Suaves gotas de agua repiqueteaban sobre el ventanal del gigantesco dormitorio infantil ubicado en el segundo piso del lúgubre orfanato "Iknomej". Magali una alegre niña de apenas nueve años, había llegado al hospicio tres semanas atrás después de un fatídico accidente automovilístico en el que sus amorosos padres perdieron la vida dejándola sola en el mundo.
Su alegre, curioso y carismático carácter parecía haberse esfumado tras la penosa perdida. No lloraba, no se quejaba, en su lugar se adaptaba con resignación a la nueva realidad por la que se conducía amable y servicial dejando ver la buena labor de sus padres al educarla, con ello ganaba el afecto y simpatía de sus compañeros, y las monjas que cuidaban de aquel triste lugar.
Esa noche le recordaba el accidente pues al igual que en aquella ocasión llovía y el frío era intenso haciéndola sentir ansiosa y exasperada.
La pequeña se encontraba enfurruñada pues una vez más, como desde hacía siete noches, le costaba trabajo conciliar el sueño debido a un melódico sonido que llenaba el lugar perturbando su descanso, este solo parecía disgustarle a ella pues el resto de los compañeros dormía plácidamente.
Mientras giraba una y otra vez sobre la desordenada cama, comenzó a sentir un punzante dolor en la cabeza por tanto pensar en lo mucho que extrañaba el antiguo lecho y el floral perfume de aquellas rosadas y suaves sábanas.
-¿Quién es tan desconsiderado para poner música a esta hora? -Se preguntaba molesta.
El sonido de una nota alta la hizo estremecer. Más furiosa que antes se desenredo de las ásperas sabanas. Descalza y con la cara fruncida bajó de la cama se encaminó fuera de la habitación con la intención de sorrajar un manotazo a aquel mal educado que no le dejaba dormir. Daba pasos cuidadosos pisando solo sobre las puntas, temerosa de que las monjas le descubrieran y dieran un regaño por estar fuera de ahí a esa hora sin permiso. Recorrió el largo y ancho pasillo en medio de las altas y manchadas paredes de los cuartos de descanso, la melodía se hacía más sonora y Magali se inquietaba, pues cada vez se alejaba más y más del dormitorio.
La música era tranquilizadora y atractiva, podría envolverla de una forma encantadora, pero la tenía cansada, sin embargo, algo sobre está picaba su mente, no la recordaba, mas sentía haberla escuchado antes.
Escaleras abajo la música se detuvo, la pequeña de cabellos rojizos continuó andando al lado derecho y la composición resonó nuevamente, así pues cambió la dirección al lado opuesto y el melódico escándalo cesó, se encontró frente a una puerta angosta, giró la perilla, se adentró en el estrecho espacio, pisó sin cuidado y trastabilló un poco sin caer, encendió una luz parpadeante que no le dejaba ver correctamente y descubrió que aquello era el primer escalón de un largo descenso, y comenzó a bajar, para cuando llego al final de la escalinata, el bombillo se fundió, pestañeó varias veces hasta acostumbrarse a la penumbra y entonces notó el ligero baño de luz de luna filtrado por las diminutas ventanas a lo alto de una pared. Curioseando el abandonado lugar se percató de que aguardaban en el más de lo que podía soportar. La melodía nuevamente sonó y entonces en medio de la penumbra divisó un viejo tocadiscos en el que giraba un vinilo, el miedo la invadió poniéndole la piel de gallina, una sensación eléctrica le recorrió la espina dorsal y sin que pudiera controlarlo sus piernas comenzaron a moverse rápidamente, sin conciencia de ello se había echado a correr escaleras arriba despavorida, en cada zancada que daba podía sentir como tras ella algo o alguien le alcanzaba y tiraba suavemente de su blanco camisón, pero no paró hasta llegar a su cama, de un salto se montó en ella y se enredó de nuevo en las sabanas respirando de forma agitada, cerró los ojos presionando con fuerza y mientras recitaba un apurado "Padre nuestro" se obligó a dormir.
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1.- "Iknomej" del Náhuatl: Huérfanos
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El llamado de Gabriel
Gizem / GerilimMagali es una niña de nueve años que tras la perdida de sus padres ingresa al orfanato "Iknimej". Cada noche una melodía le impide conciliar el sueño, y cansada de ello emprende una investigación sobre aquello que no la deja descansar, no sin antes...