Animal prime

Itzae

Narra Itzae

La vida jugo con mis sentimientos como si de una muñeca de trapo se tratara, me apretaba fuerte y luego me jalaba, me avenaba o incluso me pisaba, aunque tengo que reconocer que algo de culpa he de tener, fui yo quien decidió meterse a la boca del lobo, fui yo que aun viendo el arcoíris entre en la tormenta sin nada para protegerme, fui confiado y eso me costo mas de lo que pudieran imaginar.

Pasé semanas creyendo que me estaba volviendo loco al escuchar la voz de una bella mujer, cuando mi realidad estaba dentro de cuatro paredes tapizadas de espejos, a donde miraba solo podía ver mi inmundicia, al centro de la habitación amarrado y controlado, fue ahí cuando creí que la vida era injusta y que el destino se burlaba de mí.

Bajo tierra estuve lo que me parecieron meses, aunque en realidad fueron semanas, olvide como se veía el sol y como se sentía correr, me acostumbre a vivir sentado en un mismo punto, anhelando ese tan esperado momento donde veía gente de verdad que me traía una comida asquerosa, mi locura fue tal que yo agradecía cada que contra el suelo con violencia me estampaban, el contacto humano era lo que mas anhelaba y ellos así me lo proporcionaban.

Hablar de la comida es una perdida de tiempo, bolitas verdes que sabían vomito, me gustaría pensar que en el futuro mejorarían, aunque en un sueño se quedaría; donde estoy ahora mas que vomito son como leche cortada, no se si eso sea mejor, pero creo que les estoy agarrando sabor.

Dentro de esos muros de reflejos descubrí que la locura que de mi se apoderaba no era tan fuerte como para crear la voz de una persona, aquella voz tan fina que se ahogaba en desesperación no era otra que la perteneciente a Akeimi Tsume, la princesa de oriente; quien pensaría que conocería a la nobleza electa en un lugar como este, se ve que hay trato preferencial incluso en este lugar, a ella la visitan mas seguido, sus gritos de dolor me hacen anhelar los míos, el deseo por el contacto es lo que me mueve, odio sentirme solo.

Hay una fecha que jamás olvidare, el quince de diciembre, creo que es mi nuevo numero de la suerte 1512, no suena mal ¿O sí? El evento mas importante de mi vida sucedió ese día, caminar se sentía tan extraño y dejar de verme todo el tiempo fue un alivio, ahora odio los espejos, no me gusta ver al monstruo que se esconde tras mi reflejo.

Había olvidado lo que se sentía la luz del sol golpeando en mi cuerpo, era tan caliente a pesar de ser el atardecer. El sol ocultándose en el mar no tiene precio, el mar cambia de color junto al cielo y todo se ve como si fuera perfecto, pero nada es perfecto, los soldados se aseguran de hacérmelo recordar empujándome dentro de un contenedor de paredes blancas junto a otros veinte que son iguales a mí, monstruos que son incapaces de morir a tiempo, monstruos que no pueden mantener una forma por toda su vida, monstruos que no pueden convivir con la raza humana.

No se si la vida tiene a sus favoritos y no se si estoy entre ellos, pero me hubiera gustado que me permitiera ver a la princesa de oriente, siento que me hubiera entendido con ella, aunque puede que quien este hablando es mi locura después de todo ella es de un mundo totalmente diferente al mío.

Atados del cuello y manos es como nos inmovilizaron, los pies estaban sumergidos en una cosa rara que impedía de igual manera el movimiento, aquel día el silencio gobernaba el lugar y yo lo agradecía, en ese viaje mi mente pudo descansar y regresar un poco a la normalidad, aunque en este punto no existe la cordura para ningún Animal prime, ese es un lujo que no se nos permite.

El movimiento se acabo repentinamente mientras se escuchaba – Son los últimos, este año si que hubo trabajo ¿No?

-Hacia mucho que no teníamos un año tan laborioso ¿Viste lo del CDR7?

-Si, en cuanto la capturaron fue enviada al C.I.D.Ap.P. La verdad nunca creí encontrar a un Animal prime tan violento de dentro, generalmente vienen de afuera - ¿Afuera? ¿A que se refiere con "afuera"? ¿Se referirá acaso al ejercito de Mery? Aunque es imposible, ellos son un mito ¿No?