［＊ﾟ.*･｡ﾟ］ Donde el pequeño Jin vió por la ventana de su casa un camión de mudanza y una familia llegar a su edificio con un tierno bebé vestido de conejo, sin creer que ese bebé se convertiría su amigo de aventuras.
◣❛Primera temporada de la saga：...
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Todos compartían buenas anécdotas en aquella mesa donde había una gran cena familiar que se llevaba a cabo aquel día que los niños habían salido de vacaciones de sus colegios.
En aquella permanecían 4 adultos, 3 adolescentes y 2 niños. Todos comiendo y platicando de manera muy amena.
Recientemente la familia Kim había comprado una mesa mucho más grande para que entraran las dos familias y ese había sido el momento justo para poder estrenarla.
—Vamos a la sala, allí estaremos más cómodos. —dijo el beta dueño del cálido departamento.
Todos aceptaron con una sonrisa levantándose para ir a la cómoda sala donde ambas madres habían estado hablando sobre nuevas recetas sentándose en un mueble de dos plazas mientras que los hombres adultos habían estado parados frente al balcón bebiendo un añejo whisky que había estado guardado el papá beta para un momento especial y los adolescentes junto con los niños menores estaban sentados en el mueble de tres plazas.
En dónde los adolescentes estaban muy emocionados por lo que harían en sus vacaciones pero extrañamente ese día los niños más pequeños se encontraban tímidos sin poder hablar con el otro.
Seokjin sentía algo removerse en su pecho pero no podía darle una explicación exacta, pero esa misma sensación de que algo se removió en su pecho era la razón por la que no podía hablar con Jungkook.
Y Jungkook estaba igual que el mayor, pero también incluía otro factor en la poca comunicación de los menores y eso eran celos.
El menor de la sala estaba sintiendo mucho celos de su hermano mayor porque estaba sentado al lado de su hyung, y Seokjin permanecía extrañamente cómodo y reconfortado al lado de Junghyun.
Pero al final y en muy grandes rasgos, seguían siendo niños que aún no entendían qué pasaba y mucho menos se habían presentado.
—Jin ¿por qué no van Jungkook y tú a su habitación? —propuso Sunghee al notar como sus hijos menores estaban en silencio— Se ven que están aburridos.
—Claro mamá. —Seokjin aceptó la propuesta de su madre para saltar del sofá y extender su pequeña mano al niño pequeño.
Jungkook sin tardar tomó la mano de su mayor y bajó del sofá siendo guiado a la ya conocida habitación de Jin dónde habían jugado más de 100 veces a lo largo de su amistad.
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En la habitación de Kim Seokjin se encontraban el nombrado y su amigo de la infancia jugando cada quien con diferentes juguetes estando relativamente cerca el uno del otro pero la distancia era prudente para que únicamente sus rodillas se rozaran o sus manos llegarán a tocarse cuando querían tomar otro juguete.
No intercambiaban palabras ya que ninguno de los dos no sabían cómo expresar ni decirse eso extraño que ambos estaban sintiendo en su pechito.
—Jin hyung —el menor había tomado la iniciativa ya que no podía estar otro minuto más en silencio.
El mayor lo volteo a ver con un gran sonrojo extenderse por su rostro, y para Jungkook creyó ver cómo los ojos de su hyung brillaban bajo la luz tenue de la habitación.
—¿S-si Kookie?
—¿Usted también siente lo de aquí? —Jungkook había dejado abandonados los juguetes para tocar con una mano justo en el pecho del mayor.
—¿Lo de aquí? —la mano del mayor se puso sobre el pecho de su menor sintiendo bajo su tacto un fuerte latir.
El pequeño Jeon había asentido sintiéndose completamente acalorado por el tacto cálido de su hyung en su pecho, haciéndole acelerar sus latidos y sentía lo mismo bajo la palma de su mano.
Ambos se voltearon a ver conectando sus miradas volviendo a sentir algo removerse en su interior queriendo saber qué era pero que sin lugar a duda no tenían conocimiento para resolver su incertidumbre.
—Siento como si hubieran muchas mariposas revoloteando en mi pechito. —se expresó el menor viendo directamente a su hyung.
—Siento lo mismo Kookie. —afirmó el mayor para acercarse a su menor.
Jungkook imitó al mayor acercándose para sentir el calor de su hyung.
Ambos infantes seguían sintiendo el incesante y rápido latido de ambos, sonrojándose con mayor intensidad sin saber la razón exacta de aquella reacción en sus jóvenes cuerpos.
Eran solo dos niños: Kookie de 7 años y Jin de 10 años.
Aún no podían saber que sus destinos estaban siendo entrelazados por la Madre Luna.
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