, y se concentró en la mayoría de cosas que se le hagan interesantes a lo que la maestra le diga a la clase.

—Bueno, esto va para todos, en especial para usted, Park JiMin.—dijo ganándose la mirada del nombrado—A partir de la próxima semana estarán viniendo unos estudiantes de psicología con un nivel alto en tanto lo que hacen, y buscarán ayudar lo más que puedan a esta universidad para mejorar y todo.

—Yo no necesito ayuda psicológica...—murmuro aquel chico, aunque la maestra logro escucharlo.

—Jóven Park-...—fue interrumpida antes de poder terminar.

—No la necesito, por ahora, lo mejor que puede hacer es empezar su clase a insistirme en que vaya con ellos cuando lleguen.

—Bien, pero al menos vas a ir una sola vez con ellos, esa ayuda te puede servir de mucho con tus problemas.—dijo, sacando algunas cosas de su bolso—Saquen sus cuadernos, voy a ponerles algo para que hagan ahí.

...

—¿Me dirás porque faltaste?.

—No, aparte, ¿Desde cuándo te importa?.

—Me importa desde el primer día que faltaste, así que, ¿Me dirás?.

—Te he dicho que no.

—¿Porque razón no?.

—Porque no es algo que te importe.

—Te he dicho que me importa.

—Desde el primer día que falte, eso no tiene sentido.

—Si no me dices seguiré jodiendote con eso.—escucho al contrario suspirar harto.

—De verdad que no te cansas.—volvio a suspirar—Falte porque debía recuperar el tiempo de trabajo que no hice, porque estaba cansado de todos y no quería verles la maldita cara, ¿Estás feliz ahora?.

—Podría decir que si, solo hay una cosa más que no entiendo, ¿Porque les hablas a todos por un número específico en vez de sus nombres?.

—Porque para mí todos son unas ratas de alcantarillas, tu eres la veintidós, tus “amigos” son uno diferente, y así cada alumno de esta escuela es un número.

—¿Quien es el número uno?.

El número uno, ¿Estaría bien decirle quien es?, Bueno, por el momento no.

—Es... Una persona, ¿Bien?...—apuro su paso.

—Eso no me sirve.

—¡Pues ni modo!, Trata de averiguarlo.

No, no iba a decirle, no lo haría, para nada.

Esperaría a las sospechas del chico para saber que tanto le importaba saber y eso.

Saber si sería bueno decirle quien es la rata de alcantarilla número uno.

°≈{<El suicida y el homicida†∅ ‡YM‡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora