Capítulo 12: Infancia

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Ya en su apartamento, Naruto se sentía un poco en conflicto interno con él mismo, no sabía qué preguntarle a Sakura para poder saber qué le sucedía, tampoco sabía como hacer que confiara en él para que le dijera todo lo que la estaba haciendo sentir triste.

Esos pensamientos lo acompañaron toda la tarde, hasta que se dió la hora de ir a verla, salió puntual, algo que sorprendió un poco hasta a él mismo, puesto que también quería llevarle su comida favorita, el anko cubierto de jarabe, sabía que no todo el mundo giraba en torno al ramen y agradeció en sus pensamientos a Ino por haberle dicho ese dato acerca de la pelirosa.

...

Estando ya en el hospital, afortunadamente había bancas afuera para poder sentarse, así que el rubio tomó asiento y espero.

La verdad es que el ambiente fuera del hospital era tranquilo, acogedor y cálido. Una sensación que era bastante disfrutable para cualquier persona que estuviese buscando un poco de paz en ese momento.

De un momento para otro, esa paz se interrumpió por una voz despidiéndose.

–¡Hasta mañana Sakura-sama!–

–¡Hasta mañana a todos!– decía Sakura despidiéndose de sus compañeros y compañeras.

Naruto no quería admitirlo, se había hecho a la idea de superar ese amor por la pelirosa, pero mirarla tan radiante lo hacía caer siempre. Podía resistirse a casi cualquier situación o amenaza... pero no a ella.

–Eh, hola, Sakura-chan– dijo Naruto con una sonrisa en su rostro, mientras se levantaba de la banca.

Ambos se miraron mutuamente. La pelirosa se quedó inmóvil al mirarlo ahí, no sabía que había vuelto de su misión, y una sensación de nervios la comenzó a invadir, pero aún así decidió fingir normalidad, algo que Naruto no notó (como siempre), lo cual ella agradecía.

–Hola, Naruto... no sabía que ya habías acabado tu misión, ¿cuándo volviste?– preguntaba Sakura.

El rubio sabía que estaba muerto si le decía la verdad, pero no le quedó otra opción.

–Bueno, eh... regresé hace un par de días– dijo Naruto con vergüenza en su rostro.

–¿Qué? ¿Es en serio?– preguntaba la pelirosa en un tono calmado, algo que alivió al rubio. –¡¿Un par de días!? ¡¿Y ni siquiera tuviste la decencia de avisarme que habías vuelto o que estabas bien!?– exclamó Sakura, bastante enfadada.

Él no le temía a casi nada, solo al capitán Yamato cuando hacía esas caras para asustarlo, amenazándolo de usar métodos draconianos... pero ver a ese cerezo lleno de furia era algo que asustaría a cualquiera.

–¡No, no, no es eso!, es que la misión me dejó muy cansado y no había salido de mi apartamento hasta hoy, no quise avisarte porque pensaba que estarías ocupada con tu trabajo, así que no qu...– se escudaba el rubio, hablando bastante rápido, cuando unos brazos lo rodearon en un abrazo bastante agradable.

–Idiota...– dijo la pelirosa, abrazándolo.

Naruto se quedó un poco sorprendido por la reacción de Sakura, no solo por el abrazo en sí, sino por el hecho de que no lo mando a volar de un golpe.

El rubio solamente pudo corresponder al abrazo con su brazo derecho, puesto que el otro lo tenía ocupado con la comida que había llevado.

–Perdona, Sakura-chan, no quise preocuparte... la próxima vez te avisaré, es una promesa– decía Naruto, mientras le sonreía a la pelirosa, que ya se había apartado. –¡Por cierto!, te traje tu comida favorita. Pensé que quizás habías tenido un día duro y decidí traerla de camino hacía aquí– dijo el rubio con una sonrisa, que solo cierta pelirosa podía generar.

Cambiando Las CosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora