Sin duda era una genial y estúpida idea, un error y todo se iría a la mierda.
Me encontraba en el salón, era hora del almuerzo. Esta noche, tenía que hacerlo hoy. Miré a mi alrededor y solo habían personas vestidas de blanco, al igual que yo, a casi todos los conocía pero nadie era realmente importante, el salón tenía dos puertas de entrada, y en cada una de ellas había un enfermero para evitar que las cosas se salgan de control, solo había una persona que se había ganado mi odio en todos estos años y estaba en esta habitación, un enfermero llamado Jake, el maldito enfermo vivía para aterrorizar a todos aquí y cada ves que tenía la oportunidad los golpeaba sin compasión. Mandó a uno al hospital, eso debió significar una expulsión para él pero solo le dieron una advertencia, chantajeó a muchas chicas a cambio de sexo por dinero, fuí una de las pocas que no aceptó, terminé con el labio cortado y un ojo morado, él solo tenía que decir que me peleé con alguno.
Un ruido metálico inundó el salón y captó mi atención.-Eres una mentirosa!-una de ellas gritó lanzando una mesa llena de cartas por el aire. No la conocía del todo, su fama se debía a sus arranques de violencia extrema por estupideces, era morocha de ojos verdes, la verdad es que era muy bonita, debería estar cerca del 1.55 de altura. Como puede caber tanta locura en un recipiente tan pequeño?
Los enfermeros rápidamente la tomaron como bolsa de papas mientras ellas gritaba y pataleaba por el juego de cartas perdido.
Negué con la cabeza. Tengo que salir de aquí.-Hola Ana.- una rubia con sonrisa simpática se sentó frente a mi bloqueando mi vista, suspiré.
-Hola Betty. Que haces?- le dije comiendo un poco de puré de papas frío.
-Disfrutando del espectáculo supongo.- dijo con una risita.- La verdad estoy muy bien, la medicina funciona perfectamente y pronto podré ir a mi hogar.- me sorprendía el positivismo de esta mujer, nunca me había dicho cual era su condición pero estoy segura que una vez que entras aquí ya no puedes salir. En otro caso hubiera disfrutado romper sus sueño y decirle que se pudrirá en este lugar hasta su muerte, pero fué la primera que habló conmigo cuando llegué aquí, hace 4 años, un mes después de ella, y la pobre sigue pesando que se irá pronto.
-Ojalá que si Betty.- sonreí un poco y me levanté de mi silla, caminé hasta la puerta, no sin antes tirarle mi mayor mirada de odio a Jake, y me fui a mi cuarto.
Estábamos en pleno invierno, eso significaba que las noches eran mas largas y mucho mas frías, y hablando del rey de Roma...
No tenía muchas cosas que llevar, solo tenía lo que llevaba puesto, unas flores marchitas y una carta de tarot, la de los amantes, era un símbolo de buena suerte para mí, la tomé y la puse en uno de mis bolsillos.
Debía esperar, a las 8 hacían revisión, contando que cada uno de nosotros estemos donde debemos estar. Luego los de seguridad que andaban afuera, por la ventana solo se veían 3 y estaban lo suficientemente lejos para que no vieran salir. A las 10:00 se apagaban las luces, tendría que esperar media hora para estar segura que no hay ningún movimiento fuera de esta habitación.
Estaba nerviosa, no asustada, emocionada, podría resultar muy bien o muy mal, movía mi pierna con ansiedad al ver que el reloj marcaba 10:28, no se escuchaba ningún sonido en los pasillos, la luz de la luna se colaba por la ventana, avisándome que si hacía esto ya no había marcha atrás y yo nunca retrocedo.El reloj marcó 10:30, es tiempo, me levanté y me dirigí a la ventana, con firmeza tomé el barrote falseado y tiré terminando de romperlo, el espacio era reducido pero lo suficiente para que saliera. Con ayuda de mis manos me impulsé y con un poco de esfuerzo logré salir, aguardé unos segundos para comprobar que nadie me había escuchado y agachada caminé lentamente por entre los árboles de la propiedad. Me estaba acercando a la zona con los 3 guardias, escuchaba sus voces y veía sus linternas iluminar la zona, caminé mas lento para evitarlos, por suerte estaban reunidos hablando de un partido de fútbol, rodé los ojos al pensar lo incompetentes que son los hombres para las tareas mas sencillas. Conforme me alejaba sus voces se escuchaban menos y yo apresuraba más el paso, me alejé lo suficiente para empezar a correr, este lugar estaba en el límite de la civilización, una pequeña cuidad. Seguí corriendo hasta ver las luces de las casas, los edificios y autos, tratando de recuperar el aire de mis pulmones seguí adelante pero más tranquila.
Me adentré por las calles, no sabía que hora era pero no había nadie, algunos autos pasaban encandilando mis ojos, seguí caminando hasta que del lado contrario venían varios chicos, riendo y moviéndose erráticamente, estaban con botellas en la mano y no había que ser muy lista para darse cuenta de que estaban alcoholizados. Me coloqué la capucha de mi sudadera y bajé la cabeza tratando de no llamar la atención. No funcionó.-Miren.- dijo uno bastante fuerte.- Ey! Tu!.- seguí caminando.- Oye, te estoy hablando.- escuchaba las carcajadas de sus amigos, sentí un fuerte agarre en mi brazo que me hizo darme la vuelta.- Cuando te hablo me miras a la cara entiendes?- solo había una cosa que agradecía aprender en ese lugar, era como una cárcel, si no aprendes a defenderte, te matan.
En un rápido movimiento tomé su mano, la sorpresa en su rostro se sumó con una expresión de dolor al notar que estaba doblando su mano hacia atrás, tratando de soportar el dolor, cayó de rodillas frente a mi, las risas de los demás habían cesado. Con la otra mano tomé la botella y la estrellé contra la pared, tomé uno de los cristales y lo acerqué a su cuello.
-No es tan divertido ahora no?.- dije mirando a los idiotas detrás de él, sin duda sus caras estaban para una foto, volví a mirar al chico frente a mi y ví que apartó el rostro del cristal.
-Cuando te hablo me miras a la cara.- puse el cristal en su mejilla obligándolo a mirarme.- Entiendes?.- asintió, sus ojos estaban llorosos y su mano temblaba. Lo solté y rapidamente se fué corriendo junto con sus amigos. Cuando los ví desaparecer en la noche, miré el cristal roto en mi mano cubierto de sangre.-Mierda.- susurré tirando el cristal al suelo, observé mi mano y tenía un corte bastante profundo, rompí un poco de mi manga y me vendé como pude.
Caminé toda la noche, sin rumbo, mi mano palpitaba y ardía, estaba exhausta y hambrienta. Las aves ya estaban comenzando a cantar y el cielo se estaba aclarando, en cualquier momento irían a darme mi medicina y se darían cuenta de que no estoy.
Caminé un par de horas más y la gente que empezaba a recorrer las calles me miraba extraño, tenía que alejarme, no tengo que llamar la atención, me desvié por un callejón. Tengo que conseguir dinero. Al salir del callejón noté que esta calle estaba vacía, los negocios cerrados y ningún auto. También noté que delante mío iba alguien, un chico, parecía estar escuchando música. Si está escuchando música, tiene un celular y si se lo quito podré conseguir el dinero para quedarme en algún lado, al menos hasta pensar donde ir. Me puse mi capucha y aceleré el paso, pero antes de hacer nada, se dió la vuelta sorprendiéndome. Como diablos me notó si estaba con los auriculares puestos?-Uff me asustaste.- dijo riéndose. Asustarlo? Pocas veces me sorprendía con algo y esta era una de esas veces. Y este quien era?
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Esquizofrenia - Locura Inicial.
De TodoANA DÍAZ, 18. -TRASTORNO BIPOLAR. -CONDUCTA VIOLENTA Y MANIPULADORA. -ALTERACIONES DE LA REALIDAD (ALUCINACIONES). -ANSIEDAD. -DIAGNÓSTICO: ESQUIZOFRENIA. _________________________________________ Nuestras experiencias nos definen, dicen quienes fui...