Había sido una mañana un poco movida para el rubio. Despertó con una pequeña sensación, pero no era disgusto, tampoco era un presentimiento sobre algo malo. Era difícil el describirlo, pero tenía la sensación de que algo bueno podría pasar... o al menos eso era lo que esperaba.
Después de haber desayunado un poco de ramen instantáneo que tenía en sus reservas, se dirigió a ver al sexto, esperaba que al menos tuviera una misión o algo que hacer.
No había ido a ver a Sakura al hospital estos días por lo ocupados que estaban ambos, el rubio sabía que hoy era su día de descanso, así que quizás no era buena idea interrumpirla mientras trataba de descansar.
Se desilusionó bastante cuando le informaron que no había alguna misión disponible para él, no era algo extraño. Desde que la guerra terminó, los únicos problemas que surgían en las personas que requerían servicios de la aldea eran, en su mayoría, de vigilancia o de protección en caso de algún ataque. Estos últimos eran repelidos de manera sencilla, en su mayoría los ejecutaban bandidos ajenos al mundo ninja o mercenarios que apenas sabían sostener correctamente un arma.
Ningún shinobi extrañaba la guerra en si. El olor a barro, sangre y suciedad era algo que jamás querrían que pasara de nuevo, pero al final eran ninjas, siempre habían ganas de una misión interesante.
Los tiempos de paz solían ser extraños. Los civiles sin duda lo disfrutaban, los ninjas como tal... no demasiado. Claro que muchos querían manterlo así para que sus hijos o futuros hijos no tuvieran que enfrentar algo como lo que había pasado hace meses, pero muchos otros lo habían perdido todo y el ser un ninja era lo único que les quedaba, y con la paz sobre el mundo en la actualidad... digamos que comenzaba a ser común ver a algún pobre tipo o tipa mirando su bandana mientras se hundía lentamente en el alcohol en algún bar de la aldea. Esa era, sin duda, una de las caras de las cuales no se hablaba acerca del ser un shinobi.
Camino a su apartamento, el rubio decidió recorrer un poco la aldea hasta que llegó a un pequeño parque y se sentó debajo de un árbol mientras observaba las nubes a través de las hojas.
-Ya veo porque Shikamaru decía que hubiese preferido ser una nube- pensó.
La tranquilidad del lugar le dió pase a unos pensamientos acerca del futuro.
En sí, era muy prometedor, el héroe de la guerra, odiado por todos antes, pero ahora lo saludaban y le regalaban cosas, era gracioso en realidad, pero no se podía quejar, había buscado ese respeto por años y ahora lo había conseguido... pero un pensamiento lo invadió, ¿actualmente valía la pena seguir persiguiendo el sueño de ser Hokage?
-¿Kurama?- preguntó el rubio mientras cerraba sus ojos.
-¿Qué pasa?- respondió el noveno biju después de un rato mientras veía al rubio frente a él.
-¿Crees que valga la pena seguir persiguiendo mi sueño de ser Hokage?- preguntó.
-¿A qué viene esa pregunta?- preguntaba Kurama un poco sorprendido.
-Bueno, he pensado mucho y... no sé, al principio quería ser Hokage por el hecho de que la gente me respetara por eso, ahora la gente me respeta, siento que el hecho de ser Hokage, bueno...- trataba de explicar Naruto.
-Mocoso. El ser Hokage no solo se trata de ganarse el respeto de la gente- explicaba Kurama.
-¿A qué te refieres?- preguntó.
-A lo largo de la historia, el Hokage no solo representa la máxima figura en la aldea. Está claro que todos te respetan por ello, pero lo que hay detrás de eso es mucho más complejo que solo dar la cara y aparecer para una batalla en la cual tienes que proteger a cada una de las personas que habitan esta aldea- decía Kurama.
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Cambiando Las Cosas
FanficSiempre me ha parecido que el NaruSaku habría tenido un excelente desarrollo y además, a mi parecer iba a ser la pareja principal, tanto en el anime como en el manga, pero como todos sabemos, no fue así, haya sido por el fandom, por Kishimoto, etc...