» ◌ ⁺ ┊͙ᵎ ˚ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨 ˚ ᵎ┊͙ ⁺ ◌ «—¿Padre?
Siwon se sacudió, extrayendo su mente del pasado y de vuelta al presente. Bruscamente, su atención regresó a su oficina mientras el calor fantasmal de la piel de Heechul se desvanecía, dejándole la piel de gallina bajo sus gruesos ropajes.
—Lo siento. —Luchando contra la urgencia de tirar del cuello de su ropa, de pronto demasiado apretado, se movió en su silla mientras miraba a Sunny, una feligresa y voluntaria de la iglesia, de pie frente a su escritorio—. Estoy... —Se aclaró la garganta—.¿Podrías repetirlo otra vez?
Ella ladeó la cabeza.
—¿Está... está bien?—Estoy bien. Bien. Solo... —Atascado en un pasado del que no tengo nada que pensar. Sacudió la mano y forzó una risa—. Un poco distraído. Eso es todo. ¿Qué necesitabas?
Ella lo estudió de nuevo, y él silenciosamente le suplicó que no preguntara si esto tenía que ver con la interrupción durante el servicio de esa mañana. Varias personas ya se habían acercado a él al respecto, preguntándose si había alguna razón para preocuparse. ¿Por qué alguien no sería bienvenido en la iglesia? ¿Deberían sentir temor de él? ¿Sentirse amenazados?
Siwon se estremeció ante el recuerdo. Nunca debió acercarse a Heechul así. Debería haber esperado hasta después del servicio y luego llevarlo a algún lugar solitario y decirle que se fuera.
Excepto que habría tenido que pasar por el sermón mientras esos ojos estaban fijos en él, y... no pudo. Así que había cruzado el santuario, había despedido a Heechul, y más tarde, les había asegurado a sus preocupados parroquianos que no, no había nada de qué preocuparse. La persona no era peligrosa, y que, de todos modos se había ido y no volvería.Por favor, Señor, no me permitas ser un mentiroso.
Con un poco de esfuerzo, logró sonreír.
—¿Qué necesitabas?Sunny lo miró con incertidumbre, pero gracias a Dios, no presionó. En cambio, hizo un gesto sobre su hombro. —Sohee y yo estamos listas para llevar las sobras del almuerzo de la confraternidad hasta el refugio. Usted quiere que volvamos por cualquier otra cosa, o...
—No, creo que todo está resuelto por hoy. Y, uh, gracias. Por encargarse de todo eso.
Ella le sonrió.
—De nada. Lo veré el miércoles, Padre.—Hasta el miércoles.
De nuevo, ella lo miró como si todavía estuviera preocupada, pero otra vez, gracias a Dios, no hizo preguntas. Minutos después, Sohee y ella se habían ido, llevándose bolsas de la compra llenas de sobras y donaciones para las personas sin hogar del refugio de la ciudad, y la iglesia quedo vacía excepto por él.
Siwon dejó su oficina y salió al santuario. Se sentía silencioso de una manera inquietante, lo que no debería haberlo desconcertado tanto. Todos se habían ido, era algo normal en un domingo por la tarde. Era normal la mayoría de las tardes, en realidad. Había algunos empleados y voluntarios que iban y venían, más el feligrés ocasional que venía a pedirle rezos o consejos.
A veces los turistas también entraban, pero la mayoría de las veces no era inusual que tuviera el edificio para sí mismo durante varias horas seguidas. El silencio, el eco de sus propios pasos a través del edificio de techos altos, estaba acostumbrado a todo ello.
Hoy, estaba inquieto. Vagó entre los bancos, buscando la paz y el consuelo que siempre encontraba en la cálida luz y las paredes que lo cobijaban. No lo encontró, sin embargo. Ahora que Heechul había estado aquí, el lugar había cambiado. El aire no se sentía el adecuado. La luz que entraba por los vitrales no era la misma, nada era igual.
El pasado de Siwon había estado aquí, y ahora el presente había sido sacudido en sus bases.
Presionó su cadera contra uno de los bancos y se frotó la cara con la mano. Aunque le había tomado mucho tiempo y fuerza de voluntad, había aprendido a suprimir todos sus recuerdos de Heechul y los sentimientos que nunca debería haber tenido por él. Ah, todavía estaban allí, por supuesto, pero Siwon había aprendido a mantenerlos debajo de la superficie, a donde pertenecían.
Se perdería en un rezo o se enfocaría con fuerza en el sermón que estaba escribiendo para esa semana, y entonces Heechul se desvanecería.
El primer año fue el más duro. El siguiente, más fácil. Desde entonces, lo había hecho sin pensar. Los recuerdos no lo habían mantenido despierto por la noche nunca más. Heechul ya no se cruzaba por su mente cuando bajaba la guardia. Siwon había dejado todo lo que habían tenido en el pasado, a donde pertenecía, y siguió adelante.Y esta mañana, en el tiempo que le tomó hacer contacto visual a través de la iglesia segura y familiar, lo había llevado de vuelta justo a ese lugar.
Una mirada desde la parte de atrás, y había vuelto al frente en su cabeza, y allí se había quedado aun después de abandonar la iglesia a regañadientes. Ahora, horas después, los pensamientos de Siwon todavía estaban inundados con las largas tardes que pasaron enredados entre las sábanas. Cortinas cerradas, ropa en el piso, el mundo entero sellado afuera, sin nada que lo distrajera del calor de la piel de Heechul o el sabor de sus besos perezosos y lentos.
Heechul había sido su primer amor —su único— y todo lo que habían hecho estaba grabado en su conciencia.
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Sins ›𝙨𝙞𝙘𝙝𝙪𝙡‹
Fanfiction¿porque es incorrecto amarse? → Temas religiosos →Lemon →Actualizaciones lentas → adaptación corta