CAPÍTULO 37

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<<Aleeza>>

Con gran pesadez logré abrir mis ojos. Estaban hinchados por llorar toda lo noche. Mi cuerpo comenzó a dolerme, sabía que era debido a la carga emocional, el desvelo y todo el estrés que me provocaba aquello

Ayer, después del incidente que ocurrió, me encerré todo el día en mi habitación, no quería hablar con absolutamente nadie. El único que entraba era Aldair, quien me dejaba comida pero no la probé para nada.

Estuve platicando con él y lo ocurrido, me había dicho que Dave recogió todas sus cosas y se fue de ahí. No sabía a dónde y tampoco quería preguntar. Simplemente dejé las cosas así

Llegando a la escuela, en la entrada esta vez no estaba aquel chico castaño que siempre me esperaba.

Dando un gran suspiro me dirigí al salón de clases.

—Bien, he revisado sus avances y quiero decirles que cada uno de sus proyectos han sido muy buenos, me ha costado tener que elegir a quienes nos representarán. Sin embargo, destacó una pareja debido a la originalidad que presentan y la búsqueda de preservar la cultura de nuestro estado—el profesor hizo una pausa y nos miró a todos—Edwin, Aleeza, serán los encargados de presentar el proyecto ante toda la escuela.

Hubiera estado saltando de emoción al saber que nuestro proyecto era el que había destacado, sin embargo, no me sentía con el ánimo.

—¡Aleeza!, ¡ganamos!—me dice Edwin agitándome un poco, lo cual provocó ligeros dolores en mi brazo.

—Ah sí, sí—digo sin ánimo.

—Muy bien chicos, el viernes será la presentación. Más vale que estudien y mucha suerte.

—¿Estás bien?—me pregunta Edwin mientras gira a verme.

—Sí.

En ese instante tocan la campana y salgo del salón con Edwin detrás de mi.

Vamos bajando las escaleras hacia la cafetería cuando vemos a Gian y a Pamela caminar juntos, dirigiéndose al árbol. Sin embargo, cuando llegan, Pamela se sienta pero Gian sigue de largo. Al ver ello apresuré el paso para poder hablar con él.

—¡Gian!, ¡Gian espera!—le grité pero en ningún momento se detuvo.

Al ver que no respondía decidí dejar de seguirlo, sin embargo, Edwin lo alcanzó. Regresé a donde ya se encontraba Pamela y soltando un gran suspiro me dejé caer.

—¿Qué ocurre?—pregunta viéndome preocupada.

—Ocurrió lo que temía.

—No me digas que...

—Sí, el domingo fue Gian a mi casa temprano. Pero justo cuando va entrando ve cómo Dave...me está besando.

—¡¿Qué?!, ¡¿te besó?!, dime que te separaste rápidamente.

No contesté.

—¡Aleeza!, ¡¿por qué no te separaste?.

—¡No sabía cómo!, ¡todo fue tan rápido que me quedé en el trance!. Pame, te juro que yo no quería pero...¡No sé!, simplemente no reaccioné.

—Ahora entiendo todo.

—¿Qué cosa?.

—Cuando llegué, estaba recostado sobre su butaca, lo saludé y me regresó el saludo pero no como otras veces. Y...

—¿Y qué?.

—Bueno, Megan se le acercó y está vez, él no la alejó.

Ok, podía entender perfectamente el enojo de Gian, ¿pero era necesario la compañía de Megan?, ¿tan rápido?.

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