• Dos •

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— ¡¿Entierro?!, Este mocoso no merece ningún entierro y mucho menos aquí,  ¡Él le enterro la espada a mi hijo! — Se quejo Apolo dramáticamente, no había nada peor que un Dios enojado, pero claro, se entendía ya que aquel extraño había atacado a un...

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— ¡¿Entierro?!, Este mocoso no merece ningún entierro y mucho menos aquí,  ¡Él le enterro la espada a mi hijo! — Se quejo Apolo dramáticamente, no había nada peor que un Dios enojado, pero claro, se entendía ya que aquel extraño había atacado a uno de sus hijos y Quiron decía que debían enterrarlo.

Percy junto con Jason y Hazel, esperaban afuera de la cabaña donde hablaban los mayores, los tres habían sido los encargados de cuidar el cadáver del chico, que aún tenía la flecha en su frente.

— ¿Estás bien? — Le pregunto Jason preocupado, Percy vaciló. — No dejas de ver el cadáver, ¿Acaso te gusto?

— Deja las bromas, esta muerto... — se cruzo de brazos y desvió la mirada después de tanto tiempo, no había dejado de ver al chico pálido desde que le pidieron que lo cuidará.

— Es extraño, ¿Quién era él y por qué hizo eso? — Fue turno de Hazel de hablar, se encontraba arrodillada frente a Nico. — ¿No creen que deberíamos quitarle la flecha de su frente?

— Lo único que deberían hacer es arrojarlo al mar como ofrenda a Poseidón, o a los lobos para que mi hermana este contenta. — Interrumpió Apolo, Percy hizo una mueca.

— ¡Wow, alto ahí hermano! ¡No vamos a arrojar a nadie a ningún lado, si quieres deshacerte de él hazlo por tu cuenta, no nos metas en esto! — Todos miraron con los ojos abiertos a Jason por desafiar a Apolo, al hijo de Júpiter ya no le importaba que Apolo fuera un Dios después de salvar su pellejo.

Y cuando menos se lo esperaban ya estaban todos peleando por ver quien ordenaba y quien obedecía, Quiron suspiraba a cada rato.

Como cada vez después de que moría, Nico entraba en un estado de parálisis, no podía sentir ni hacer nada mientras su cuerpo se curaba, a veces tardaba horas y otras minutos, como este era el caso

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Como cada vez después de que moría, Nico entraba en un estado de parálisis, no podía sentir ni hacer nada mientras su cuerpo se curaba, a veces tardaba horas y otras minutos, como este era el caso.

Cuando recobro el sentido del olfato pensó que seguía en el campamento mestizo, recobro su audición y lo confirmo, pues escuchaba la pelea que sabe quienes tenían, frunció el entrecejo agotado.

— Ugh... ¿Quieren callarse? — Se quejo y todos le hicieron caso, le asusto el silencio así que abrió los ojos ya que recupero la visión. Apolo, un centauro, Dionisio, Hazel y un par de semidioses más,  lo veían asustados. — ¿Sigo teniendo la flecha en mi cara?

— ¡¿Qué mierda?! — Grito Apolo, todos retrocedieron. Nico aprovecho para sentarse y retirar lentamente la flecha de su frente, hizo un sonido asqueroso de sus sesos y sangre retorciendose mientras se curaba mágicamente.

— Hmm... Al menos esta vez no me ensucie tanto como la vez que utilicé una escopeta. — Dijo con normalidad el hijo de Hades, se levanto apoyandose en la pared de la cabaña, aún seguía algo mareado.

— ¿Qué rayos eres? — Pregunto Dionisio.

— ¿Estás bien? — Le siguió Hazel.

— ¿Cómo es posible que estes vivo? — Jason se unió. Mientras todos llenaban de preguntas y apuntaban con sus armas al pelinegro, Percy lo veía con curiosidad y lastima. ¿No había visto a aquel chico ya?

— Demasiadas preguntas... — Nico se tomó de la cabeza adolorido. — ¿Tu hijo esta bien?, Lo lamento era la única forma de sacar la furia de un Dios, pero parece que ni así pude morir...

El menos bostezo, llevaba días sin dormir, siempre que despertaba de una muerte volvía a intentar otra y así sucesivamente sin descanso.

— Tú... ¿Morir? ¿Quieres morir? — Pregunto con tristeza Quiron.

— Por eso estoy aquí... Necesito que me ayuden a morir. — Recibió como respuesta.

De nuevo todos se quedaron callados, bajaron sus armas al ver que no corrían peligro, Apolo aún se notaba molesto por lo de su hijo, por suerte, Will había sobrevivido para contarlo.

— Con gusto te mataré las veces que quieras. — Escupió el Dios del sol.

— Nah... No hace falta, solo es un chico con depresión, hijo... bienvenido al campamento mestizo, Peter será tu guía.  — Dijo con tono de ebrio el Dios del vino, todos lo miraron confundido.

— ¡Es Percy! — Corrigió el hijo de Poseidón molesto, cuando reaccionó abrió la boca asustado. — ¡E-Ese soy yo!

Jason y Hazel lo empujaron hasta quedar a centímetros del menor, Nico lo miro de pies a cabeza y Percy sonrió nervioso, aquel iba a ser un largo fin de semana.

Maneras de morir [Percico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora