❝ ─Злой ⌇.ᶻˡᵒʸ 〔Evil Luzu〕- Pausada.

7

Se cortó una pequeña parte del brazo. Mierda, sí que dolía.

Dejó gotear la sangre sobre su camiseta blanca. Luzu se iba a enojar.

Esparció un poco de esa sangre por sus manos y rostro, despeino su cabello, se hizo pequeños cortes en la cara, aunque uno de ellos era presumiblemente grande, no era el quien se tenía que preocupar por ello; se hizo otro corte en su otro brazo y esparció más sangre, a continuación cerró los ojos y habló con C.

–〈Sabes muy bien que necesitaré tus habilidades de actuación, si lo hago yo, quizás me hecho a reír en medio de todo.〉

–〈Perdona señor "me da risa todo y no me tomo nada en serio", pero ¿Cómo sabemos que no hay un tercero ahí dentro?, ya te arriesgas demasiado haciendote daño.〉

–〈Ya, entonces quieres quieres que forme un escándalo apuntando a todos con el arco y prendiendo fuego a la casa para alertar a los demás que están aquí.〉

–〈Jamás dije eso.〉

–〈Entonces deja de quejarte y que empiece el espectáculo.〉

C escondió la mochila junto con el cuchillo y pasó de una mirada seria e inexpresiva a tener ojos llorosos y lucir desesperado, tocó a la puerta y se hizo el agitado.

–¿H-hola?, ¿h-hay alguien?, p-por favor, a-yuda– empezó a hablar entrecortado y con respiración irregular, inmediatamente oyó pasos hacia la puerta.

Un hombre abrió la puerta con confusión que cambió totalmente a preocupación al ver a "Luzu" sangrado y herido.

–Pase, pase, Dios, ¿pero qué le pasó?, no son horas de estar afuera, oh Dios. –se notaba asustado y se hizo a un lado para ayudarlo a pasar mientras el otro hombre se movilizaba para traer vendas y agua.

–Un hombre extraño me atacó– tosio un poco a la par que se sentaba en una silla que le habían tendido. –B-buscaba un, ¿un libro?, no sé porque pensó que yo podría tenerlo y– se cortó inmediatamente para agachar la cabeza y fingir sollozos, ¿se estaba pasando con la actuación?

El hombre que lo había dejado pasar se retiró un minuto para traerle un vaso de agua.

C levantó la cabeza y empezó a repasar la pequeña cabaña con sus ojos en busca de algún indicio de que tuvieran el libro cerca, y en una estantería le pareció ver algo envuelto en un trapo viejo, tenía que ser ese.

El hombre que se había retirado primero volvió con agua y vendas para atender a "Luzu"

Le tomó el brazo para poder limpiarlo, C no se negó, actuó muy dócil.

–Muchas gracias, p-por ayudarme–tomó el vaso y dió un trago.

–oh, no es nada, seguro debe tener hambre, permitame un momento–el hombre de pie se dió la vuelta para traer un poco de pan a la mesa.

Pero.

Con un rápido movimiento "C" estrelló el vaso de agua en la cabeza del hombre haciendo que cayera al suelo inconsciente. El otro hombre volteó con rapidez y lo amenazó con el plato, "C" levantó las manos con expresión asustada,como si se estuviera rindiendo, se iba a divertir.

–Vale, si tú no me avientas ese plato, yo no te arranco la lengua con mis propias manos, así que, ponlo abajo y hablemos. – su voz ya no salía entrecortada, sonaba fría y siniestra, planeando en su mente cada movimiento, cada expresión, cada palabra, así era él.

–¿Qué es lo que quieres? – dijo el hombre con miedo visible.

–Cómo dije, tienes algo que quiero – bajó las manos de manera calmada y se mantuvo sentado.

–N-no sé qué podría t-tener que tu q-quisieras.

–El libro.

–¿Q-qué libro?

–Sé que no eres tan estúpido. Dame el libro y ambos vivirán.

El hombre se dió la vuelta y caminó hacia la estantería, y como había sospechado, en el estante, envuelto en un trapo viejo, estaba el libro que tanto se había esforzado por conseguir.

"C" se paró de la silla y avanzó hacia el hombre. El hombre volteó y quedaron frente a frente. "C" estiró sus manos delicadamente hacia el libro mientras veía al hombre con una expresión indescifrable. Las manos del hombre temblaban.

Por fin tenía el libro.

–Excelente. –dijo con suavidad. –Ahora, cuando tu amigo despierte, ambos van a irse del pueblo, ¿bien? –El hombre quiso hablar, e inmediatamente "C" llevó un dedo a la boca del contrario, haciendo un ademán con este para que callara. –Dejame terminar. Se van a ir y no van a decir nada. Si me entero que dicen algo, o si oigo algún rumor, yo mismo me encargaré de buscarlos y matarlos con mis propias manos, ¿de acuerdo?–el hombre sólo asintió, ya no podía hablar.

"C" se alejó del hombre con el libro en sus manos y salió cuidadosamente de la casa, recogió su mochila y regresó por donde vino, de la misma manera sigilosa. Misión cumplida.