¿Y tú eres...?

177 8 4
                                    

*Narra Dani*

    O ese capullo suelta a David o no me hago cargo de mis actos. Será...

-¡Tenemos que hacer algo!-chilló Carla, dejándome sordo.

-¡Me vas a romper los tímpanos!-gritamos Ariadna y yo a la vez.

-Pués perdón pero tenemos que hacer algo. Y dejen de quejarse a la vez, que parecen novios.-nos respondió Carla.

Me ruboricé, pero me apresuré en hablar:

-Bueno, probemos a hablar con él. 

-¿En serio? ¿Con esa bestialidad?-dijo Ariadna, provocando que Carla riera entre dientes.

-Bueno, no perdemos nada.-le respondió Carls rápidamente, para despues añadir- Hey tú.

El chico que tenía a David cogido del cuello se viró hacia nosotros, un poco molesto.

-Qué quieres Lafuente- dijo mirando a Carla.

- ¡O! Deja que piense. Tienes agarrado a mi amigo del cuello. Mmm creo que te quiero invitar a cenar.-respondió Carls sarcásticamente.- ¿Y tú cómo sabes mi apellido?

-Todo el mundo lo sabe.-intervino de repente David, con un hilo de voz.

- ¡Tú calla!-le gritó el chico.- Por cierto, me llamo Francisco.-añadió.

- Hola Francisco - dije yo, cosa que causó que posara su mirada en mí.

-Tú calla.

- Vale.-dije con un nudo en la garganta. "Si fuera más fuerte... o si tan siquiera pudiese hacerme oír... quizás tuviera una oportunidad."- pensé para mis adentros. Pero la pura verdad era; ¿qué podría hacer yo? Un chico tan enclenque del que todos se burlan...

      Mis agrios pensamientos fueron interrumpidos por las carcajadas de aquella bestia, a la cual habían llamado Francisco.

- ¿De qué te ríes?-le preguntó Carla, lanzandole una mirada fulminante.

- De tu "amigo", ¿no es obvio?-le respondió aquella bestia.

     Entonces Carls hizo algo que... bueno me dejo alucinado. No se podía describir de otra manera. Se lanzó literalmente hacia Francisco y le asestó un certero puñetazo en la cara. Dirigí mi mirada hacia Ariadna, que, al igual que yo, parecía anonadada. No me había fijado antes en la luminosidad de su mirada, la cual reflejaba su carácter fuerte y decidido. Sus ojos marrones eran, en definitiva, perfectos. Mientras me quedaba contemplandola, hubo un momento en que nuestras miradas chocaron... Me ruboricé y rápidamente aparté mi mirada. Entonces fue cuando me dí cuenta de lo que estaba sucediendo a nuestro alrededor. Carla y Francisco habían empezado a pelearse a puño limpio. Me hizo mucha gracia el hecho de que Carls estuviera ganando. Francisco sangraba por la nariz, mientras Carla no presentaba síntomas de estar herida; salvo por algún que otro rasguño. Entonces llego él. Un chico de pelo castaño muy oscuro, casi negro, y ojos marrones. Nos miró a Ariadna y a mí, y al momento lo reconocí. Era el delegado de nuestra clase.

*Narra Carla*

   Aquel chico que acababa de entrar en la sala se plantó justo en medio de Francisco y yo, deteniendo al momento nuestra discusión.

- ¿ Y tú eres...?- le pregunté, observándolo con un poco de impaciencia.

- Me llamo Rubén , y soy el delegado de tu clase, Lafuente.

- Hola- le saludé, después de un silencio incómodo.

  Él miro a Francisco y le dijo:

- Suelta a David y vete si no quieres problemas.

   Francisco se dio media vuelta, dejó a David en el suelo y se marchó por donde había venido.

- Gracias. - le dijimos David y yo al unísono.

  

   Él se limitó a dar un gran suspiro, mirarnos con cara de autosuficiencia y largarse.

- Que raro...-murmure.

El club de los marginadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora