Capítulo 4

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—¿Ya empacaste todo lo necesario?

—Si...

—Bien, es hora de irnos, yo llevo tu maleta.

Louis asintió lentamente. Tomó la correa de Goldie y le dio una caricia.

—Todo estará bien, chico.—Susurró.

—El perro se queda.

—¿Q-qué?

—Va a estorbar mucho, el perro se queda.

—P-pero-

—Pero nada.

Un par de lágrimas comenzaron a juntarse en las cuencas de Louis, abrazó fuertemente al canino.

—Lo siento tanto...—Se levantó y miró a Harry.—Al menos déjame llenar sus platos de croquetas y agua.

Tras pensarlo por unos segundos, Harry asintió.

Una vez que había terminado de hacer lo indicado el rizado lo jaló del brazo.

—Es hora de irnos, Lou.

Y salieron del apartamento, ese maldito apartamento en el que yacía el cuerpo inerte de su mejor amigo.

—¿Saldrán de vacaciones?—Harry apretó la mandíbula al escuchar la chillona voz de la señora Jefferson.

—S-si, volveremos en un par de días.—Dijo Louis con los nervios abarcando su voz.

—¿Qué pasará con tu trabajo de arquitecto? Hace un par de días dijiste que estabas a la mitad de un proyecto.

Harry rodó los ojos casi imperceptiblemente, estaba hartándose de ella.

—Tuvo que posponerse, lo terminaré después.

—¿Y qué hay de Goldie?—Preguntó curiosa.

—V-vendrá un amigo a cuidarlo más tarde, él tiene las llaves.

—Ya nos tenemos que ir, un gusto verla.

La mujer no tuvo tiempo de contestar cuando Harry ya estaba arrastrando a Louis fuera del edificio.

Llegaron rápidamente al auto del rizado y este se encargó de meter las maletas en la parte trasera, ya estaba todo listo para irse cuando el ojiazul comenzó a soltar un par de lágrimas silenciosas.

—Pronto estaremos bien, amor.

Louis realmente quería creer en esas palabras.

—Una vez que cambiemos nuestros nombres podremos ir al lugar que quieras, te ayudaré a conseguir el mejor trabajo de arquitecto y seremos felices otra vez, ¿qué te parece?

Louis no contestó.

—¿Amor? Dime algo...

Tras algunos segundos de silencio, el castaño se sobresaltó por el puño de Harry impactando fuertemente en el volante del automóvil.

—¡Estoy poniendo de mi parte para que esto funcione Louis! Si esta relación se destruye será todo tu culpa.

—Necesito que orilles el auto.

—No.

—Por favor, quiero vomitar.

El ojiverde rodó los ojos e hizo lo indicado, en cuanto el auto se detuvo, Louis abrió la puerta con rapidez para poder vaciar todo el contenido de su estómago. Su garganta comenzaba a doler por todas las veces que lo había hecho. Se sintió aún más enfermo cuando Harry comenzó a frotar su espalda con cariño y depositó un beso en su nuca.

Psycho [L.S.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora