Una semana había pasado desde que Gabriel y Vignette se hicieron novias. Su relación no había avanzado mucho, lógicamente, a pesar de eso, la demonio se encontraba bastante nerviosa y preocupada. Saliendo a receso, las cuatro amigas se quedaron en el salón de clases para comer y platicar, Gabriel quedándose, obviamente, en su asiento, obligando a sus amigas a acercarse a ella.
—Oye, Raphi, ¿viste el capítulo de "El problema con los pomeranios¹"? —preguntó Vignette mirando expectante a su amiga.
—¡Claro! —respondió Raphiel vigorosamente—. Me encantó cuando el cachorrito de la otra vez comenzó a molestar a los inquilinos. ¡Era tan lindo!
—Tsk. No tengo idea de lo que hablan —dijo Gabriel observando cómo hablaban las dos amigas.
—Hablamos de una serie. Deberías verla, es muy divertida —Vignette miró ahora a Gabriel.
—Vigne-san tiene razón. Deberías de ver la serie.
—¿Por qué debería hacerlo?
—¿Y por qué no? —preguntó Vignette.
—No creo que sea de mi agrado.
Mientras las dos novias discutían de ello, Raphiel observó cómo Satanichia ni siquiera estaba prestando atención a su entorno debido a que estaba degustando de su pan de melón, cortesía de Raphiel. A los ojos de la ángel, la pequeña demonio se veía adorable por la manera tan despreocupada y emocionada de comer el pan. «Qué linda» pensó.
—¿Entonces planeas ir por ese nuevo videojuego? —preguntó Vignette a Gabriel.
—Claro que sí, llevo mucho tiempo esperándolo.
«¡¿Cómo cambiaron de tema?!»
—Escuché en las noticias que hoy hay altas probabilidades de lluvia —intervino Raphiel.
—¡Rayos! Lo que faltaba.
—Bueno, si quieres te puedo acompañar, digo, puede que algo malo suceda si estás tú sola con esa lluvia —sugirió Vignette avergonzada.
—No... no quisiera molestarte.
—N-no me molestas...
«Ah... esto es incómodo» pensó Raphiel con una sonrisa nerviosa.
—¿¡A dónde van a ir?! —exclamó Satanichia saliendo de su mundo.
—Ah, no, es solo que Gabriel quiere ir a comprar un juego —respondió Raphiel.
—Ku, ku, ku. Gabriel se divierte con esas cosas tan banales², pero mientras ella se divierte, yo me fortalezco para nuestro eventual enfrentamiento —señaló con el dedo a Gabriel—. ¡Escúchame, Gabriel. Yo, Satanichia Mcdowell Kurumizawa, te demostraré que soy la mejor demonio y digna de ser la futura reina del infierno!
Satanichia comenzó a reír vehementemente³ mientras era observada por el resto de los alumnos que aún se encontraban en el salón de clases.
Pasados unos minutos llenos de plática de parte de las cuatro amigas, el receso había finalizado.
Horas después, la hora de salida se hacía presente. Cuando Gabriel salió de aquella escuela, observó fijamente el cielo y, en efecto, estaba completamente nublado.
—¿Irás a comprar ese juego? —preguntó su novia—. Digo, el clima no se ve muy bien.
Gabriel la miró por unos segundos para volver nuevamente a ver el cielo.
—No, creo que lo haré después...
Vignette en cierta parte estaba feliz, el riesgo al que Gabriel se expondría era relativamente alto, aunque en su cabeza ella lo exageró todo, pero era una prueba de lo importante que era Gabriel para su vida, en especial ahora que son pareja; por ello ella quería pasar la mayor cantidad de tiempo posible con ella. Quería fortalecer su relación lo más posible.
Una vez que ambas llegaron al complejo de apartamentos, cada una se fue a su departamento para poder descansar, aunque Vignette terminaría la tarea y pensaría las formas para poder hacer que ambas se comporten de una forma más "romántica" la una con la otra. Una vez que la demonio terminó la tarea, observó por su ventana el cómo la lluvia caía fuertemente en su dirección debido a que las gotas eran llevadas por el vendaval⁴. La lluvia era relajante, en cierto modo.
Al día siguiente, la pelimorada se preparó para irse a la escuela haciendo su rutina de siempre. Se lavó los dientes, se vistió, se peinó, miró el horóscopo y partió con ánimos debido a los planes que había hecho. El ambiente en las calles era húmedo, charcos de agua, grandes y pequeños, con los que daba la impresión de un ambiente refrescante aunque hubiera algo de calor debido a la humedad; el olor que se desprendía, sin duda, le daba un toque aún mejor.
Cuando llegó al instituto se percató de algo, Gabriel no se encontraba ahí. Pensando que se había quedado dormida, no se preocupó mucho, aún era temprano y no sería la primera vez que aquella ángel caído llegara tarde. Pasados ya unos minutos, las clases dieron inicio sin indicios de aquella rubia. Ya horas después, el receso inició y lo primero que hizo Vignette, fue ir con la peliblanca a preguntarle por Gabriel.
—Oye, Raphi —preguntó—. ¿Sabes por qué no vino Gabriel?
—¿Eh? Pensé que tú sabrías.
—No, no sé lo que pasó —se puso a pensar—. Quizá se quedó dormida, no sería la primera vez.
—Bueno, en ese caso no debemos estar preocupadas.
Ya pasadas las horas de clase, Vignette fue directo al complejo de departamentos para dirigirse directo al departamento de Gabriel dispuesta a regañarla. Una vez frente a la puerta, la abrió y procedió a buscar a Gabriel. Creyó que la encontraría en el suelo jugando videojuegos, pero la situación en la que la encontró, en un principio, la enojó un poco, pero rápidamente su enojo se desvaneció al verla dormida pacíficamente con su rostro levemente sonrojado. La demonio solamente comenzó a mirar fijamente el rostro de Gabriel. «A pesar de que ella es bastante descuidada con su apariencia, sigue siendo hermosa» pensó sonrojándose levemente.
—¿V-Vignette? —preguntó Gabriel abriendo levemente los ojos.
—¿Gab? —preguntó preocupada viendo la notoria debilidad de la ángel—. ¿Estás bien?
—S-sí, eso creo —contestó en un tono bajo de voz que Vignette a penas y pudo escuchar.
—¡No! Definitivamente no estás bien, Gabriel.
—E-es en serio, e-estoy bien —dijo Gabriel con el mismo tono de voz.
Vignette acercó su frente a la de Gabriel para juntarlas para así tomar su temperatura.
—¡Gabriel, estás ardiendo! —se alejó rápidamente de su novia al percatarse de la temperatura.
—Lo sé —sonrió débilmente.
—¡Gabriel, no es momento de bromear! —exclamó preocupada—. ¿Hiciste algo que te expusiera?
—Fui por el juego. Al poder usar el "Pasaje divino", decidí no ir con paraguas.
—¿Y qué pasó?
—Bueno, llegué bien al centro comercial, compré el juego y, al intentar volver, la habilidad salió mal y terminé en la calle. Lo bueno es que estaba cerca.
—Gabriel... —murmuró en voz baja—. Será mejor que duermas, Gab.
Gabriel vio lo preocupada que Vignette, su amiga... No, su novia, estaba. La ángel caído no pudo evitar sentirse mal. Unos meses antes esto sería insignificante, incluso le daría igual que Vignette se estuviera preocupando por ella; pero ahora no eran amigas, eran novias.
—Lo siento, Vigne —se disculpó Gabriel con pena. Vignette miró a Gabriel.
—No te preocupes, Gabriel, en serio —le dedicó una sonrisa preocupada a Gabriel—. Tú descansa.
Gabriel miró a Vignette por unos segundos más, cerró sus ojos y volteó su cabeza hacia el lado contrario.
—Oye, Vignette...
—¿Sí, Gabriel?
—¿No soy... muy molesta? —La demonio se sorprendió.
—¿A qué te refieres, Gab?
—Siempre estoy causándote problemas, Vignette. Nunca hago la tarea, siempre que mi habitación está limpia es porque interviniste de una forma. Nunca te ayudo en nada; siempre estoy invadiendo tu hogar cuando necesito algo de ti.
—Gab...
—Vignette, ¿por qué me amas? —la miró fijamente de nuevo—. ¿Por qué aceptaste ser mi novia? ¿Consideraste la posibilidad de que te esté haciendo una broma? ¿Que esto sea mentira?
—Gabriel. No tengo idea del porqué te amo. Siempre haces lo que quieres sin que te importe la opinión de los demás, te acercas a mí cuando quieres algo, constantemente flojeas, descuidas mucho tu imagen. No cocinas bien y eres bastante egoísta —dijo mientras se cruzó de brazos y cerró sus ojos—. Pero aún así eres muy linda, por dentro.
—Tsk, así que solamente estás conmigo porque tienes la esperanza de que vuelva la otra Gabriel, ¿no? Pues debes saber que no volverá —mencionó con un tono bajo y un poco triste.
—Nunca dije eso, Gab. Tú eres muy linda y, momentos como estos, lo demuestran.
—¿A qué te refieres? —Gabriel preguntó con curiosidad.
—A nada, Gab —respondió con una sonrisa—. Será mejor que descanses. Ahora vuelvo.
Vignette procedió ir hacia el área de cocina mientras que Gabriel se quedó acostada pensando sobre qué se refería Vignette exactamente. Al cabo de unos segundos, la demonio volvió con una cubeta pequeña llena de agua y tres trapos. Vignette se acercó a Gabriel y procedió a mojar uno de los trapos en la cubeta para luego exprimirlo, sacando la mayor cantidad de agua posible, y colocárselo a Gabriel en la frente.
—Descansa, Gabriel —Vignette le brindó una sonrisa cálida que sonrojó levemente a Gabriel. La novia de la ángel continuó haciendo lo mismo, mojando el trapo, exprimiéndolo, colocárselo, quitar el otro y repetir el proceso. A los pocos minutos, Vignette le dejó de colocar trapos para encaminarse nuevamente al área de cocina.
—Te haré algo de arroz, Gab —Vignette nuevamente le dedicó otra sonrisa que causó el mismo efecto en Gabriel. «Qué linda» pensó la ángel. «¿No le estaré causando muchos problemas a Vignette?» miró con detenimiento el techo de su habitación. «Solo espero no ser una carga para ella». Cerró los ojos y durmió.
—Gabriel~⁵—la ángel escuchó vagamente unos susurros—. Gabriel~, despierta, Gabriel~ —era indudable que aquellos llamados eran de Vignette, así que poco a poco comenzó a abrir los ojos.
—¿V-Vigne? —Preguntó Gabriel abriendo los ojos—. ¿C-cuánto dormí?
—No mucho, cuando termines el arroz, puedes volver a dormir, Gab —y ahí estaba de nuevo esa sonrisa. ¿Había acaso un poder demoniaco que le impedía ser invulnerable a la sonrisa de esa demonio?—. Bien, Gab, di «ah».
Gabriel abrió la boca cuando Vignette le acercó la cuchara con arroz. «Está muy bueno», cerró los ojos disfrutando el sabor del arroz de su novia. El proceso se repitió hasta que se acabó el alimento.
—Bien, Gabriel. Ahora duerme —Vignette le dio un beso en la frente a Gabriel, para luego retirarse de la habitación, sin embargo no lo logró debido a que la ángel le había sostenido de la manga—. ¿G-Gabriel?
—N-no te vayas —agachó su mirada—. P-por favor —Vignette miró impresionada a su novia; esa voz suave que tenía, su rostro sonrojado, su nerviosismo. «¡E-esto es malo!» Pensó Gabriel. «¿Será que la he incomodado?»—. Y-yo me refería a... s-solo si quieres, c-claro...
—Y-yo... —«No habrá otra oportunidad como esta en poco tiempo. ¡Tengo que aprovechar!»—. C-claro... me gustaría —«¡Bien!».
Las horas habían pasado y la noche había caído. Las novias decidieron tomarse un baño cada una de forma individual, siendo Vignette la primera en bañarse debido a la insistencia de Gabriel. Una vez salió Vignette, Gabriel apreció cómo su novia salía con una toalla en la cabeza y con ropa que ella le había prestado. Gabriel no lo admitiría públicamente, pero la demonio era terriblemente linda.
—Bien, Gabriel. Es tu turno —Gabriel procedió a desvestirse ahí mismo, dejando completamente sonrojada a Vignette—. ¡Oye, Gabriel, qué te dije sobre desnudarte en la sala antes de bañarte!
—Exiges mucho, Vigne. Además las luces sagradas me protegen. A parte esta es mi casa —se excusó Gabriel mientras se acercaba a la demonio—. ¿O a caso no te gusta mi cuerpo? —acercó su rostro a la de su novia mientras sonreía levemente, lo cual hizo que Vignette se sonrojara fuertemente.
—¡Aaaah!
...
—Bueno, es hora de que tomes una ducha —dijo Vignette con un rostro aún fuertemente sonrojado y de brazos cruzados—. ¿Entendiste, Gab?
—Sí —dijo adolorida mientras se sobaba la cabeza debido a un golpe de su novia.
—Te dije que no volvieras a hacer lo mismo —Gabriel no respondió y simplemente procedió a meterse en el baño para asearse. «A pesar de que está enferma, sigue haciendo esto... ¡Demonios, Gabriel, aún no te entiendo del todo!»—. Me pregunto si... nuestra relación está bien.
«Diablos, ¿qué estaba pensando?» pensó Gabriel mientras se sumergía en la tina de su baño. «Me duele más la cabeza que antes, no debí de hacer eso... en primer lugar, ¿qué esperaba conseguir?... Ah, no importa». Gabriel se sonrojó gradual y levemente. «Creo que... no estaría mal hacerlo con Vigne... Aunque debería de esperar». Después de unos pocos minutos sale Gabriel con una toalla alrededor de su cuerpo y mira a Vignette durmiendo en el suelo a lo que ella se acercó y se hincó para poder ver más de cerca el rostro de la demonio.
—Qué linda —susurró. «Supongo que no hará daño que durmamos en la misma cama... aunque ahora que lo pienso, ¿dónde planeaba Vigne dormir? ¿A caso pensó algo como "no me importa si me enfermo también"?» La ángel sonrió para después ponerse de pie «¡Bien, si Vigne quiere dormir conmigo, qué se le puede hacer! A parte ya me siento mejor». Una vez pensado eso, procedió a ponerse su característico atuendo que consiste en una sudadera de deporte roja con líneas blancas y unas pantis cualquiera. Luego de ello, se acercó nuevamente a su novia para intentar cargarla como princesa, sin embargo... «¡Pesa!». Con mucho esfuerzo, la rubia logró dejar en su cama a la pelimorada, aunque después se derrumbó de rodillas respirando pesadamente. Un momento digno de aplaudir para aquella ángel inútil. Al final, ellas pudieron dormir con suma tranquilidad (Gabriel más por el cansancio que por el sueño).
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«¿En serio estoy durmiendo con Gabriel otra vez?» —Vignette miró a su lado y miró a la rubia—. «¿Por qué estoy en la misma cama de ella? ¿No tenía futón?... Rayos, me voy a enfermar...».
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Raphiel: ¿No crees que Vigne-San ya tardó mucho en explicarle qué le pasó a Gabriel?
Satanichia: Ku, ku, ku... De seguro está tentándola a que sea una demonio. Si te soy sincera, Gabriel tendría futuro como demonio, aunque no llegaría ni a mis talones. ¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja!
Raphiel: Creo que está tentándola, pero no para ser una demonio.
Satanichia: ¿Eh? No entiendo...
Raphiel: Me sorprende que sigas siendo tan inocente después de todo.
Satanichia: ¿Eh?
Raphiel: Nada, nada, Satania-sama.
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1. Natural de Pomerania, una antigua provincia de Prusia.
2. Trivial, común, carente de importancia o insustancial.
3. De manera vehemente ('De fuerza impetuosa, lleno de pasión'₁ 'dicho de una persona: Que se deja llevar por los impulsos'₂).
4. Viento fuerte, principalmente del sur con tendencia al oeste.₁ Viento fuerte que no llega a ser temporal declarado₂.
5. Signo ortográfico de forma de coma, rasguillo o trazo; p. ej., en este caso, la tilde de la ñ (También se presenta en otras formas como el apóstrofo o la cedilla). La tilde de la ñ (~) no cuenta con un uso más allá de ello, por lo que el uso en este capítulo está incorrecto.
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Un Ángel Y Un Demonio
FanfictionGabriel, un ángel caído adicta a los videojuegos y a no hacer nada en general, Vignette, una demonio que es mas pura que un ángel entablan una extraña amistad en la que posteriormente terminarán enamoradas.