• Capítulo dos •

877 58 0
                                    

Es un hecho, mi solicitud de transferencia fue aceptada, así que... Ya soy parte de la estación 51 y la verdad, eso me pone muy contenta. Podría conocer a más personas, tener nuevas amistades, nuevas experiencias, y a lo mejor, al fin podría tener la familia que siempre soñé.

Ya había mandado todas mis cosas con una agencia de mudanza, así que solo llevaría un bolso con las cosas que me quedé para terminar de arreglar algunos asuntos en Nueva York antes de irme a Chicago.

Aprecíe por última vez lo que fue mí departamento durante casi cuatro años. Estaba completamente vacío. La sala ya no era la habitación amena en donde recibía personas o jugaba videojuegos. Mi habitación ya no tenía ninguno de los mejores recuerdos que conservaba en fotografías. Ya no era el hogar que tanto añoraba ver después de un turno agitado.

Cerré la puerta con llave y tome mí bolso que estaba en el suelo. Caminé por el pasillo hasta llegar a las puertas del ascensor, lo pedí y volteé mí cabeza hacia atrás y observé mí puerta. Un sónido me hizó volver a la realidad, abordé el ascensor y marqué planta baja. Suspiré, este sería un cambio muy grande en mi vida.

•••

El viaje había sido un poco largo, debido a que hubo más viento de lo esperado a tal grado de que casi hubo turbulencias, pero ya me encontraba en Illinois, Chicago.

Por lo que pude observar en mi trayecto en mi auto. La ciudad es simplemente hermosa, tiene edificios bonitos y con una gran arquítectura. El clima era agradable, ya que ahorita deberíamos de estar a unos 20° centígrados.

Manejé hasta que pude ver a la cercanía una casa de dos pisos con un exterior acogedor, el acabado era de madera de color blanquecino. El tejado es de color cafe oscuro. Al frente de la casa había un jardín muy bonito que tenía flores plantadas, eso le daba un toque más alegre a la casa.

Me estacioné en la cochera, tome mí bolso y apagué mí auto, asegurandome de ponerle la alarma. El modelo era un Camaro clásico de 1969, es negro brillante y lo he cuidado muy bien desde que mi abuelo me lo regalo, ya que le pertenecía a él cuando era joven.

 El modelo era un Camaro clásico de 1969, es negro brillante y lo he cuidado muy bien desde que mi abuelo me lo regalo, ya que le pertenecía a él cuando era joven

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Caminé hasta el pórtico de mí nuevo hogar y me posicioné enfrente de la puerta de roble oscuro. De mí bolso saque unas llaves plateadas y las introdujé dentro del cerrojo, giré las llaves y le quité el seguro a la puerta, la empujé y al fin pude ver mi nuevo hogar.

Como dije anteriormente, la fachada de la casa es acogedora, pero por dentro tiene un estilo moderno que me encantaba. Era hogareña, me hacía sentir como en casa, lo mejor es que es un estilo moderno semiabierto y me encantaba. Los muebles combinan a la perfección con la estructura y el estilo.

 Los muebles combinan a la perfección con la estructura y el estilo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Entré a la casa y dejé mí bolso sobre el sillón. Seguí inspeccionando la casa, observando cada mínimo detalle y quedando completamente fascinada. Era evidente que aun había cajas en el suelo con mis pertenencias, y que después acomodaría.

Subí las escaleras con tranquilidad, había cuatro puertas, dos a cada lado. Fui a la primera que estaba a la derecha y esa era mi habitación. En el centro se encontraba una cama matrimonial muy bonita, a los lados había unas mesitas de noche blancas con una lámpara y jarrones. Enfrente de la cama estaba una cómoda de color chocolate con una pantalla sobre de ella. Va a ser muy comodo ver Netflix en mis días de descanso mientras comó comida chatarra. Además de que tenía una gran ventana, lo cual permitirá que entre más luz a la habitación.

 Además de que tenía una gran ventana, lo cual permitirá que entre más luz a la habitación

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las otras habitaciones eran dos cuartos de huéspedes y una oficina con biblioteca. Cada habitación cuenta con baño propio, pero la de mi cuarto era al que más detalle le había puesto.
Era un espacio multifuncional, ya que también en el puedo relajarme muy bien sin que sienta que sea un espacio chico.

Era un espacio multifuncional, ya que también en el puedo relajarme muy bien sin que sienta que sea un espacio chico

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Después de checar toda la casa, baje y me sente un momento en el sillón de la sala. Estaba tan orgullosa de la casa, ya que la compre sin ningún mueble, además de que le hice unas cuantas reformas para sentirme más agusto con ella. Todo esto lo pude conseguir por el esfuerzo que hice en el ejercito, todas las misiones que ejecute tenían un bono extra, que era el que iba ahorrando y lo usaba cuando era extremadamente necesario. Además de que me siguen dando dinero, es como una pensión ya que estoy "retirada", pero podrían llamarme en cualquier momento para intentar que vuelva.

Recordé que el tío Wallace me había dicho que le marcará cuando estuviera en Chicago, así que eso haré. Tomé mí teléfono y entré a mí lista de contactos, busqué hasta que lo encontré, lo tenía agregado como "tío Wally", ya que así le decía cuando era una niña pequeña.

Seleccioné el contacto y marqué la función de llamada. Escuché tres pitidos antes de que me tomará la llamada.

-Habla Wallace Bodden, ¿qué se le ofrece?- se escuchó por la bocina de mi teléfono una voz muy conocida para mi.

-Hola tío Wally, ¿Nunca miras el identificador de llamadas?- Dije burlona después de saludarlo.

-___, perdón, estaba ocupado haciendo algo- Se disculpó.

-No te preocupes Bodden, solo hablaba para informarte que ya llegué a Chicago.

-Que bueno pequeña- Contesto el hombre -Te invito a cenar a mi casa con Donna, para celebrar que ya haz llegado.

-Claro- Dije alegre, de verdad me ponía muy feliz el volver a ver a Wallace.

-Será a las seis de la tarde- Me informó.

-Ahí estaré puntual, nos vemos al rato.

-Hasta al rato ___- Y colgó.

Ya tenía un año sin ver a Wallace, desde que nació el pequeño Terrance para ser más precisos.

Él fue el que me sostuvo cuando estuve a punto de caer por la pérdida de la persona más importante en mí vida. Siempre estuvo al pendiente de mi, preguntando como estaba o como me sentía. A veces hacíamos videollamadas para estar al tanto y eso hacía subir un poco más mi ánimo.

De verdad le tengo un gran aprecio a ese hombre, también a Donna, ya que ella estaba con Wallace cuando hacíamos las videollamadas y me daba muy buenos consejos, que si me ayudaron en muchas situaciones.

Déjame ayudarte [Kelly Severide]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora