¿¡COMPRASTE QUE!?

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-Y bien... ¿Cuál de estos te gusta? -Pregunto el rubio mostrándole los diferentes modelos de hornos microondas-

-Eh... No lo sé... ¿El Sadsung? (Sí, así:v)

-Buena elección... Pero también tienes el Saowong y el LGai...

-¿Por qué los nombres tan ridículos?

-No lo sé, así está en el guión.

-¿Ya se decidieron? -Pregunto un joven con lentes-

-Aun no... -Sonrio nervioso el rubio-

-No se preocupen, tomense su tiempo.

-Gracias, Shinichi-kun. -Le sonríe-

-Bi-Bien... Si necesitas algo cuenta conmigo -Claramente ignorando al azabache quién se encontraba detrás-

-"Necesitamos" -Le agarra el hombro aplicando fuerza, haciendo que el miope volverá a verlo-

-¿Que dije? -Pregunto-

-Necesitas. -Sonriendo forzadamente-

-¿Y que debía de decir?

-Necesitamos.

-¿Y que dije?

-Necesitas.

-¿Y que debía de decir?

-Necesitam~ Idiota ¿Te crees muy gracioso?

-¡Riase! ¡Es solo una broma! -Empezó a reírse a carcajadas-

-Jajajajaja... ¡Vamos Kirito! Admite que fue un poco gracioso... —Se seca las lágrimas—

—¡Si tú lo dices! —Lo mira animado— Fue muy gracioso. —Regresa su vista al empleado mirándolo aterradoramente—

—Yo creo que... Trabajo.

El de lentes se retira siendo seguido por la vista del azabache, quien la regreso de inmediato a su amigo para que no se diese cuenta.

—Ha... —Suspira— ¿Y bien? ¿No te decides?

—No... ¡Pero tengo una idea!

El de cabello negro rebuscó en el bolsillo de su casaca. Sonrió cuando encontró lo que buscaba.

—¡Ta-da! —Sonrio mostrándole al rubio tres boletos de bus, de diferentes colores—

—Ya veo, ¿Lo dejarás a la suerte?

—¡Exacto! —Los hace bolitas y los agita con su mano— Saca uno. —Abre sus manos y cierra los ojos—

—Yo elijo... ¡Está! (le cog el pne ah:V) —Agarra el boleto de color rojo—

Kirito abrió los ojos y vió el boleto elegido por su amigo.

—¡Hey tú! El payasito. —Se refería a Shinichi—

—¿Me llamaba?

—¡Me llevó a LGai!

Luego de ello, ambos fueron a la caja registradora.

—Acepta tarjeta de débito ¿Verdad? —Pregunto el azabache sin verse asustado, pero por dentro le rezaba a todos los dioses para que la respuesta sea positiva—

—Por supuesto. —Aclaro el joven—

"Salvado" Pensó Kirito.

Luego de hacer todo el trámite, salieron de la tienda. El frío aún no se detenía, cuando cruzaron la puerta ambos se encongieron por el frío. El azabache empezó a buscar uno de esos casilleros en dónde puedes guardar el producto que compraste.
Con éxito lo encontró, se dirigió a uno de estos y depósito una moneda como si de una máquina expendedora se tratase.

—¿A dónde vas? —Pregunto el rubio corriendo detrás de este muy asustado—

—Tranquilo... —Trata de calmarlo— Voy a dejar el horno aquí, para luego ir a una cafetería. Sería molesto tenerlo a nuestro lado.

—Oh... —Ruborizado— No es que me hubiera asustado o algo así...

—Jajaja... Cómo digas. —Le sonríe—

Antes de cerrar el casillero, Kirito sacó su billetera y contó los billetes que le quedaban. ¡Perfecto!

—¡Vamos! —Le exclama feliz—

Y así transcurrió su cita, primero fueron a tomar un café, que pago el azabache con lo cuál el rubio no estuvo contento.

—¡Hey! Yo te invité a salir, si me invitas tú a una próxima te dejaré pagar.

—Trato hecho. —Estrechan las manos—

Caminaron por el centro comercial, se detuvieron en cada tienda de videojuegos que venían. Y sí, Eugeo no salía sin poder comprar una sola cosa.

—Es una lastima que no hallan más tiendas. —Menciono triste—

Kiriyaga solo atinó a reirse. Ya estaban por llegar a los casilleros en dónde guardaron el horno, pero Kirito no se sentía contento, sentía que faltaba algo, algo que representé que estuvieron juntos.

—¡WOAAAH! —Grito emocionado— ¡MIRA, MIRA!

Eugeo abrazó al de cabellos de negro por el brazo y lo llevó a un pequeño puesto en el cual vendían adornos para celular.

—Todos son muy lindos... ¡Oh! Mira esté. —Agarra el adorno— Se parece a tí.

—Y... ¡Esté! A tí. —Le sonríe— ¿Te parece si me regalas ese, y yo esté?

—¡Por supuesto!

Ambos chicos compraron un adorno para el otro. Cuando los colocaron en sus celulares se vieron por un rato, para luego soltar unas cortas risitas y regresar a casa.

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