Maneras de morir [Percico]

• Cinco •

— ¿Qué clase de cosas tenía que hacer Percy hoy? — Preguntó Nico después de ver como el hijo de Poseidón salía corriendo a su cabaña dejando a Annabeth sola.

— No lo sé, ejercicio, tareas, ayudar a campistas, cosas de héroes-

— ¿Qué lo hagan llorar? — Interrumpio el pelinegro.

— Exacto, espera ¿Qué? — Jason vio a donde Nico apuntaba, era a la hija de Atenea con un semblante triste.

— Percy acaba de salir corriendo a su cabaña. — Dijo con normalidad el menor, Jason gruño preocupado, ¿A quién debía ir a ayudar? Los dos eran sus amigos después de todo.

— Nico, tu ve con Percy. Yo iré con Annabeth. — Ordeno el mayor.

— ¿Qué? Espera... ¿Qué se supone que haga? — Volvió a preguntar pero esta vez asustado.

— Ya sabes, animarlo... ¡Cosas de amigos! — Grito Jason mientras se alejaba e iba con la rubia, Nico tenía una mueca única. Él nunca había animado a nadie y mucho menos había tenido amigos.

Su estómago se revolvió cuando llego a la cabaña de Poseidón, entro sin avisar porque lo último que quería era agradarle a todos ahí.

— Hey... Percy. — Saludo al montón de almohadas y sabanas que se retorcian en la cama. — Tengo una muy buena idea para hoy... Podemos intentar amarrarme un par de cadenas en los pies y podrías tirarme al lago para hundirme...

Nico solo escucho sollozos como respuesta.

— ¿Qué te parece si hago enojar a Apolo de nuevo? — Intento de nuevo, Percy salió de su agujero de inmediato.

— ¡¿Cuál es tu problema?! — Grito el ojiaqua — ¡¿De verdad crees que tu vida es una mierda, tanto así como para querer morir?! ¡Eres un maldito fenómeno, déjame en paz! — Y volvió a cubrirse con todo.

La cabaña quedo en silencio por un largo rato, Nico analizaba las palabras del mayor, era la primera vez en años que alguien era así de sincero con él, se encontraba entre emocionado y triste y no sabía porque.

Suspiro y decidido quito varias almohadas del nido de Percy para poder entrar con él, una vez se acomodo al lado de este lo miro a la cara, Percy lloraba desconsoladamente. Paso un mechon de pelo del mayor por su oreja y limpio una lagrima con su pulgar, recordó que su mamá hacía aquello cuando Nico lloraba.

— Percy, probablemente soy el que más sepa de sufrimiento en este campamento, así que, ¿Por qué no me cuentas que paso y así podemos reírnos al final? — Nico se sorprendió de si mismo, no esperaba ser tan bueno ayudando, aunque solo repetía diálogos de novelas no espero que funcionara.

— Yo ya sabía, sabía que mi relación con Annabeth se había ido a la mierda. — El hijo de Poseidón mordió su labio en busca de palabras, intentaba no llorar frente al chico que le había pedido ayuda un día antes. Nico tenía verdaderas razones para llorar, Percy se sentía un estúpido. — Tal vez no me preparé lo suficiente para este momento...

— Oh, Percy... Nadie puede estar listo para algo así, vamos. No es malo llorar, no puedes sostener a todos antes que a ti. Ser un héroe no quiere decir que no llores ¿O sí? — Aquello fue suficiente para que el ojiaqua se rompiera en llanto, abrazo a Nico hasta ocultar su rostro en el pecho de este, olía a tierra mojada cosa que lo tranquilizaba, aunque tampoco quería subir la mirada y encontrar a Nico con cara de asco.

Nico por su parte se quedo estático, no sabía que hacer, "¿Esto estaría haciendo Jason con Annabeth?" Pensó el menor.

— Aunque hay algo que no entiendo... ¿Por qué dejaste que Annabeth tuviera la oportunidad de romper contigo cuando tu ya sabías que no iba a funcionar? — Se aventuro a preguntar pero se arrepintió de inmediato. — Lo siento, no quería-

— Son los recuerdos... Simplemente recordaba todo lo que pasamos e hicimos juntos. — Percy paso sus brazos por la cintura del menor y lo aferro aún más a él para seguir llorando, a Nico poco podía importarle morir de asfixia en aquel momento, solo esperaba que a Percy no le importará tener a un cadáver en su cama.

Decidió no preguntar más y acariciar la espalda del mayor suavemente hasta que este terminará de desahogarse.

No supo cuando, pero ambos cayeron dormidos en aquel montón de almohadas, en su pequeño bunker de tela.