"MEJORES AMIGOS"

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Era medió día, después de la tediosa misa dominical se encontraban en derededor de una mesa del jardín aún intercambiando teorías sobre las nuevas melodías que su fantasmal amigo les brindaba.

Ernesto quien se separó del grupo concluida la misa arrojó sobre la mesa una fotografía, en ella se veía a un joven Cervantino al lado de otro niño, tras esta decía:

"Los mejores amigos siempre juntos: Cervantino y Gabriel."

Todos se sorprendieron cuando Cervantino tomo la foto y golpeó a Ernesto, ellos lo defendieron y acorralaron al atacante, quien enfurecido reclamaba el ultraje a sus pertenencias. Llorando les dijo, que Gabriel le había dicho cosas horribles que le ocurrían y que jamás creyó.

-Solo le conté la leyenda de "Pedro y el lobo" para que entendiera que mentir era malo -, mencionó aún lloroso.

Las piezas encajaban, nuevas ideas les venían a la mente, pero Magali no creía a Cervantino, algo no le dejaba hacerlo, sus ojos estaban muertos y no podía creer en él, sin decir algo de su pensar decidió cuidarse de pequeño hombrecito.

Magali conversó con algunas mojas y compañeros que dijeron Cervantino antes no era apartado, que era alegre y parlanchín.

-Pero desde aquello... se aisló -, dijo Sor Magdalena con la mirada más allá de dónde estaban.

-¿Qué es aquello?

-Nada pequeña, nada.

Sin más respuestas que aquella continuó pensando.

La música que cada noche invadida el orfanato ahora era la opera dramática "Carmen" lo cual indicaba que lo descubierto sobre Cervantino en verdad era una pista. Les llevo días conocer y entender las piezas, estas contaban la historia de una gitana que enamoraba a dos hombres a la vez y por ello uno resolvió asesinarla.

Pasaba el tiempo y no lograban relacionar aquella historia con Gabriel, pero una pieza más sonaba alternada con la otra y los volvía locos, al grado en que Gelga y Agustín desertaron en la misión. Ernesto y Magali eran castigados constantemente por estar fuera de su dormitorio, bajar calificaciones, perderse clases y encontrarlos frecuentemente en el sótano, el cual cerraron con candado para que más nadie pudiera entrar, pero volvían a sorprenderlos dentro de aquel subterráneo lugar ya que Gabriel abría para ellos por las noches al tocadiscos sonar.

La música los perseguía, "El aprendiz de brujo" sonaba fuerte, provocaba tanto sin sentido que los mareaba, Ernesto pensó en hablar con las madres, pero Magali desconfiaba de ellas. La respuesta era acosar a Cervantino, así que lo asecharon día y noche sin obtener respuesta de su boca.

Una tarde fría lo seguían, como siempre, él entro al despacho de la madre superiora, apresurados se colocaron tras la puerta y la abrieron un poco para ver, y más que nada escuchar.

-Haz visto como esta todo. No nos dejara en paz.

-Lo se madre mía.

-Aun esta celoso de nosotros.

-¿Qué más puedo hacer? Mi amada.

Los indiscretos espías no daban cabida a lo que veían y escuchaban: La madre superiora besaba suavemente los labios de Cervantino, mientras él respondía con lágrimas cayendo de sus ojos y colando su mano bajo el hábito de ella. Seguros estaban de no querer ver aquello, pero esperaban dijeran más.

-Ya haz crecido, pronto cumplirás 18, debes irte de aquí.

-Tienes a alguien más, lo sé.

-Amor mío, nada es para siempre.

-Puedo trabajar en el jardín, y ayudarte a llevar esto.

-Sabes que no puedo dejarte.

-Jamás dejaste que me adoptaran, no tengo a nadie más que a ti.

-No puedes quedarte ¡VETE!

-¿Es por Andrés?

-No aras lo mismo que aquel día ¿Verdad?

-No.

Cervantino se separó de la mujer y con la cabeza gacha emprendió una letargica marcha hacia la puerta.

-¿Es tu última palabra?-, preguntó deteniendo su andar.

-Él padre David consiguió te empleé una buena familia. El viernes te vas.

Lo vieron acercarse a la puerta y se escondieron rápidamente, el salió lento y con paso firme. Ernesto y Magali corrieron a despertar a Gelga y Agustín para juntos comenzar a unir las piezas del rompecabezas.

El llamado de GabrielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora