Capítulo 6

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Oliver

He despertado hace unas horas, pero no he movido ni un musculo, las palabras de mi hermana han sido como la peor paliza que me han dado, me ha dejado seco y sin palabras, pero con un mundo de contradicciones en mi cabeza.

—Oliver, ya es medio día. —Oigo a mi madre desde la puerta— Baja a ayudarme con el almuerzo, tu hermana ha salido con Javi, supongo a la inscripción de arte para niños de la que me hablo.

—En seguida bajo mamá. —le digo mientras me levanto para volver a cerrar la puerta—espérame un segundo.

No puedo evitar pensar cada segundo lo que me dijo Catalina, vivir aquí en esta casa, con esta realidad que golpea más fuerte cada día, al ver a mi madre con su rostro tan débil no me puedo permitir pensar que es una cobarde. Ella aguanta todo esto por mí, por Javi y sobre todo por ella.

Bajando las escaleras, la veo de lejos en la cocina con un viejo mandil que le regalamos nosotros dejando de comer nuestras galletas de la merienda para poder ahorrar, siempre hemos sido unidos, incluso con Javi, que muchas veces parece indiferente al mundo que lo rodea, no lo culpo, yo también a veces prefiero no hablar con nadie, pero no me dura nada la fuerza de voluntad.

—Ayudame a cortar estos pimientos. —mi madre interrumpe mis pensamientos— no tan grandes, a tu padre no le gustan y prefiero que los ignore.

—Que importa lo que a él le guste—le digo mientras azoto los pimientos contra la tabla de picar—No podemos estar a merced de lo que él busque o quiera.

—Oliver es tu padre, debes respetarlo. —me dice con tranquilidad mientras coge los pimientos y los vuelve a poner delicadamente—Puedes estar enojado con él, y que no te agrade, pero...

—¿Pero qué? —le digo de una manera en la que me arrepiento al instante— Lo siento mamá.

—No te disculpes, solo estoy tratando de entenderte. —me dice mientras vuelve a lo suyo— y como seguía, no puedes renegar de tu padre. Él hace todo por nosotros, por darnos lo necesario para vivir, incluso acepto que tú y tu hermana vayan a la escuela.

—¿Desde cuando hacer todo es emborracharse todos los días? —le pregunto y la miro un poco de lado— Eso es lo que hace, no tiene un trabajo hace años, y a los pocos a lo que lo han llamado no ha hecho más que arruinarlo.

—Debes entenderlo un poco, perdió lo más preciado para él. —me dice, mientras se saca su mandil— Ser militar lo era todo para él, su vida, sus amigos, incluso yo estaba sumergida en ese mundo, y cuando lo sacaron se abrumo y poco a poco dejo de ser él.

—No lo puedo entender, no es nuestra culpa. —le suelto—Creo que ya ni recuerdo la última vez que hicimos algo juntos y lo disfrutamos, ahora todo es tan diferente. —la miro como agarra nerviosa su manojo de llaves.

—Perdió su vida, las mismas personas que él apoyo luego lo botaron como si no valiera nada, le quitaron su valor, es como si de la noche a la mañana tu familia decidiera abandonarte Oliver, como si tú te fueras o Catalina se marchara, incluso Javi, en la situación en la que estamos eso se tomaría una traición y destruiría tanto, el dolor es tan terrible cuando alguien que quieres te da la espalda o te abandona, que nunca más vuelves hacer le mismo. —suspira— Termina esos pimientos, y luego los almacenas, decidí no ponerle a la comida hoy, pones la mesa que Cata y Javi no deben tardar, iré por un refresco de soya.

—Me agrada más el refresco de cebada—le digo y sonríe— Esta bien, me resignaré para mi no hay gustitos. —escucho su leve risa y sale de la casa.

Me dispongo a terminar de cortar lo encargado mientras pongo un poco de músicade algún cantante aleatorio que salga en la radio, y cuando estoy apunto de volver a perderme en mis pensamientos veo pasar a Gael por lapequeña ventana de la cocina.

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⏰ Última actualización: Jul 12, 2020 ⏰

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