Amor Tóxico #2

Capítulo 32 "Un nuevo comienzo"

Al pasar de los minutos dentro de la ambulancia todo parecía una ilusión, o el final de alguna historia. Todos los que estábamos ahí adentro permanecimos en silencio absoluto, esperando llegar a la parada dónde nos pasaríamos a otro auto. Mientras tanto yo solo veía a todos, analizaba sus rostros, cuerpos y actitudes, por ejemplo, Max tenía un rasguño en su pómulo derecho, su rostro estaba sucio, y junto con su cuerpo se veía sudado también se le veía cansado, además de que se estaba quedando dormido... Lo único que lo mantenía despierto era que el trayecto está lleno de curvas, y el suelo no estaba padimentado, parecía más que estuviéramos en una montaña rusa. Cassie en cambio, estaba muy despierta, pero pensativa. Estaba recostada en Max, pero no cerraba sus ojos, miraba un punto fijo. Su cabellera negra estaba muy despeinada, a pesar que su maquillaje y ropa estaban casi impecables, en su rostro resaltaba mucho sus ojeras, aquellas bolsas y oscuridad en esa zona hacía parecer que no había dormido en días. Jace se veía igual que Cassie en cuanto lo cansado, sin embargo era el que estaba más alerta de todos, en todo el viaje no paraba de ver por dónde íbamos, y llamaba cada cinco minutos por radio a unos cuantos de nuestro equipo quiénes nos escoltaban. Él era el que se veía peor que todos diría yo, ya que aunque yo fui la que acabo de parir y tuvo que moverse al instante después de esto... Jace estaba muy golpeado, tenía una cortada en su labio inferior, marcas de intento de asfixia que se veían en su cuello, los nudillos de sus manos sangraban, tenía un corte al final de su ceja izquierda y su mejilla derecha algo morada. Lo he detallado como tres veces en todo el camino, y me duele verlo así, y pensar que todo esto es culpa mía, que él está así por mí. Ni siquiera yo sé que más le pasó, no sé cuántos golpes más tenga, no sé cómo se siente, y tampoco me atrevo a preguntarle, no puedo... La culpa me carcome. Lo quiero tanto, que me importa lo que le pasé, me importa cómo se sienta, o lo que piense. Jace se ha ganado todo mi cariño, es la mejor persona que he conocido en toda mi vida, y ha estado siempre para mí a pesar de que traté de alejarlo cuando estuve con Eidrian, y siguió conmigo aún sabiendo lo que se le vendría encima, y eso sin contar lo más importante, demostró que daría la vida por mi y por mi bebé, aún si estar seguro de que sea de él.

Tardamos aproximadamente dos horas en llegar al punto acordado, una gasolinera a fueras de la ciudad de Nueva York, dónde nos esperaba Zac con una camioneta negra, y más integrantes nuestro equipo.

Todos entramos en la camioneta, Zac conducía y Max era el copiloto. Mientras Cassie, Jace, yo y el bebé estábamos en la parte de atrás, yo cargando al bebé y arrullandolo para que se duerma, Jace estaba apoyado en la ventana y sólo miraba por ella con una expresión seria en su rostro. Y Cassie se encontraba en medio de los dos cargando las cosas de el bebé, y de alguna manera sirviendo de separadora, pues Jace no me ha dirigido ni una mirada desde que salimos del hospital, ubicame tuve contacto con él cuando me recibió al bebé para bajar de la ambulancia.

Pasaron un par de horas más hasta que llegamos a nuestro destino final, una finca gigante alejada de todo.

Todos se bajaron de la camioneta al llegar, Cassie me ayudó cargando al bebé y llevándolo adentro mientras Max me ayudaba a bajar con cuidado.

Cada vez sentía más como el dolor que debí sentir después del parto aparecía ahora mismo, y sin poder evitarlo gemidos de de dolor salían de mi boca.

—Hey, ¿Te encuentras bien?—Me pregunta Max al momento que me sostiene, cuando yo inclino mi espalda hacía abajo tocado mi vientre con fuerza y soltando un grito de dolor.

Él agarra uno de mis brazos y lo pone en su espalda, para agarrarme.

Yo suspiro y trato de controlar mi respiración que ahora estaba agitada.  Si pude olvidarme del dolor antes, ¿Por qué ahora no?

—Estoy bien, no te preocupes.—Le digo, sintiéndome realmente mal y muriéndome del dolor.

Max me mira preocupado y trata de caminar conmigo, sin embargo el dolor se hace más fuerte cuando él avanza.