Capítulo 12: Toda esta calma me huele a tormenta

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-A-Cheng... ¿estás bien?

Jiang Cheng levantó la mirada de la pantalla de su móvil con un aire casi escéptico. Escondidos tras la montura de las gafas, sus ojos azulados cantaban un "¿va en serio?" muy claro y sus cejas arqueadas lo complementaban a la perfección. Por supuesto que no estaba bien, no del todo por lo menos, y su novio lo sabía de sobra. Mientras se agarraba a la barra vertical del vagón de metro, Lan Huan esbozó una sonrisa de disculpa que no logró suavizar ni un ápice su mohín molesto. No había sido lo que se dice sutil. Ni acertado, porque a su locutor de radio favorito no le gustaba encarar sus problemas, y menos bajo la falta de privacidad del transporte público.

-Estoy vivo. A veces diría que ya es mucho. -Masculló borde como él solo mientras volvía a mirar su Twitter como si fuese lo más interesante del mundo. Una pena que solo tuviese memes malos de programación y noticias deprimentes del día a día. Viendo que ni siquiera quería hacerle caso, el escritor suspiró.

-Ya sabes a dónde quiero ir a parar.

-Ya.

-A-Cheng... -Suspiró. Su novio volvió a dirigir la vista hacia él, pero esta vez solo fueron un par de segundos culpables. Detestaba tocar ese tema-. ¿Tan mal os va?

-Puede.

-Pensaba que estabas volviendo a hablar con ellos. Ya sabes... mejorando las cosas.

-Nunca dije eso.

-Hace una semana me contaste que habíais hablado después de... ¿cuánto? ¿Cinco años? ¿Seis? -Jiang Cheng frunció el ceño, pero no rebatió-. Que estuviese concentrado en el manuscrito no significa que no te escuchase.

-Eso fue solo con mi madre. -Confesó en un murmullo-. A veces me llama para quejarse o para recordarme que nuestro programa es una desgracia para la familia, pero poco más.

-¿Y tu padre...?

-Ni una sola vez. No volvimos a hablar desde que me fui de casa, ya lo sabes. -Dijo mientras negaba con la cabeza-. La verdad, lo prefiero. No necesito volver a verle.

Lan Huan frunció los labios. Si pudiera —si no estuvieran en público y supiera de sobra lo muchísimo que Jiang Cheng se podría molestar con él por hacerlo—, lo abrazaría. Lo abrazaría como solía hacer cuando necesitaba consuelo porque las discusiones de sus padres en las que le usaban como arma arrojadiza eran demasiado para él, cuando estaban en la universidad y le explotaban bombas en la cara por veinte flancos distintos. Lo abrazaría como siempre hacía cuando sabía que el orgullo no le permitiría pedir un abrazo, pero que lo necesitaba de verdad.

Respiró hondo. No se iba a librar de una buena sesión de mimos al llegar a casa, ni hablar.

-Aun así, iremos, ¿verdad?

-No nos queda otra. Te has comprometido por los dos. -Le ladró. Era al mismo tiempo un reproche y un agradecimiento muy soterrado. Momentos después por fin se decidió a guardar el teléfono en el bolsillo izquierdo de su pantalón-. De todas formas, hay algo que me preocupa bastante más que ver a mis padres.

-¿El qué?

-Tú. -El escritor ni siquiera parpadeó sorprendido. La verdad, se esperaba la respuesta-. ¿De verdad no te acuerdas de nada de lo que pasó el lunes?

-Te lo dije.

-Admite que resulta difícil de creer. -Bufó molesto el presentador de radio-. Pensé que me estabas gastando una broma.

-No olvidaría una conversación respecto a que mi hermano va a adoptar a un niño.

-Ese es el problema, que la tuvimos. Y te alegraste por ellos.

Between  [XiCheng] [Mo Dao Zu Shi Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora