El club de los marginados

¿Me darías tu whatsapp?

Dedicado a mi Imarita♡

Las tres horas siguientes transcurrieron con normalidad. Aburridas, pero con normalidad.  Exceptuando los murmullos constantes de mis compañeros que, como os podéis imaginar, eran sobre mí y sobre mi familia. La verdad, hay niños con mucha imaginación. Ya corrían rumores falsos de que yo había decapitado ha tres hombres, y amenazado a más de mil. Por Dios, que exageración. La verdad es que, como ya estoy acostumbrada,  no me molestaron en exceso. Había, incluso, empezado a resultarme divertido escuchar como sacaban todo de contexto. Decapitaciones, tiroteos... incluso flechas había ya llegado a escuchar a lo largo de mi vida, imaginaos cuan continuos eran los rumores absurdos sobre mí.

En definitiva,  llegó la hora. Quedaban cinco minutos de clase. Creo que en aquel momento nadie estaba atendiendo al aburrido sermón de Patricia, nuestra profesora de lengua. Y entonces...

《Riiiiiing》-chilló el timbre de final de clases, taladrando nuestros tímpanos.

-¡Todos fuera!- dijo Patricia,  contenta de terminar el día.

Todos salimos corriendo, desesperados por salir de aquella prisión. Alguien se abrió a empujones, para salir la primera. Como no, Samanta seguida de sus tres amigas. María no estaba con ellas,al parecer no era " digna de ser una de las chicas más populares de la clase", o al menos eso había oído yo durante la clase de plástica. Yo no luché mucho por abrirme paso, total todos íbamos a salir. Crucé rápidamente el pasillo principal y salí. Pude divisar el coche de mi padre entre todos los demás y, cuando estaba a punto de subir, alguien me agarró por el hombro. Me giré y ahí estaba Dani, mirándome sonriente.

-¡Espera!

-¿Qué?

-¿Me darías... me darías tu whatsapp?

- Cla-Claro, porqué no. Apunta - dije mientras esperaba a que sacara un boli. - 6 * * * * * * *.

-Gracias. Dentro de un segundo tendrás un mensaje mio. Ahora te permito irte. Sin mi permiso no puedes ir a ningún lado,¿e, jovencita? Que quede en constancia.

-Gracias por su permiso, majestad.

- De nada, súbdita.

Reí mientras subía al coche.

-¿Quién era? - se apuró en preguntarme mi padre.

- Un amigo.

- Un amigo. .. un amigo - repitió como si estuviera haciéndose a la idea.

Llegué a mi casa, almorcé y hice los deberes, cuando me iba a ir a dormir, mi móvil vibró.

* Conversación de whatsapp *

- Buenas noches princesa!

- El libro se llama Buenos días princesa pero te lo tolero.

- Vale, vale, no me pegues. Hasta mañana.

-Hasta mañana.

*Fin de conversación*

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He tenido que resubirlo porque el otro tenia algunos problemas.