𝓸𝓷𝓮

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Se detuvo por un instante, mirando a sus alrededores. Podía ver a algunos cuantos hombres vestidos elegantemente moviéndose hacia sus autos. El almuerzo con los inversores había sido en ese restaurante italiano que Lena amaba, teniendo un momento para calmarse después de rodearse de ricos hombres blancos heterosexuales.

Se despidió tan rápido como los acuerdos se aclararon. Haciendo unas pequeñas presentaciones de sus planes futuros. Ganando la atención que quería, no vio razones para seguir en el lugar donde los hombres preferían emborracharse para tener una excusa cuando estuvieran coqueteando con las camareras después. Lena no soportaría ver eso, con una sonrisa se había apartado, también prometiendo que habría una reunión futura.

Observó a algunos aliviarse cuando anunció que se retiraba. Y poco le importó, se apresuró a salir después de que había llamado a su chófer. Lena fue directamente hacia el auto oscuro que se mantuvo con la puerta abierta para ella. Le dio un leve asentimiento a Christian en reconocimiento mientras se subía.


—De vuelta a L-Corp —habló cuando pudo oír la puerta del conductor cerrarse. El auto empezó a andar en el siguiente momento.


Lena miró por la ventana, las calles con algunas personas. Lena observó con atención a aquellos que caminaban acompañados o solos tan tranquilos. No le gustaba mirar por la ventana, le hacía sentir nostálgica. Pero en ese momento no tenía que hacer, mentira, ella tenía. Estaba evitando revisar correos, tomándose un receso de cinco minutos. Lo que usualmente duraba el transcurso al edificio de L-Corp.

No estaba poniendo tanta atención en las personas ahora, sino más en las diferentes tiendas que no había visto nunca. Pasaba por ahí, no tan seguido, pero seguramente lo había hecho más de un par de veces. Y nunca observó tanto. Estaba tan enfocada en el gran letrero brillante de una cafetería que casi no notó a la muchacha que sonreía a una persona adulta mientras le entregaba algo.

Lena se sintió como en el típico cliché que muchas veces llegó a leer, ese momento en el que el tiempo se detiene, todo se detuvo mientras su mirada se centró en la hermosa chica de cabellos dorados. Lena no lo podía creer.


—Para —ordenó sin pensarlo mucho—, detén el auto —continuó rápidamente.


Fue la misma chica, esa chica, la que se detuvo hacia unos meses con Lena. Durante una tormenta, la preciosa desconocida se ofreció a quedarse para cubrirla de la lluvia con su gran paraguas amarillo.

El mismo que Lena mantenía a sus pies. Escondido entre los asientos del coche, lo había llevado con ella todo el tiempo por si algo así ocurría. Por supuesto, nunca se hizo demasiadas ilusiones. Y no lo había pensado mucho. Siendo Ciudad Nacional un sitio realmente grande, Lena no creía que se encontraría con la chica del paraguas amarillo. Pero lo conservó, por si pasaba.

No era alguien que mantuviera mucha esperanza en algo, pero esa sonrisa resplandeciente le hizo querer sentir esperanza.

Y allí estaba. La chica estaba en esa cafetería con un delantal verde oscuro, dándole una mirada agradecida a la otra persona. Lena se quedó por un instante sin saber como seguir. Christian había detenido el auto. Y ahora Lena solo veía a la distancia como la muchacha volvía a la tienda.

Su chica amable desconocida del paraguas amarillo era empleada de esa cafetería.

Lena sintió que se le escapaba un suspiro mientras tomaba el paraguas amarillo que había decidido guardar por si eso pasaba. Iba a devolvérselo a su brillante dueña. Le hizo saber a Christian que entraría en esa cafetería por un momento, recibió una mirada extrañada de su chófer, pero le aseguró que estaba bien todo.

𝐌𝐈𝐋𝐋𝐈𝐎𝐍 𝐃𝐎𝐋𝐋𝐀𝐑 𝐁𝐀𝐁𝐘 ━━━ 𝐬𝐮𝐩𝐞𝐫𝐜𝐨𝐫𝐩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora