¡Señora Jeon! [KookV]

01

—No sé si eso le gustará a Jungkook —dijo Jeon Sun Hee, cruzándose de brazos y mirándome.

—Por favor, señora Jeon. ¡Ayúdeme a conquistar a su hijo! —suplico, arrodillándome y uniendo mis manos.

Ella se rasca la nuca y hace una mueca pensativa.

Sabe que su hijo es un chico difícil de conquistar y que no regala su frágil corazón a cualquiera. Que su vecino venga y le pida ayuda con él es algo que quizás no se lo esperaba.

Me había dicho una vez que Jungkook nunca le había presentado una novia o un novio, y eso le preocupaba un poco; no quería que su hijo estuviera solo toda su vida. Así que creo que lo pensó más de una vez antes de contestarme con un:

—Cuenta conmigo

No pude evitar chillar y saltar de alegría y ella no pudo evitar soltar una risa. Minutos después ingreso al colegio con una sonrisa en los labios. Y mientras caminaba y pensaba bien lo que había hecho la sonrisa se borró y procedí a morderme las uñas debido a los nervios.

—¿En qué me metí?

Seguro la señora Jeon también estaba en una crisis y trataba de convencerse que lo hacía por el bien de su hijo. Decidí dejar los nervios y me dirigí en donde estaba Jimin, debía comentarle a mi mejor amigo la increíble idea que tuve con una hermosa sonrisa cuadrada en el rostro para que no sospechara que me arrepentí.

—¿Es broma, verdad? —soltó Jimin con una risa, casi rezando que así sea.

Me ve negar y se cubre la cara con las manos, sintiendo la vergüenza ajena calléndole encima como balde de agua fría.

—Tú no tienes límites —murmuró—. ¿Quién en su sano juicio le pide ayuda a la mamá del chico que le gusta a conquistar a su hijo?

Me encogí de hombros.

—Yo lo hice

—Claro que lo hiciste —rodó los ojos.

—¡Pero mira el lado bueno! Por fin podré acercarme a Jungkook —sonrio enormemente al pensar en las posibilidades que tendría con el azabache.

—¿Y si no resulta? —cuestionó, dejando de tapar su rostro y mirándome—. ¿Y si Jungkook descubre lo que hiciste?

—Chim. Me estás bajando las esperanzas —murmuro con un puchero.

—¿Te arriesgarás aún así?

Le sonreí.

—Me conoces —lo codeé y Jimin bufó—. Cuando me propongo algo no descanso hasta lograrlo

Y era cierto. Yo, Kim Taehyung, era la persona más obstinada y testaruda del mundo; no paraba hasta que la vida me tirara en la cara lo que quería y me dijera: "Toma y lárgate"

Jimin notó eso cuando me conoció de niño; cuando me vio caerme varias veces de un árbol al querer treparlo, y luego sacudía mis ropitas con mis manitas para volver a intentarlo, hasta por fin lograrlo.

—Espero que tu plan funcione —y caminamos en dirección a nuestra clase al escuchar la campana sonar.

—Yo también —murmuré, mordiendo mi labio inferior.

Una vez ingresamos al salón, fuimos a sentarnos en nuestros respectivos lugares. Jimin volteó hacia mí, parecía haber recordado algo y golpeó mi frente al ver que estaba concentrado en un cómic que había sacado hace unos segundos.

—Existen muchas otras formas de llamar mi atención, Jimin. Además, estoy detrás tuyo y bastante cerca; pudiste haberme hablado —bufé molesto, sobando la zona en donde fui golpeado.

—Nam me invitó a salir —comentó él, ignorando mi queja.

—¿Aceptaste?

—Saldremos este sábado. Será una salida de amigos

Parpadeé, de repente confundido al ver la mueca triste que hacía mi rubio amigo. Toco las abultadas mejillas y las aplasto.

—¿Y por qué esa mueca? —pregunto.

—Me ifvitam oftros menos Hobi —dijo con dificultad.

—Ay, bobo. Sabes que es hetero —le dije suavemente y solté sus mejillas. Él se encogió de hombros como si no le importara.

—Puedo voltearlo —sonrió y rodé los ojos con una sonrisa.

—Tú también eres un caso

—Bueno, por algo somos mejores amigos, ¿o no? —me sacó la lengua antes de voltearse; el profesor ya había ingresado al salón.

Solté un suspiro y oré para que el tiempo pasara rápido.

—Yo creo que sería mejor confesarte y ya, esa idea tuya podría traer consecuencias —me aconsejó Jimin en el receso. Ambos estábamos sentados en un banquito bajo un árbol.

—Si Jungkook no se entera, no —dije, pasando página al cómic que estaba leyendo.

—Bueno, pero si se entera no digas que no te lo dije- Ey, aún no termino de leer —y Jimin lo estaba leyendo conmigo, con su cabeza apoyada en mi hombro.

Solté una risita y miré al frente, encontrándome al azabache saliendo de un salón junto a sus amigos con una gran sonrisa.

—Valdrá la pena —me dije, tratando de convencerme.

—Sí, sí, pasa página —habló Jimin.