Capítulo 1

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Efectivamente, tenía razón. No fue un buen día en absoluto. Estuvimos cuatro horas en el hospital. CUATRO HORAS. ¿Sabéis lo que es eso?

240 minutos; lo que es igual a 14.400 malditos segundos. ¡14.400!

Y eso no fue lo peor. HABÍA UN GRILLO EN LA PUERTA. UN GRILLO. Ese insecto repugnante. Quizá no le tendría tanta fobia de no ser por mi hermano, Boby. No se llama Boby en realidad, pero todo el mundo lo llama así.

El mote se me ocurrió a mi solita, hace dos años. Estaba viendo la televisión, cambiando de canales, cuando apareció la esponja amarilla esa, Bob Esponja (que nombre más original, ¿eh?). Ese pequeño dibujo animado tenía los mismos dientes que mi hermano.

Así que le empecé a llamar Boby (obviamente no le iba a llamar Bob; podría saltarme el copyright).

Supongo que el otorgarle ese mote fue lo que provocó que metiera ese bicho repugnante en la bañera.

Imaginaos: yo, una inocente niña de trece años, bañándome tranquilamente, cuando de repente sale un puto grillo a la superficie del agua. Trauma.

Por si no hubiera tenido suficiente, cuando conseguí entrar a casa, mi hermano tenía puesto a todo volumen la canción esa de Enrique Iglesias, bailando. Desde que robó la maquina esa para los discos, no había manera de que quitara los discos que tenía.

A Boby discos, y a mí ni un libro. La niña que se joda y que lea en pdf.

Y para empeorar las cosas, en una semana tenía que empezar el instituto. A ver a quien me acoplaba ese año.

A diferencia de casi todos en mi instituto, yo no tenía un mejor amigo. Simplemente el primer día de instituto buscaba a un grupo de amigos al que acomplarme para que no se notará que no tenía amigos; lo cual, aunque no lo créais, funciona bastante bien.

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El primer día ví a la chica nueva, y pensé, ya que la chiquilla se va a tener que acoplar a alguien, nos acoplamos juntas.

Así que me acerqué, tiré mis libros delante suyo, y esperé a que me ayudara. No lo hizo. Maleducada.

Se me quedo mirando, y dijo, con estas mismas palabras.

—¿Qué haces?

A lo que respondí:

—Tía, ayúdame a recoger los libros. Después, finge que nos hemos llevado bien y que somos amigas. A continuación, vamos a ir a clase juntas y te vas a sentar a mi lado. Nos toque en la misma clase o no. En la hora del recreo buscaremos un grupo y nos integraremos. Nadie sabrá nunca acerca de este plan ¿entendido?

— Pero, ¿tú quién eres?

—Tu nueva mejor amiga. Tendrás que dejarme ropa.

Supongo que en su antiguo instituto no tendría muchos amigos, ya que no puso ninguna objeción a mis planes.

Aunque se resistió un poco cuando la arrastre hacia nuestra clase, que resultó ser la misma.

Al final encontramos un grupo bastante aceptable. Estaba compuesto por Ana, Sandra, Pablo, Lucas y Marcos. Eran bastante tontos, pero no se les podía culpar. Estaban enamorados.

A Sandra le molaba Pablo, pero se notaba a metros de distancia que Pablo era gay, y que estaba coladito por Lucas, el cual estaba saliendo con Ana, aunque se quedo bastante perplejo cuando vio a la nueva, mi mejor amiga. Creo que ha dicho que se llama Valeria.

En fin, cosas de adolescentes.

Ni puta idea.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora