Capítulo 11

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Sunghye, esa preciosa castaña que me había robado el aliento cuando la ví, era mi pequeña Sunghye. No tenía pruebas pero tampoco dudas, esa sonrisa le pertenecía a la niña que me había hecho darme cuenta de que no era un cobarde y de que era una persona fuerte.

La seguí luego de que acabaran las clases en la universidad. Caminé lejos de ella y con el cubrebocas y la sudadera para que no se diera cuenta de que la seguía. La ví sonreír hacia unos ancianos para luego saludarlos con la mano y hacer una reverencia.

Mis ojos no dejaban de admirarla y de contemplar lo hermosa que estaba. Ya no había ni rastro de aquella niña de la que me había enamorado, ahora solo había una preciosa mujer que llamaba la atención de todo hombre que la veía.

Su sonrisa, esa sonrisa era lo que me hacia estar seguro de que era ella, porque esa sonrisa no la había visto en nadie. Fue la sonrisa que iluminó mis días y que me hizo cambiar y dejar de ser un tonto.

Se detuvo a medio camino y miró por encima de su hombro, me escondí rápidamente detrás de un arbusto y ella volvió a retomar su camino. Minutos después... llegó al cementerio.

STALKER ; Kth ¹ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora