Aunque no era lo más sorprendente que le había pasado en la vida (porque lo de viajar a otro mundo, universo, realidad o cómo quieras llamarlo pone el listón muy alto, la verdad) Lan Huan no se esperaba amanecer un sábado por la mañana a la puerta de su piso desde que empezó la universidad con intenciones de recoger sus cosas y mudarse al de su novio. Vale, en realidad ni estaba amaneciendo ni era tan por la mañana. Jiang Cheng y él se prometieron levantarse pronto para acabar lo antes posible con el tema de la mudanza improvisada —aunque lo lógico habría sido realizar el trabajo en varias jornadas, sí, pero a su querido locutor no le pareció bien. Dijo, literalmente, que como tuviera que pasar más de un fin de semana en compañía de ciertos idiotas, asesinaría a alguien, y Lan Huan le creyó—. Hasta pusieron el despertador, pero... Bueno, entre unas cosas y otras, al final no pudo ser. Lo típico, te despiertas antes de las siete, te vuelves a dormir porque tu novio insiste en que dentro de la cama se está muy bien y acabáis a las nueve haciendo una sesión de ejercicio matutino intensivo. Y, claro, luego hay que ducharse, desayunar, vestirse... y salir a toda prisa porque has quedado con tu hermano y uno de tus mejores amigos para que te ayuden a empaquetarlo todo.
Cuando su pareja y su amigo del alma le propusieron a Meng Yao lo de ir el sábado por la mañana a meter cosas en cajas, los mandó automáticamente a la mierda sin miramientos de ninguna clase. Sin máscaras, sin intentos de sonar educado (porque ya bastante mentía día a día con los de la editorial) y sin pensárselo dos veces. Luego vaticinó que la pareja además llegaría tarde, y a eso de las once menos cuarto Nie MingJue le mandaba al duendecillo maligno que tenía por novio un mensaje diciéndole que le debía el dinero de la apuesta y que él hacía la cena, que luego pasaba por el supermercado de camino a cada. Sí, justo, Lan Huan y Jiang Cheng llegaron tarde, y eso que los dos odiaban los retrasos con toda su alma. Menos mal que entre los barrios de Gusu y Yunmeng —a diferencia de entre los Gusu y Yunmeng del otro mundo— había como mucho veinte minutos en metro y no un día a espada. Aun así, se ganaron una mirada molesta por parte del entrenador y una impertérrita del profesor de historia, que había llegado puntual como un reloj a las diez pero no pensaba reprochárselo. O, por lo menos, no pensaba reprochárselo a su hermano, porque miraba a Jiang Cheng como si quisiera prenderle fuego por tardón. Claro que eso solo lo sabría Lan Huan, y esta vez no pensaba hacer la traducción simultánea. Mejor no tener que llamar a la policía antes de tiempo.
-Mira quiénes se dignan a aparecer, Lan Zhan. -Comentó Nie MingJue en dirección a la acelerada pareja. A ninguno se le escapó el chupetón bastante reciente que sobresalía por debajo del cuello de la chaqueta de Jiang Cheng. Lan Zhan optó por no decir nada, porque Wei Ying también tenía unos cuantos y todos los allí presentes lo sabían. El entrenador, sin embargo, optó por reservárselo como arma en el arsenal para un mejor momento, que nunca viene mal guardarse un par de balas en la recámara-. ¿Qué tal, preciosos? ¿Venís mucho por aquí?
El locutor puso los ojos en blanco. Cómo no. De Nie MingJue no podía esperar otra cosa que no fuese un temperamento fuerte, fichas lanzadas a ambos quién sabe si en serio o no y bromitas de cuñado.
-Hola, MingJue, A-Zhan. Yo también me alegro de veros. Gracias por ayudarnos, de verdad.
-Hermano. -Asintió Lan Zhan. Era tan clavado al del otro mundo que a Lan Huan casi le dio un escalofrío al pensarlo.
-No se dan, que para eso estamos. -Se rio el entrenador, pasándole un brazo por los hombros a los dos miembros de la parejita. El escritor sonrió, pero su novio observó la mano apoyada sobre su hombro como si estuviera viendo una cucaracha parearle por la ropa. No le pegó un mordisco para quitárselo de encima de milagro-. Eso de que por fin deis el paso de iros a vivir juntos es genial, aunque espero que no acabéis matándoos o perderé otra apuesta con A-Yao.
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Between [XiCheng] [Mo Dao Zu Shi Fanfic]
FanfictionEs de conocimiento común que, tras los trágicos eventos del templo GuanYin, Lan XiChen, líder de Gusu Lan, decidió entrar en reclusión. Es de conocimiento común también que salió de la misma pasado algún tiempo con la intención de retomar sus debere...