Llego al departamento cansada, todo esto con Zoom la tenía hecha un lío e inclusive más sabiendo que Barry estaba sufriendo la partida de su padre, una pérdida que no es nada sencillo de conllevar. A pesar de ello y de aquella tormenta que sabía que el castaño llevaría por un largo tiempo sabía perfectamente que debía y quería estar ahí para el en todo momento, estaba lista para ayudarlo a no hundirse en el abismo.No pasó ni treinta minutos en los que mantenía su cabeza ocupada pensando en una y mil maneras de animar al velocista que parecía estar totalmente decidido a acabar con la existencia de Zoom. No era la mejor opción y sabía que no lo haría porque el es un héroe. Y sin duda no es igual a Zoom.
Tocaron el timbre dejándola extrañada, era demasiado tarde para que alguien viniera a verla y con todo el miedo que la recorría por la posible aparición del enmascarado que casaba al equipo como piezas de ajedrez le era casi imposible el no temblar como un cachorro asustado, claro, si alguien era mil veces más rápido que tu, ¿como no temerle? En un segundo te haría trizas.
Tomo todo el valor que pudo reunir y abrió rápidamente la puerta con sus manos temblorosas para después apuntar al recién llegado con lo primero que encontró a su izquierda, un paraguas.—Agradable bienvenida. —aquella voz la hizo abrir los ojos de golpe. Con su dedo índice apartó lentamente la dirección de la punta del paraguas para mirarla con una sonrisa ladeada.
—¡Dick! —y sin más aventó el paraguas lejos para abalanzarse a los brazos del castaño haciéndolo reír. —Maldito pajarraco, casi muero del susto.
Lo dejo pasar y al verle más a detalle pudo ver que traía aquella mochila de cuero tan característica de él colgando de su hombro y aquel maletín donde yacía su traje nuevo.
—¿Que haces en Cuidad Central? —pregunto curiosa tratando de acercarse a mirar el maletín.
—Vacaciones. —musitó con simpleza deteniendo por completo su mirada hasta ella después de examinar el sitio curioso deteniendo la mirada curiosa que trató de ocultar la castaña.