¡Señora Jeon! [KookV]

03

Me encontraba frente a la casa de la familia Jeon.

¿Por qué?

Porque la madre del chico que me gusta se ofreció a llevarme al colegio con el propósito de estar más cerca de su hijo, y yo obviamente no le rechazaría tal invitación.

Toqué el timbre de la casa y esperé pacientemente a que alguien me abriera la puerta. Estaba nervioso. Si Jungkook es el que me recibe no sabría qué hacer, seguro me temblaría la voz y eso sería muy vergonzoso.

Negué con la cabeza y solté un suspiro antes de acercar nuevamente mi dedo al timbre, pero cuando estaba por tocarlo la puerta se abre y mi dedo termina clavado en el fuerte pecho de un confundido azabache.

—B-Buenos días, Jungkook —saludé con una sonrisa temblorosa y retiré mi dedo rápidamente.

—¿Qué haces aquí? —preguntó él.

Vaya forma de saludar.

—Tu madre se ofreció a llevarme al colegio —tartamudeé.

¡Sabía que me temblaría la voz!

Jungkook se frotó el rostro con las manos y luego soltó un suspiro cansado.

¿Qué le pasaba? ¿Tanto le desagrada verme?

Me le quedé mirando con pena al pensar en esa posibilidad mientras él razcaba su nuca con nerviosismo. Agradecí mentalmente que la señora Sun Hee por fin apareciera y me librara de este incómodo silencio.

—Buenos días, Taehyung —me sonrió e hice una reverencia como saludo—. ¿Desayunaste bien antes de venir?

—Eso tenlo por seguro. Todavía sigo lleno —agregué con una sonrisa y palmeando mi barriga.

Soltó una risita antes de volver a hablar.

—Perfecto, ya que recargaste mucha energía a tu cuerpo supongo que no habrá problema en que vayan caminando al colegio

Jungkook y yo compartimos miradas y luego la posamos en ella.

¿¡Qué estaba planeando esta señora!? ¡Se supone que ella nos llevaría!

—¿No iremos en la camioneta? —preguntó su hijo y ella negó con la cabeza.

—Debo llevarla al taller en... —miró el reloj en su muñeca y cogió las llaves de la camioneta que colgaban detrás de la puerta—. Ahora mismo —sonrió y se dirigió al móvil a paso apresurado—. ¡Que les vaya bien en el colegio! Y Jungkook, cuida de Taehyung. ¡Chaito! —se despidió con euforia y arrancó, dejándonos solos.

No pude evitar sonrojarme por lo que le pidió a Jungkook. ¡Señora Jeon, no sea tan obvia!

—¿Tienes bicicleta?

—¿Eh? —volteé a verlo y me encontré con sus profundos ojos mirándome, esperando una respuesta—. Sí, sí, sí

—Ve a buscarla —me dijo antes de dirigirse al garage y sacar una bicicleta de ahí.

Cada quién por su camino, eh.

—¿Iremos juntos? —titubeé.

Luego de varios segundos sin respuesta caí en cuenta de lo que acababa de preguntar y con qué tono. Rápido pensé en excusarme y cuando abrí la boca para hablar Jungkook se me adelantó.

—Por supuesto, Taehyung —me sonrió y sentí las estúpidas mariposas en el estómago—. Esa era la idea desde un principio, supongo —y las estúpidas mariposas murieron.

Claro, la señora Jeon iba a llevarnos a ambos al colegio, juntos.

—Sí —solté una risita nerviosa y me di la vuelta para dirigirme a mi casa, que estaba justo al lado de los Jeon—. ¡Ya regreso, espérame!

Sin esperar respuesta corrí al garage y saqué de allí mi bicicleta. Solté un suspiro de alivio al ver que estaba limpia—. Qué bueno que te lavé ayer —dije y me subí en ella para empezar a pedalear y dirigirme a la calle en donde mi crush vecino ya me estaba esperando.

—Siento la tardanza —le dije una vez llegué hasta él y empezamos a pedalear a la par.

—No tardaste tanto la verdad. Creo que fueron como unos cincuenta segundos —me miró con una sonrisa y le sonreí igual.

—¿De verdad? ¿Acaso los contaste? —solté con diversión.

—Puede ser, quién sabe —dijo con la mirada al frente.

Dios, qué hermoso es. Esa mandíbula y ese perfil... Oh, creo que me hechizó. No puedo dejar de verlo, ayuda, si sigo así terminaré chocando con algo.

—Mira al frente o chocarás —me advirtió él y asentí obedientemente, y cuando volteé mi rostro la rama de un árbol me esperaba ansioso, logré esquivarlo y sonreí victorioso por eso.

—No pudiste, ramón —dije bajito con orgullo.

Luego me quedé congelado al escuchar la risa de Jungkook. ¡Oh, por Dios, lo vio todo!

—¿Q-Qué es tan gracioso? —me atreví a preguntar sin mirarlo y su risa parecía que no iba a parar nunca. Chillé de pena en mis adentros y cabé mi tumba imaginaria hasta que por fin paró.

—Me recordaste a mí  —comentó con una sonrisa.

—¿E-Eh? ¿Por qué o qué?

—Una vez una rama me echó de mi bicicleta al chocar con ella —rió nuevamente.

—¿Y eso cuándo pasó? —reí al imaginarme la escena.

—Hace cuatro días —y ambos no pudimos evitar volver a reírnos.

No era el chico callado y frío que creía. Resultó ser un chico calmado y con un muy buen humor, y además de ser apuesto era un chico realmente encantador.

Éste me terminará gustando mucho más con el paso de los días.