Campanas De Tchaikovsky

673 38 3
                                    

Noviembre 4, 18:50 hrs.

-Mierda, ya es tarde, el toque de queda va sonar en cualquier momento- me digo a mi misma dándome unos últimos toques de maquillaje al rostro. Me observo al espejo y analizo cada una de mis facciones para corroborar que todo esta en perfecto estado. No es como si fuera a una cita, es tan solo una cena con mi viejo amigo Nick, pero él dijo que queria verme linda, y bueno, digamos que todo esta completamente bien en el contexto de "linda". 

Miro mi rostro meticulosamente comenzando por mis ojos grises contrastados por el maquillaje rosa en los parpados, las pestañas largas afinadas con un poco de negro, mi pequeña y fina nariz se encontraba centrada sin puntos negros, los pómulos levemente marcados dejando una linea sombreada de rubor y los labios pintados de un rosa palo bastante sexy a mi parecer. Planche mi cabello castaño claro para darle brillo sobre mi tez blanca rosada. 

Estaba vestida con unos jeans negros y una blusa blanca que ondeaba muy bien mis curvas, producto de mi buena alimentación y ejercicio por las mañanas. No soy robusta, pero tengo el suficiente musculo como para defenderme. 

Escucho las campanadas anunciando 5 minutos antes de las 18:00 hrs. No se que sea peor, que Nick me maté por plantarlo otra vez o encontrarme con los reguladores. Da igual. Tomo una chaqueta negra de mi armario, mi bolso y salgo deprisa del apartamento.  

Si me apresuro tal vez llegue sin ser vista, tengo que esconderme y pasar desapercibida. Por un momento pensé en usar la excusa acerca de haber sido llamada por una urgencia en el hospital, pero lo descarte por completo al recordar que estaba caminando en dirección contraria. Te maldigo Nick por vivir tan lejos del Hospital.  

Las oscuras, frías y solitarias calles de Londres me hacen tener un escalofrió por todo mi cuerpo, antes no eran así. Antes era común aun a estas horas ver a señoras y señores desearte buenas noches, o a parejas recorriendo las calles brillantes con todo tipo de locales aún abiertos. Los músicos callejeros dar sus ultimas pistas con una suave melodía y al chico de las flores que de niña siempre me regalaba una cada vez que pasaba junto a mis padres por el Támesis. Todo eso se perdió junto a miles y  miles de vidas, la libertad se extinguió y la sonrisa que siempre quise conservar, la correccional lo desapareció por completo. Ahora ya no sabia como sonreír con sinceridad, mucho menos como sentir la calidez de un hogar. 

-TOQUE DE QUEDA, TOQUE DE QUEDA, A ESTA HORA TODOS LOS CIUDADANOS DEBEN ESTAR DENTRO DE SUS HOGARES, EVITE SER SANCIONADO POR LOS MIEMBROS REGULADORES DE FUEGO NÓRDICO, NO SALGA, REPITO, NO SALGA-

La voz resonante de los megafonos en cada esquina de la ciudad me hacen acelerar mi paso. Apenas estaba pasando la Catedral de Saint Paul, y aún tengo que cruzar el Old Bayle. Pero si tomo un atajo entre los callejones podría evitar ser vista y llegar en menos de 15 minutos a casa de Nick, es lo que mejor se me ocurría en ese momento. Doble una esquina por los callejones, en seguida y camine por unos minutos hasta llegar a una encrucijada donde sabia exactamente bien que camino elegir, pero justo cuando me desviaba para tomar mi confiable atajo...

-Señorita, que hace una damita como usted a estas horas de la noche- escuche una voz masculina desde mi espalda y pasos de 3 hombres diferentes. Maldita sea, si eran reguladores no podía correr, o se vería sospechoso. Así que decido comenzar con la realista actuación de Anya Graycross. Una sonrisa linda y carismática se pinta en mi rostro, volteando hacia aquellos hombres. 

Efectivamente eran 3. Los analice velozmente con mi mirada. Ninguno sobrepasaba los 50 años, dos de ellos eran altos, el que habla es menudo, casi de mi estatura. Los 3 tienen diferentes camisas y pantalones, pero tienen el mismo saco y sombrero negro. Uno de ellos es fornido y tiene un rostro duro. El otro alto esta tosiendo desde que el menudo hablo, fumador y a juzgar por esa abdomen lleno de grasa, debe de ser alcohólico  o simplemente le gusta comer mucho. El menudo tiene barba de días, además de que parece sumamente confiado y camina como bonachon, en definitiva debe de tener algún tipo de complejo por su estatura al lado de sus compañeros, ademas cojea de una pierna. 

V de Vendetta: Secondo MundusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora