15: Heridas

143 7 8
                                    

Una cálida brisa entró por aquella sencilla habitación de hospital, a pesar de encontrarse en el sexto piso, un campeón de una lejana región podía oír perfectamente las risas de los niños divirtiéndose en Ciudad Malvadona. Extrañamente, el mismo bullicio ocurría en la recepción del Hospital. En la recepción un grupo de niños interrogaban a la enfermera a cargo debido a la noticia de que el campeón de Kanto visitaba a su amiga.

— ¡Enfermera! ¿Están los pokédex holders acá?

— ¿¡Está el campeón de Kanto aquí!?

— ¿Sus pokémon están en la zona de recreo?

— ¡Quiero luchar contra él!

— ¡Es suficiente! — los pequeños permanecieron en silencio, rara vez un miembro del hospital elevaba su tono de voz. La enfermera tosió un poco y continuó — Lo siento. El señor Red está acompañando a su amiga que aún no despierta. Si gustan, puedo consultarle si pueden ingresar a la zona de recreo y conocer a sus pokémon.

— ¡SIII! — exclamaron ansiosos los infantes. La enfermera suspiró y se levantó de la silla de escritorio.

— Pero nada de batallas, ¿entendieron?

Varios pequeños entrenadores hicieron un puchero, pero resignados aceptaron las condiciones de la enfermera.

La mujer se encaminó hasta el ascensor, entró y presionó el botón al sexto piso. Una vez las puertas volvieron a abrirse salió y miró los 3 caminos del piso: sector A, sector B y sector C. Verifico la ubicación del campeón en una libreta que guardaba en sus bolsillos y se dirigió al pasillo izquierdo, el sector A. Al llegar al box 613 dio dos toques a la puerta y entró.

— Señor Red, ¿está ocupado?

Su pregunta fue resuelta al notar que el pokédex holder se encontraba mirando por la ventana mientras la brisa sacudía levemente su cabello, su gorra reposaba en la silla frente a la camilla donde una rubia dormía tranquilamente. Red dio media vuelta y contestó a la enfermera.

— No, ¿sucede algo? — consultó con una sonrisa leve, los recuerdos de su amiga rubia lo invadieron al apreciar la vista de la ciudad, volviendo su día melancólico.

— Bueno... Los niños de la ciudad vinieron a visitarlo, supuse que estaba ocupado así que vengo a preguntarle si pueden acceder a la zona de recreo y jugar con su equipo pokémon unos minutos.

Red lo meditó unos segundos. Luego del extraño inconveniente hace unos días sus pokémon ya estaban curados, todos sus compañeros apoyaban a los pokémon de Yellow, quienes esperaban preocupados la recuperación de la sanadora. Quizás sería bueno distraerlos un poco.

— Claro, son muy amigables así que nada malo les sucederá.

— De acuerdo, entonces me retiro. Recuerde que tiene hasta las 6 de la tarde para acompañar a la señorita Yellow. — dicho esto, la enfermera se retiró ansiosa por dar la noticia a los pequeños.

Red suspiró. Pasar horas en aquel lugar sin obtener resultados lo estaba agotando considerablemente; sus músculos dolían, la comida del hospital ya lo había hostigado y no había progreso en el estado de Yellow. Se acercó a la camilla e igualmente que otros días, cepilló con sus manos esos mechones rebeldes de la rubia. Algo que desconocía y mucho menos podía explicar lo impulsaba a permanecer a un lado de la sanadora, rogando a Arceus que despertara y todo terminara, para así ir juntos de pesca al Bosque verde como todos los viernes.

Al recordar esas tardes, pensó en la alegría que trasmitía su amiga, sus tiernas y agradables sonrisas, aunque las nubes se tornaran grises. Observó nuevamente a la ventana, donde pequeños jugaban inocentemente sin saber lo que podría suceder en unos cuántos días. Sin duda la ciudad era habitada por muchos niños.

[2° Temporada]El Mal No DescansaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora